Biden volverá a Washington con las manos vacías
De acuerdo con Stephen Ndegwa, experto en comunicación afincado en Nairobi, Kenya, EE.UU. se está volviendo gradualmente irrelevante, ineficaz e impotente en Oriente Medio. Sus aliados en la región no están leyendo el mismo guion, ya que algunos se dan cuenta de que el antaño temido país está luchando por su propia supervivencia en casa.
De acuerdo con Stephen Ndegwa, experto en comunicación afincado en Nairobi, profesor-académico de la Universidad Internacional de Estados Unidos-África, la incursión del presidente de Estadfos Unidos, Joe Biden, por Medio Oriente está destinada a quedar en nada, ya que el objetivo ha cambiado fundamentalmente o ya no se puede conseguir.
En un artículo publicado en el sitio CGTN.com, Ndegwa subraya que la gira de Biden por Medio Oriente sirrve para reafirmar el poderío de su país en una de las regiones más volátiles del mundo. De hecho, la referida región se está convirtiendo en una enorme mina de oro para la superpotencia. Con la excepción de "Israel", los demás aliados tradicionales, como Arabia Saudí, ya no se rigen por las reglas de juego anteriores.
En su opinión, Biden no necesita reafirmar las lealtades mutuas de Estados Unidos con "Israel". Ambos son como gemelos siameses cuyo destino está entrelazado. Es un caso de "tú me rascas la espalda y yo te rasco la tuya".
Definitivamente, indica, "Israel" es el vigilante de Estados Unidos en la región, y hasta ahora ha sido capaz de mantener a los países árabes bajo control en lo que respecta al equilibrio de poder regional.
Aun así, "Israel" ha evitado verse envuelto en las escapadas internacionales de Estados Unidos. Por ejemplo, el país no se pronuncia sobre los conflictos de Estados Unidos con China y últimamente con Rusia. Para Ndegwa, una de las razones más plausibles para este estado de cosas es el hecho de que Israel también necesita aliados poderosos, no enemigos poderosos, en su búsqueda de la supervivencia en una región mayormente hostil.
Según Ndegwa, en su primera visita a Medio Oriente como presidente de EE.UU., Biden quiere demostrar que su país sigue teniendo el control, sobre todo mostrando sus músculos contra Irán. Este último se ha convertido en una espina en el costado tanto de la superpotencia como de "Israel" con su programa nuclear. A esto se suma el hecho de que Estados Unidos, a principios de esta semana, afirmó que Irán está vendiendo drones armados a Rusia.
"Esto es una bandera roja para el siempre paranoico EE.UU. agravado por el hecho de que se espera que el presidente de Rusia, Vladimir Putin, haga una visita a Teherán la próxima semana para discutir las perspectivas de paz con el presidente turco Recep Tayyip Erdogan", opina el articulista.
La reunión de Erdogan sobre la paz en un país como Irán, y con otra de sus némesis -la de Estados Unidos- es, como mínimo, alarmante para Washington. Además, Putin tratará de profundizar en los lazos económicos con su anfitrión en un momento en que Occidente ha impuesto sanciones a la actividad económica de Rusia.
Para Ndegwa, Arabia Saudí es una parada natural para cualquier viaje de un líder estadounidense a Medio Oriente. El país es un socio estratégico tanto en términos de petróleo como de seguridad. Pero Arabia Saudí tiene cada vez más una mente propia, algo que la hace imprevisible. Uno de los puntos de fricción ha sido el asesinato del periodista exiliado Jamal Khashoggi en 2018 en el consulado saudí en Estambul (Turquía).
Estados Unidos no pudo "castigar" a Arabia Saudí como lo hubiera hecho con otros países o entidades menos favorables. De todos modos, para Estados Unidos, el abuso de los derechos humanos depende de si eres amigo o enemigo. La visita de Biden a Arabia Saudí se está promocionando como un restablecimiento o una vergüenza. Será un híbrido, en el que Estados Unidos se verá obligado a ceder mucho terreno para mantener un mínimo de relaciones cordiales entre ellos. Para complicar aún más las cosas para Estados Unidos, Arabia Saudí e "Israel" no son amigos y sólo se relacionan por su temor a Irán.
Según Ndegwa, la cuestión palestina es también uno de los temas que supondrán un dolor de cabeza para Biden. A riesgo de parecer presuntuoso, probablemente no habrá ningún movimiento hacia un acercamiento entre la Organización para la Liberación de Palestina e "Israel". El estancamiento continuará en el futuro previsible hasta que se produzca un verdadero debate y un acuerdo en la aplicación de los dos Acuerdos de Oslo, cuyo objetivo era lograr un tratado de paz basado en la Resolución 242 y la Resolución 338 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, y en el cumplimiento del "derecho del pueblo palestino a la autodeterminación", respectivamente.
Con estas sombrías predicciones, indica Ndegwa, Biden volverá a Washington con las manos vacías. Al menos, habrá realizado una visita simbólica a una región que gusta de odiar por su combustión. En consecuencia, una dolorosa lección que Biden aprenderá de este viaje es que el mundo ha avanzado y que Estados Unidos está jugando a ponerse al día. La superpotencia se está volviendo gradualmente irrelevante, ineficaz e impotente en Oriente Medio. Sus aliados en la región no están leyendo el mismo guión, ya que algunos se dan cuenta de que el antaño temido país está luchando por su propia supervivencia en casa.