¿EE.UU. está a punto de alcanzar su propia "perestroika"?
La administración de Biden sabe que el sistema social, político y económico en Estados Unidos ya no funciona. ¿Pero puede arreglarse?, pregunta National Interest.
Poco de después de asumir el cargo de secretario general del Partido Comunista de la Unión Soviética en 1985, Mijail Gorbachov reclamó un cambio en el país.
Según el sitio web estadounidense National Interest, el dirigente soviético era partidario de cambios fundamentales al interior de la sociedad en su conjunto. Sin embargo, a pesar de su optimismo, llamada perestroika fracasó. El sistema soviético colpasó porque no tenía la capacidad para un cambio masivo.
Tras esta pincelada histórica, la publicación analizó el reciente discurso del Asesor de Seguridad Nacional de EE.U., Jake Sullivan, quien disertó sobre la importancia de la renovación del liderazgo económico estadounidense.
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A juicio de National Interest, los comentarios indicaron la necesidad de un cambio profundo en el pensamiento estratégico y económico de la nación, de una reforma urgente, luego de décadas de fracasos.
¿Está la administración Biden en camino de aprender la misma dolorosa lección?
Para algunos observadores, el discurso de Sullivan describió el modelo para la doctrina económica internacional de la administración Biden y destacó la equivocación estadounidense en torno a la idea de imponer la integración económica y los valores políticos occidentales al resto de los países.
Según el propio funcionario, la pretendida “unificación” económica no impidieron las presuntas ambiciones militares de China en la región ni la operación rusa en Ucrania.
Para el asesor, los nuevos desafíos de la crisis climática y la desigualdad econónimca cambiaron el panorama e hicieron necesario un nuevo enfoque. La economía al estilo de Sullivan, el aplastamiento de los sindicatos, los recortes de impuestos, la desregulación y la concentración corporativa empeoraron las cosas. El resultado fue una amenaza a la estabilidad en Estados Unidos y el mundo.
Conforme a National Interest, la administración Biden enfrenta tres obstáculos principales para implementar un proceso de reformas.
En primer lugar, el nombre popular de la nueva política económica, el “Nuevo Consenso de Washington”, aparente referencia al antiguo Consenso de Washington orientado al libre mercado, indica no abandonar por completo el modelo actual.
Por tanto, refleja un problema más amplio en los círculos políticos occidentales, dada la incapacidad de articular y justificar una visión futura de la sociedad sin dormirse en los laureles del pasado.
En segundo lugar, la retórica de Washington sobre las relaciones con China no es franca ni sincera, pues desea emprender una reforma dolorosa y necesaria, la cual requiere una retirada limitada del orden mundial unipolar y rechaza la posibilidad de la multipolaridad.
En tercer lugar, no está claro hasta qué punto los múltiples problemas y desafíos económicos de Estados Unidos pueden tratarse de manera realista en esta etapa en el contexto político, social y económico actual del país.
En este sentido, teniendo en cuenta la experiencia soviética de la perestroika, National Interest sugirió a los políticos reconocer los problemas reales, pues la solución de ellos requiere el apoyo de múltiples niveles de la sociedad, quizás no todos preparados para el cambio.
Por tanto, la implementación en este momento de una estrategia industrial de Estados Unidos no será fácil. El país enfrenta divisiones políticas internas, múltiples desafíos externos y una resistencia a cualquier tipo de cambio radical, consideró el medio.
Los formuladores de políticas y los expertos deben abordar esta realidad y sus ramificaciones, o el país corre el riesgo de despertar un día, como la monarquía de Francia, con ciudadanos enojados arrojando piedras, preludio escalofriante de su futuro, concluyó.