Manos extranjeras llevaron la violencia a manifestaciones en Irán, asegura experto
Las protestas pacíficas en Irán contra un aumento en los precios de los combustibles se convirtieron en violentas por el accionar de grupos extranjeros, reveló un artículo de Pepe Escobar que desgrana los acontecimientos en esa nación del Golfo.
Las protestas pacíficas en Irán contra un aumento en los precios de los combustibles se convirtieron en violentas por el accionar de grupos extranjeros, reveló un artículo de Pepe Escobar que desgrana los acontecimientos en esa nación del Golfo.
Bajo el título “¿Qué pasó realmente en Irán?”, el texto de Escobar, reproducido por el sitio digital www.zerohedge.com, pone acento en el carácter abrumadoramente pacífico de las demandas.
Sin embargo, en algunos casos, especialmente en Teherán, Shiraz, Sirjan y Shahriar, un suburbio de Teherán, estas manifestaciones degeneraron rápidamente en disturbios armados, con actos de vandalismo contra bienes públicos, ataques contra la policía e incendio de al menos 700 establecimientos bancarios, un calco de lo que ocurrió en Hong Kong desde junio y que evidencian la intromisión estadounidense.
Según el ministro del Interior de Irán, Abdolreza Rahmani Fazli, unas 200 mil personas participaron en las protestas en todo el país y el aparato de inteligencia iraní precisó que en los disturbios además de los arrestos del caso fueron apresados tres equipos, apoyados por un estado del Golfo, que supuestamente coordinó los ataques contra centros de gobierno y fuerzas de seguridad/policiales, precisó Escobar.
Agregó el periodista, que el Ministerio de Inteligencia dijo que había arrestado a ocho "agentes de la CIA", acusados de ser instrumentales en la incitación a los disturbios.
Asimismo, el comandante en jefe del IRGC, el general de división Hossein Salami, subrayó que los disturbios fueron llevados a cabo por "matones" vinculados a Mujahedin-e Khalq (MKO), apoyada por Estados Unidos, que tiene menos de cero apoyo dentro de Irán, y con la interferencia adicional de Estados Unidos, Israel y Arabia Saudita.
Cuenta Escobar que Salami también enmarcó los disturbios como directamente vinculados a la "presión psicológica" de la implacable campaña de presión máxima de la administración de (Donald) Trump contra Teherán. Conectó directamente las protestas que degeneraron en disturbios en Irán con la interferencia extranjera en las protestas en El Líbano e Irak.
Escobar cita además evidencias del periodista y analista de la región Elijah Magnier, según el cual el clérigo iraquí Moqtada al-Sadr negó su responsabilidad por el incendio del consulado iraní en Najaf, que se incendió tres veces en noviembre durante las protestas en el sur de Irak.
Al respecto, plantea el artículo, Teherán, a través del portavoz del gobierno Ali Rabiei, señaló que según informes disponibles “el ataque al consulado no fue perpetrado por el pueblo iraquí, fue un ataque organizado".
Por otro lado, Escobar apunta que “como era de esperar, la narrativa estadounidense enmarcaba a El Líbano e Irak –donde las protestas fueron abrumadoramente contra la corrupción y la incompetencia de los gobiernos locales, el alto desempleo y los pésimos niveles de vida– como una insurgencia regional contra el poder iraní”.
El artículo de Escobar también refiere la opinión de la analista Sharmine Narwani, quien basada en las últimas encuestas serias en Irán, desacreditó completamente la narrativa estadounidense para desacreditar al gobierno y a los iraníes.
En contra de la aspiración de Washington, el 70% de los iraníes están a favor de la autosuficiencia nacional -que es lo que el Líder Supremo, el ayatollah Khamenei, ha estado enfatizando- en lugar de un mayor comercio exterior.
Las encuestas también revelan, de manera significativa, un apoyo popular masivo a la política exterior y militar de Teherán, especialmente en Siria e Irak. Los líderes más populares en Irán son el legendario comandante de la Fuerza Quds, el general Soleimani (con un 82%), seguido por el ministro de Asuntos Exteriores, Mohammad Javad Zarif (67%) y el jefe del Poder Judicial Ebrahim Raisi (64%).
Para Escobar, la clave es que al menos la mitad y, en algunos temas, dos tercios de la opinión popular iraní apoyan esencialmente al gobierno de Teherán, no tanto en términos económicos como políticos. Como Narwani lo resume, "hasta ahora los iraníes han elegido la seguridad y la estabilidad por encima de la agitación".
Por otra parte, el analista sostiene que Teherán “no se desviará de una estrategia que puede definirse como "contrapresión máxima", en múltiples frentes. Los bancos iraníes han estado aislados de SWIFT por parte de Estados Unidos desde 2018. Por lo tanto, se están intensificando los esfuerzos para vincular el sistema SEPAM de Irán con el PESA ruso y el CIPS chino - sistemas alternativos de pago interbancario”.
Asimismo, en apoyo a esta política, plantea, Irán sigue vendiendo petróleo. Los dos destinos principales son China y Siria. Los volúmenes rondan los 700 mil barriles diarios. Pekín ha ignorado solemnemente todas las amenazas de sanción de Washington con respecto al comercio de petróleo con Irán.
Comenta también Escobar la firmeza de las autoridades iraníes en su enfrentamiento a los planes estadounidenses para ponerlos de rodillas, especialmente en el área económica.
En este escenario, que Washington trata de calentar al máximo, es evidente un fortalecimiento y coordinación de las políticas de Rusia, China e Irán.
Citado por Escobar, el Comandante de la Armada iraní, Contraalmirante Hossein Khanzadi, confirmó que su país realizará ejercicios navales conjuntos con Rusia y China en el Océano Índico a finales de diciembre, lo que confirma la unidad de tres nodos clave de la integración de Eurasia: Rusia, China e Irán.
Khanzadi dijo que "los objetivos estratégicos se han definido a nivel de las administraciones, y de las fuerzas armadas, las cuestiones se han definido en forma de esfuerzos conjuntos" que hacen de Irán "una fuerza internacional y estratégica".
En su análisis, Escobar subraya que, desde el punto de vista geopolítico, esto tiene un impacto mucho más significativo en el cambio de juego. Es posible que Rusia haya realizado ejercicios navales conjuntos con Irán en el Mar Caspio. Pero un ejercicio complejo, incluyendo a China, en el Océano Índico, es una maniobra completamente nueva.
“Ya es tiempo de que la Casa Blanca comience a prestar atención a que Rusia, China e Irán sean bastante activos no sólo en el corazón del país, sino también en toda la región de la cuenca.
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