EE.UU. debe tomar en cuenta daños del clima, advierten economistas
Estados Unidos está subestimando considerablemente el impacto financiero de las emisiones de carbono, advierten expertos.
El premio Nobel Joseph Stiglitz y Lord Nicholas Stern publicaron el lunes un documento en el que censuran al gobierno estadounidense -y a muchos de sus propios colegas en economía- por los métodos utilizados para calcular el coste del cambio climático.
La advertencia de dos influyentes economistas de que los responsables políticos están subestimando los daños inminentes del calentamiento de las temperaturas se produce pocos días antes de que la administración del presidente Joe Biden publique un informe provisional sobre lo que se conoce como "coste social del carbono".
Los cálculos para definir tal afectación permiten a los reguladores ajustar los análisis federales de coste-beneficio para tener en cuenta el daño medioambiental asociado a los combustibles fósiles, captando impactos económicos potencialmente enormes que no se reflejan en los precios de mercado pagados por llenar un depósito de combustible o generar electricidad quemando gas.
Este enfoque permitió al presidente Barack Obama seguir adelante con docenas de regulaciones que tienen en cuenta la contaminación por el uso de la energía, pero el equipo del mandatario Donald Trump prácticamente eliminó el coste social del carbono para revertir las políticas de su antecesor, lo que provocó las críticas de muchos economistas.
El documento de Stiglitz y Stern, presidente del Instituto de Investigación Grantham sobre el Cambio Climático y el Medio Ambiente de la London School of Economics, abarca en 75 páginas diferentes conceptos.
Los autores advierten que Estados Unidos está subestimando considerablemente el impacto financiero de las emisiones de carbono y obstaculizando los esfuerzos del presidente Biden por conducir al país hacia una economía neta cero para 2050.
Si no utiliza un enfoque que esté a la altura de las circunstancias, advierten, Estados Unidos podría incumplir sus objetivos políticos. "Casi con toda seguridad", escriben, si la nueva administración confía en los mismos modelos climático-económicos, "se estaría comprometiendo a no alcanzar los objetivos de París".