Debate en EE.UU. sobre retirada en Afganistán
La decisión se perfila como una de las más críticas de la joven presidencia de Joe Biden.
Las agencias de inteligencia de Estados Unidos informaron al gobierno de Joe Biden que, si las tropas se van antes de un acuerdo de reparto de poder entre el Talibán y el gobierno afgano, el país podría pasar a casi total control de los irregulares, dentro de dos o tres años, vaticina The New York Times.
Tales acciones podrían abrir la puerta para que Al Qaeda reconstruya su fuerza dentro de la nación asiática, temen funcionarios estadounidenses.
La evaluación clasificada, preparada por primera vez el año pasado para el gobierno de Donald Trump, pero no divulgada, es la última de una serie de sombrías predicciones sobre el futuro de Afganistán que los analistas de inteligencia han entregado a lo largo de dos décadas de guerra.
Si bien Trump presionó para que se retiraran todas las fuerzas incluso antes de que los términos del acuerdo de paz lo requirieran, Biden ha sido más cauteloso y dijo el jueves que no ve el 1 de mayo como una fecha límite que debe cumplir, aunque expresó que “no podía imaginarse” a las tropas en el país el próximo año.
La decisión se perfila como una de las más críticas de la joven presidencia de Biden.
Mientras era vicepresidente, defendió durante mucho tiempo una presencia mínima en Afganistán, pero se ha dicho que en privado describió como inquietante la posibilidad de permitir que el país caiga en el colapso.
Algunos altos funcionarios del equipo de Biden son escépticos ante cualquier predicción de inteligencia de un resurgimiento de una Al Qaeda debilitada o del Estado Islámico.
Los comandantes del Talibán se oponen al Estado Islámico en Afganistán, y Al Qaeda, que tiene poca presencia en esa nación, podría reagruparse en cualquier número de otras regiones sin ley en todo el mundo.
La advertencia de la inteligencia norteamericana también dejó sin respuesta la pregunta de si Afganistán realmente podría prosperar si las tropas estadounidenses permanecen indefinidamente.
Su presencia probablemente evitaría un colapso de las propias fuerzas de seguridad de la nación y permitiría al gobierno de Kabul, la capital afgana, retener el control de sus principales ciudades, pero es probable que los talibanes sigan expandiendo gradualmente su poder en otras partes, incluida la limitación de los derechos de la mujer.
Un portavoz de los talibanes dijo que el grupo estaba comprometido con el acuerdo de paz del año pasado "y quiere que la parte estadounidense también se mantenga firmemente comprometida".
Si las tropas no se retiran antes del 1 de mayo, informó el vocero, los talibanes "continuarán su jihad y su lucha armada contra las fuerzas extranjeras".
Los funcionarios de Biden insistieron en que no se había tomado una decisión final.
Sin embargo, con la fecha límite que se avecina, los funcionarios de la administración están compitiendo para influir en Biden y sus principales funcionarios de seguridad nacional.
Si bien el secretario norteamericano de Defensa, Lloyd J. Austin III, no reveló hasta ahora cuál curso de acción prefiere, algunos funcionarios del Pentágono creen que las fuerzas estadounidenses debían quedarse más tiempo para evitar se cumplan los pronósticos de la inteligencia sobre una toma de control por los talibanes.
Algunos comandantes militares y funcionarios argumentan que se condenará la misión al fracaso cuando se retiren las aproximadamente tres mil 500 tropas estadounidenses que quedan, ya sea el 1 de mayo o al final del año, pues la única forma de preservar los logros en Afganistán, dijeron, es mantener presencia estadounidense el tiempo suficiente para forzar un acuerdo duradero entre irregulares y Kabul.
Esos funcionarios anticipan que un retiro este año conducirá a la caída del actual gobierno, una fuerte erosión de los derechos de las mujeres y el regreso de grupos terroristas internacionales.
Una carrera hacia la salida, dijeron algunos funcionarios, solo arrastrará a Estados Unidos de regreso a Afganistán poco después de irse, como fue el caso de Iraq en 2014, tres años después de que el presidente Barack Obama ordenó la retirada de las tropas.
El representante Adam Smith, demócrata del estado de Washington y presidente del Comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes, dijo: "no estamos en la década de 1990, cuando Al Qaeda instaló campamentos, tenían a los talibanes y nadie les prestaba atención".
Smith dijo que mantener tropas estadounidenses en Afganistán en realidad aumentaba el riesgo para los estadounidenses allí, incurría en mayores costos financieros y ofrece elementos de propaganda y de herramienta de reclutamiento a los enemigos de Estados Unidos.