Beirut amanece con restos de protestas callejeras
El anochecer beirutí estuvo lleno de llamas y humo que los manifestantes causaron con la quema de neumáticos y otros objetos en arterias clave.
Bomberos y equipos de limpieza recogieron este viernes los restos de protestas callejeras que la víspera obstaculizaron algunas de las principales avenidas de la capital libanesa.
El anochecer beirutí estuvo lleno de llamas y humo que los manifestantes causaron con la quema de neumáticos y otros objetos en arterias clave.
Era imposible transitar por uno de los puntos de mayor tráfico, el puente del anillo, que enlaza el oeste y el este de Beirut.
Tampoco eran transitables algunas vías que conducen al aeropuerto internacional Rafik Hariri por los obstáculos colocados en demanda de mejores condiciones socio-económicas.
Uno de los manifestantes, Jamal Machnouck, dijo a Prensa Latina que la peor crisis financiera y económica de este país en décadas aplasta a los ciudadanos de a pie.
Machnouck, empleado de una empresa constructora, apuntó que desde hace meses hay un paro en las obras y, aunque recibe apoyo, resulta insuficiente para cubrir gastos básicos.
La depreciación de más de 100 por ciento de la moneda nacional respecto al dólar estadounidense provocó un alza de los precios inalcanzables para 90 de cada 100 libaneses, cuyos salarios son los mismos de hace dos años cuando estalló la crisis.
Cifras difundidas por el Banco Mundial dan cuenta que más de 60 por ciento de los residentes en este país cayeron por debajo del umbral de la pobreza, estimado en 3,64 dólares diarios.
Un estudio de la Universidad Americana de Beirut precisa que la canasta de una familia libanesa cuesta ahora cinco veces el sueldo mínimo.
Si a finales de 2019, ese salario era de 675 mil libras libanesas, unos 450 dólares, hoy día con la devaluación apenas llega a 30.
Hay esperanzas cifradas en consultas parlamentarias previstas para el lunes durante las cuales puede surgir un sustituto del renunciante primer ministro designado Saad Hariri.
Sobre el escogido recaerá la responsabilidad de nominar un gobierno que aplique reformas para allanar ayuda prometida por la comunidad internacional, pero condicionada a la instalación de un ejecutivo libanés transparente y honesto.