Promesas y realidades de la Cumbre climática
Esta semana, en la COP26, más de 70 países, encabezados por la Unión Europea y Estados Unidos, anunciaron formalmente su compromiso con la Promesa Global de Metano. También reducir las emisiones de ese gas en un 30 por ciento para 2030, destacó un informe de la revista estadounidense The Nation.
Esta semana, en la COP26, más de 70 países, encabezados por la Unión Europea y Estados Unidos, anunciaron formalmente su compromiso con la Promesa Global de Metano. También reducir las emisiones de ese gas en un 30 por ciento para 2030, destacó un informe de la revista estadounidense The Nation.
¿Qué es el metano?
Gas incoloro, inodoro y muy inflamable, más ligero que el aire, que en la naturaleza se produce por la descomposición de la materia orgánica, especialmente en los pantanos, y se desprende del gas del petróleo, del gas de las turberas, del grisú de las minas de carbón, etc.; se emplea como combustible y para producir cloruro de hidrógeno, amoníaco, acetileno y formaldehído.
Algunos de los mayores emisores de metano del mundo -China, Rusia y Australia- no firmaron, y el G20 no se comprometió con el acuerdo esta semana. Sin embargo, los activistas afirman que el compromiso mundial es importante, indicó la prestigiosa publicación.
Mientras, otros señalan que del compromiso a la realidad va un gran trecho y no hay nada claro sobre si se cumplirá la promesa de los países más desarrollados de aportar cien mil millones de dólares en ayuda a los menos pudientes para enfrentar los efectos, casi irreversibles, del cambio climático.
"El poder de esto es que, por primera vez, los líderes de los países van a decir: 'Nos comprometemos a reducir las emisiones de metano a muy corto plazo'", dijo Jonathan Banks, director internacional de Clean Air Task Force.
Banks añadió que el compromiso global desbloqueará la financiación del sector no lucrativo y, de hecho, las organizaciones filantrópicas ya se han comprometido a dar 200 millones de dólares a los gobiernos para ayudar a los países a reducir sus emisiones de metano.
Sharon Wilson, defensora de campo y especialista en imágenes ópticas de EarthWorks, es menos optimista, pero sigue siendo positiva con respecto al compromiso. "Creo que el compromiso es importante, porque atrae la atención mundial hacia un problema global".
Pero Wilson subraya que "un compromiso no es más que palabras sobre el papel". Lograr reducciones reales de metano será mucho más complicado.
El metano es un potente gas de efecto invernadero, con un poder de calentamiento más de 80 veces superior al del CO2. También es mucho más efímero, lo que significa que si se aborda rápidamente podría retrasarse el calentamiento, idealmente el tiempo suficiente para controlar las emisiones de CO2. El metano es responsable del 25 por ciento del calentamiento de la última década, apuntó el informe de The Nation.
Según un informe reciente de la ONU, si las emisiones de metano causadas por el hombre se redujeran en un 45 por ciento para 2030, podría evitarse el calentamiento de medio grado (0,3 grados Celsius) para mediados de siglo.
Al respecto, la Evaluación Mundial del Metano, publicada en mayo de 2021, concluyó que si se reducen las emisiones de metano en un 45 por ciento en esta década se podría mantener el calentamiento global en 1,5 grados para finales de siglo, el objetivo del Acuerdo de París.
Esa cifra también incluye la agricultura animal, que representa el 32 por ciento de las emisiones de metano de origen humano. El Compromiso Mundial sobre el Metano abarca todos los sectores, pero la atención se ha centrado principalmente en la industria de los combustibles fósiles.
La jefa del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, Inger Andresen, se apresuró a señalar que las reducciones de metano no son una tarjeta de "salida de la cárcel" en materia de clima.
No será fácil conseguir que el Compromiso Mundial sobre el Metano sea algo más que palabras sobre el papel, puntualizó el artículo de The Nation suscrito por Amy Westervelt.
En primer lugar, la falta de requisitos o políticas específicas y, al igual que todos los demás compromisos de la Conferencia de las Partes de las últimas décadas, el compromiso carece de cualquier tipo de mecanismo de aplicación, o sea, no hay nada que obligue a su cumplimiento.
La industria del petróleo y el gas lleva años haciendo promesas similares. Y afirma que está cumpliendo sus promesas de reducir las emisiones de metano. Al escuchar al presidente del Instituto Americano del Petróleo, Mike Sommers, en la audiencia de desinformación sobre el clima celebrada la semana pasada en la Cámara de Representantes de Estados Unidos, se podría pensar que el API dedica la mayor parte de su tiempo a abordar las emisiones de metano en lugar de hacer presión contra la regulación, aclaró The Nation.
Pero el hecho es que la industria autodeclara las emisiones de metano, y lo hace basándose en una fórmula que permite la infradeclaración a escala masiva, puntualizó.
En concreto, en Glasgow, Escocia, hay muchas promesas de las elites mundiales, ahora falta por ver las concreciones de las promesas.