Nuevo proyecto de democracia para Turquía, sin turcos
Este recién creado grupo de defensa política dispuesto a promover la democracia en Turquía tiene la característica sorprendente de carecer de miembros turcos en su junta directiva, apunta The Intercept.
En un comunicado de prensa, el autodenominado Proyecto de Democracia Turca anunció su compromiso de alentar al país de los antiguos otomanos a adoptar políticas más democráticas.
De la lista inicial quedaron eliminados del consejo asesor del grupo los dos únicos turcos del proyecto, el ex político Aykan Erdemir y el académico Suleyman Ozeren.
Pese a no haber turcos, el proyecto cuenta con una lista repleta de ex funcionarios públicos y diplomáticos de Estados Unidos con estrechos vínculos con “Israel” y los estados del Golfo Pérsico, incluido el ex funcionario de contraterrorismo del gobierno de George W. Bush, Frances Townsend, el ex senador de EE. UU. Joseph Lieberman y el famoso y agresivo asesor de seguridad nacional del ex presidente Donald Trump, John Bolton. "Es hora de hacer sonar la alarma sobre Turquía", dijo Bolton, mejor conocido por su defensa en la confrontación de Estados Unidos con Irán.
Bajo su gobernante Partido AK, de mano dura, la presunta democracia de Turquía enfrentó serios reveses en los últimos años, pero no está claro qué hace en específico el Proyecto de Democracia Turca.
La organización tiene vínculos con una red de grupos de dinero oscuro bien financiados que promueven posiciones de política exterior de Estados Unidos en el Medio Oriente que coinciden con los intereses de seguridad de sauditas, emiratíes e israelíes.
En el centro de todo está Mark Wallace, un ex embajador ante la ONU durante el mandato de George W. Bush.
Wallace encabeza el Proyecto de Democracia Turca, la organización Unidos Contra el Irán Nuclear, o UANI; el grupo de defensa antiterrorista Counter Extremism Project, o CEP; e incluso una organización sin fines de lucro basada en el arte centrada en los derechos humanos en Irán llamada PaykanArtCar.
Ocho de los 11 miembros de la junta directiva y asesora del Proyecto de Democracia Turca ocupan puestos en UANI, CEP o ambos.
El Proyecto de Democracia Turca hasta ahora eludió entregar información sobre sus finanzas, pero las organizaciones estrechamente vinculadas UANI y CEP caen bajo una organización general conocida como Counter Extremism Project United que recaudó más de cien millones de dólares de 2009 a 2019, según una revisión de las declaraciones de impuestos, lo que la convierte en una de las redes de presión de política exterior de Estados Unidos de dinero oscuro más grandes en funcionamiento en la actualidad.
En el sitio de noticias corporativas y gubernamentales Intelligence Online sobre la creación del Proyecto de Democracia Turca, publicaron los amplios vínculos de Wallace con Thomas Kaplan, un inversionista multimillonario conocido por ser un financiador y partidario vocal de los grupos antiIrán.
El artículo de Intelligence Online también se refirió a los amplios vínculos de Kaplan con la realeza del golfo Pérsico y, en particular, de lazos comerciales con Emiratos Árabes Unidos.
Los esfuerzos para examinar las finanzas detrás de la red de grupos de presión de política exterior vinculados a Kaplan han encontrado un obstáculo inusual: el gobierno de Estados Unidos, aunque el Gobierno norteamericano anuló una demanda de 2013 contra Kaplan y UANI en tal sentido.
Si CEP y UANI reciben financiamiento extranjero, sus actividades pueden requerir el registro bajo la Ley de Registro de Agentes Extranjeros, o FARA, una legislación que obliga a registrarse dentro Estados Unidos para realizar actividades políticas.
Ninguno de esos grupos se ha registrado bajo FARA, aunque no hay evidencia sólida alguna de financiación extranjera.
“Todos esos grupos se involucran en actividades que calificarían bajo la definición de actividades políticas de FARA”, dijo Ben Freeman, director de la Iniciativa de Transparencia de la Influencia Extranjera en el Centro de Política Internacional, sobre UANI, CEP y el Proyecto de Democracia Turca.
"Tienen objetivos muy explícitos relacionados con la política exterior de Estados Unidos, y están tratando de influir activamente en sectores del público, y en algunos casos, los propios responsables de la formulación de políticas, hacia estos objetivos políticos. Pueden hacer todo ese trabajo trabajo si es ciudadano estadounidense y recibe fondos de ciudadanos estadounidenses, pero FARA entra en juego si recibe fondos o toma medidas a instancias de un gobierno o entidad extranjera”, agregó Freeman.