Alemania deniega apoyo al bloqueo a suministros energéticos rusos
De acuerdo con declaraciones del canciller alemán, actualmente no hay otra forma de asegurar el suministro de Europa con energía para generar calor, para la movilidad, para el suministro eléctrico y para la industria.
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Alemania deniega apoyo al bloqueo a suministros energéticos rusos.
El representante oficial del Gobierno alemán, Stefen Hebestreit, negó ayer lunes el apoyo a la introducción de un bloqueo a los suministros energéticos rusos. Según fuentes oficiales, ese país importa desde Rusia el 55 % de su gas y el 42 % de su petróleo y carbón.
Hebestreit declaró que una interrupción inmediata ocasionará serios problemas para al país. El boicot traería consecuencias económicas significativas para Alemania y, en particular, una pérdida importante de puestos de trabajo, dijo el funcionario.
De acuerdo con Hebestreit, el Gobierno alemán considera que el logro de una tregua inmediata es el objetivo principal en los esfuerzos para resolver la situación en Ucrania. “La máxima prioridad en este momento es llegar a una tregua para que las muertes se detengan”, afirmó.
Varios países occidentales activaron sanciones contra Moscú después de que reconociera a las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk e iniciara una operación militar especial en Ucrania con el fin de atender la solicitud de ayuda de estas frente a la agresión de Kiev.
El pasado 14 de marzo, refiriéndose a un posible boicot energético, el ministro de Economía y Energía, Robert Habeck, consideró que “si accionamos un interruptor inmediatamente, habrá escasez de suministro, incluso paradas de suministro en Alemania”.
El político del Partido Verde predijo “desempleo masivo, pobreza, gente que no puede calentar sus casas, gente que se queda sin gasolina” si su país deja de utilizar el petróleo y el gas rusos.
Desde el inicio de la guerra en Ucrania, el canciller alemán, Olaf Scholz, ha dado un giro de 180 grados en su política exterior, consintiendo el suministro de armas letales a Ucrania, apoyando la exclusión de Rusia del sistema de pagos Swift y congelando el gasoducto Nord Stream 2 bajo el mar Báltico, ya finalizado pero aún no operativo.
Sin embargo, ha sido moderado en el tema del suministro ruso de energía. “Actualmente no hay otra forma de asegurar a Europa con energía para generar calor, para la movilidad, para dar electricidad y para la industria”, dijo a inicios de marzo.
Alertan sobre efecto climático negativo por plan de EE.UU. de llevar más gas natural a Europa
La decisión de la Unión Europea de incrementar la importación de gas natural licuado de EE.UU., en un intento por alejarse de los hidrocarburos rusos, podría significar una “catástrofe” para la crisis climática, advierten grupos ambientalistas citados por The Guardian.
La semana pasada, Bruselas y Washington llegaron a un acuerdo mediante el cual en 2022 el país norteamericano proporcionará 15 mil millones de metros cúbicos adicionales de gas a la UE.
Esto representa alrededor de una décima parte del gas que el bloque comunitario obtiene actualmente de Rusia, que suministra el 40 por ciento del total de hidrocarburo que consume la región. Pero la importación de gas estadounidense aumentará aún más, puesto que la Unión Europea planea recibir hasta 50 000 millones de metros cúbicos anuales de EE.UU. y otros países productores.
Los grupos ambientalistas han reaccionado con alarma, argumentando que la decisión podría sentar las bases para un largo periodo de mayor uso de gas, cuando el mundo debería estar tomando medidas para eliminar gradualmente los combustibles fósiles con el fin de evitar un “cambio climático catastrófico”.
“Deberíamos hacer una transición rápida hacia una energía limpia asequible, sin duplicar los combustibles fósiles”, dijo la directora de campañas energéticas en la organización estadounidense Sierra Club, Kelly Sheehan.
“Reducir la dependencia de los combustibles fósiles es la única forma de dejar de ser vulnerable a los caprichos de las industrias codiciosas y la geopolítica”, agregó.
Según The Guardian, en los últimos años EE.UU. se ha convertido en un importante exportador de energía, con la tecnología del fracking ayudando a aprovechar sus enormes reservas de gas. Tras ser congelado, el gas natural licuado se puede cargar en barcos y exportar a todo el mundo. El país norteamericano ya está operando casi a su máxima capacidad de producción del hidrocarburo.
En este contexto, ya se han entregado permisos federales para la construcción de 16 terminales de gas natural licuado a lo largo de la costa del Golfo de México estadounidense. El acuerdo con la UE podría acelerar la realización de esos proyectos.
“Permitir la expansión de nuevas instalaciones y ampliar las capacidades de exportación de gas afianzará la dependencia de combustibles fósiles volátiles y riesgosos durante décadas, lo que significaría un desastre para nuestro clima y las comunidades de la costa del Golfo de México, que ya están sobrecargadas”, dijo Sheehan.
El presidente estadounidense Joe Biden ha insistido en que el plan no comprometerá sus objetivos de contribuir a detener el calentamiento global, alegando que el conflicto ucraniano servirá como un “catalizador” hacia las energías renovables.
En el 2021, la Agencia Internacional de la Energía indicó que para limitar el calentamiento global en 1,5 °C es necesario evitar la construcción de nuevas infraestructuras para combustibles fósiles.
De acuerdo con la comunidad científica, un incremento de la temperatura por encima de dicho nivel aumentará drásticamente los riesgos de olas de calor, inundaciones, sequías e incendios forestales, así como el desplazamiento de personas.