Sabores de Siria: Recetas para narrar una historia de resistencia
Algunos platos —kibbeh, mujaddara y kousa mahshi— revelan por qué esta tradición culinaria ha conquistado el mundo sin perder su esencia
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Sabores de Siria: Recetas para narrar una historia de resistencia
Algunos quedan asombrados por el chisporroteo de las parrillas al asar pinchos gigantes de shawarma; otros, por el aceite crepitante alrededor de una crujiente albóndiga de kibbeh —un emblemático platillo de carne molida y trigo bulgur.
La comida siria se ha extendido por el mundo a la labor de chefs y familias, quienes han encontrado en el arte culinario no solo un sustento, sino una forma de llevar su país a dondequiera que vayan.
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Desde París hasta Addis Abeba, hay muchas maneras de redescubrir los sabores de Siria. Y degustar el kibbeh, considerado el plato nacional, es una de ellas. Esta exquisitez, elaborada con carne, es símbolo de hospitalidad, tradición y unidad.
Kibbeh
La preparación de este alimento exige paciencia: una capa exterior de bulgur remojado, cebolla y carne molida (cordero o res) se amasa hasta lograr una textura maleable, mientras el relleno —carne especiada con canela y pimienta de Jamaica— aporta calidez y profundidad.
El kibbeh tradicional se prepara con carne magra (de cordero o res), trigo bulgur, cebolla, comino, cilantro, sal y pimienta.
Su distintivo está en la capa exterior: una mezcla de bulgur remojado, cebolla picada y carne finamente molida, trabajada hasta lograr una textura maleable.
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Kibbeh Foto: Commons.
Mujaddara
En contraste, la mujaddara —un pilaf de lentejas, bulgur y cebollas caramelizadas— demuestra que la grandeza culinaria también reside en la simplicidad.
Nutritiva y versátil, se sirve con yogur o una ensalada fresca de tomate, pepino y menta (salata bistanieh).
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Su secreto está en la lentitud: las cebollas se doran por casi una hora hasta convertirse en hilos dulces y crujientes, mientras las lentejas y el bulgur absorben el aceite perfumado.
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Mujaddara
Kousa mahshi
Pero si hay un plato que encapsula la elegancia de la cocina siria, es el kousa mahshi. Calabacines vaciados y rellenos de una mezcla de carne, arroz y hierbas frescas (menta, perejil), cocidos en una salsa de tomate y limón hasta alcanzar una textura melosa.
Su sabor es fresco y reconfortante, con notas herbales y un toque ácido que realza la suavidad del calabacín.
En los restaurantes sirios, entre el bullicio de comensales y el ir y venir de cocineros que saludan, estas creaciones culinarias trascienden su función alimenticia. Son memoria, resistencia y actos de amor.
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Sabores de Siria: Recetas para narrar una historia de resistencia