El ajedrez reaviva el patrimonio de Siria
Una nueva creación no solo enriqueció el patrimonio sirio, sino también fusionó el legado de las distintas civilizaciones florecidas en esta tierra milenaria.
El ajedrez, un juego de tradición ancestral, cobró nueva vida en manos del artesano de Siria Adnan Tanbakji, tras introducir una notable innovación: ¡partidas para tres personas!
La creación no solo enriqueció el patrimonio sirio, sino también fusionó el legado de las distintas civilizaciones florecidas en esta tierra milenaria.
Adnan, heredero de la destreza de su abuelo Abdullah Tanbakji en el oficio de la calderería, elevó su labor cotidiana a un nivel de pasión.
Con talento y habilidades, respaldado por un equipo de 14 personas en perfecta armonía, inmortalizó la historia de Siria para las generaciones venideras.
En sus propias palabras, durante un diálogo compartido, Adnan expresó: “Muchos desconocen o malinterpretan la historia de Siria. A través del ajedrez, jugamos y enseñamos historia de una manera más amena”.
¿Dónde comenzó todo?
El origen del ajedrez es aún un enigma. Según la leyenda, este intrigante entretenimiento nació en Asia con el nombre de chaturanga, y luego llegó a Rusia, Persia y Europa.
La innovación de Adnan incluyó la introducción de motivos florales y geométricos, así como la capacidad de jugar con más de dos personas.
Sheikh kar Adnan Tanbakji
Adnan enriqueció el aspecto visual al añadir una paleta de doce colores al clásico cobre tradicional, entre ellas de platino, bronce, plata, oro y cobre rojo.
Su inspiración surgió de festivales en los cuales participó y del creciente interés del público en este deporte.
Con su maestría en el trabajo de metales, incorporó motivos damasquinos y símbolos exclusivos de su país, y creó un ajedrez especial con la flexibilidad de permitir partidas tanto para dos como para tres jugadores.
Trabajo minucioso y un resultado atractivo
El artesano comienza con el diseño de una mesa hexagonal, elaborada con metal, madera o mármol, materiales distintivos de Siria, decorada con motivos geométricos y botánicos que evocan el patrimonio local.
Las piezas representan figuras prominentes como el gran sultán Saladino, la reina Zenobia de Palmira, el elefante sirio de marfil, el caballo árabe y la icónica ciudadela de Damasco.
Mientras, en la representación de los soldados figura el sultán Ibrahim Attar, distinguido por su bravura y virilidad.
Un vistazo a su taller revela conjuntos de tres tableros ya vendidos, acompañados de sillas de cobre elegantemente vestidas con hilos de seda del tradicional brocado damasceno.
Este es un ejemplo más de un producto completamente sirio, que muestra la dedicación y herencia de Adnan.
Además, inspiró a llevar su creación a todos los rincones del mundo: “Mi mensaje es único. Es un homenaje al amor, la gloria y el orgullo por nuestros ancestros y civilización. Este legado es algo que deseo transmitir a mis hijos, para fomentar el aprecio por nuestra riqueza patrimonial”.
Con el derecho de autor adquirido, la identidad y el legado del ajedrez sirio están protegidos, permitiéndole viajar con seguridad por el mundo entero.