Llegan a remos a las inmediaciones del mar: algunos intentan olvidar el fuego en tierra; otros temen por las bombas cercanas y piden deseos para alimentar a sus familias. 

Desde hace décadas, los pescadores de la Franja de Gaza viven bajo el acecho de la vigilancia militar de “Israel”, pero tras el genocidio de los últimos meses no recorren más allá de 100 metros de la costa.

Guardan en su memoria los días y las noches de alerta y los gritos de los niños en las ciudades sin alimentos.

Sus condiciones de trabajo son terribles, expuestos a los ataques sionistas. Trabajan en parejas, sin utilizar motores, mientras uno impulsa la embarcación, el otro arroja las redes manuales.

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Hace unas semanas, el ejército de "Tel Aviv" provocó la muerte de un hombre de la familia Masaraei cuando navegaba en un sencillo barco. 

De acuerdo con un informe respaldado por las autoridades levantinas, alrededor de 800 mil ciudadanos están en riesgo de morir debido a la continua política de “Tel Aviv” de limitar la entrada de comida. 

En total, cerca de 335 mil niños menores de cinco años corren el riesgo de sufrir desnutrición grave o inanición, según la Organización No Gubernamental Save the Children.

Antes de la imposición de restricciones tras el estallido de la Intifada en el año 2000, los pescadores capturaban más de cuatro mil toneladas al año en el enclave. 

Sin embargo, las cantidades atrapadas durante los primeros meses de 2023 ascendieron a solo dos mil ochocientas toneladas.