Más del 60% de los estadounidenses se opone a la invasión en Venezuela
Los datos, que muestran un escepticismo profundo hacia las acciones bélicas en el extranjero, contrastan violentamente con la retórica agresiva de sectores de la élite política.
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Más del 60% de los estadounidenses se opone a la invasión en Venezuela
En un momento de máxima alerta en el Caribe, con buques de guerra estadounidenses desplegados cerca de las costas venezolanas, una nueva encuesta de YouGov revela una verdad incómoda: la abrumadora mayoría del pueblo estadounidense se opone a una intervención militar contra Venezuela.
Los datos, que muestran un escepticismo profundo hacia las acciones bélicas en el extranjero, contrastan violentamente con la retórica agresiva de sectores de la élite política. Sputnik conversó con Leonardo Flores, cofundador de la Red de Solidaridad con Venezuela de Norteamérica, para analizar las implicaciones de este sondeo y las dinámicas de poder que podrían llevar a una nación a una guerra que no desea.
La encuesta, realizada del 5 al 8 de septiembre de 2025 a mil 114 ciudadanos adultos y con un margen de error de aproximadamente el 4%, muestra que el 62% de los estadounidenses se opondría a que su país invadiera Venezuela, una postura mayoritaria que se repite entre demócratas (74%), independientes (63%) y en casi la mitad de los republicanos (48%).
Incluso la idea de una acción militar limitada para derrocar específicamente al presidente Nicolás Maduro genera más oposición (53%) que apoyo (18%).
"La opinión pública en EEUU nunca ha sido suficiente para detener o prevenir una guerra", advierte Flores.
No obstante, el experto matiza que el contexto actual es peculiar: "Lo interesante en el caso actual es que no es solo la opinión pública, sino que hay actores dentro ambos partidos (es decir, demócratas y republicanos) que rechazan una opción militar. De hecho, hasta en el propio movimiento MAGA [Make America Great Again] del presidente [Donald] Trump, hay quienes prefieren la vía pacífica, como por ejemplo el enviado especial de Trump para Venezuela, Richard Grenell".
Esta postura parece alinearse con las recientes declaraciones del presidente Maduro, quien durante una rueda de prensa expresó su convicción de que una mayoría de estadounidenses está en desacuerdo con las políticas belicistas de sus élites. El jefe de Estado venezolano hizo votos para que ese pueblo se movilice y logre frenar cualquier intento de agresión contra Venezuela.
La brecha entre la élite y el pueblo
Los datos de YouGov exponen que mientras la ciudadanía manifiesta su rechazo, think tanks, figuras de la oposición venezolana radical y algunos congresistas continúan presionando por una línea dura.
Para el analista, esto se debe a un factor estructural: "El factor principal en explicar la brecha entre la opinión ciudadana y las políticas empleadas por la élite es que EEUU no es una democracia, es una oligarquía con rasgos democráticos".
El analista identifica actores concretos detrás de la narrativa intervencionista, "entre los cuales se encuentran el sector radical de la diáspora cubano-estadounidense. El poder de este sector no se debe subestimar. El despliegue naval al Caribe y las amenazas a Venezuela se deben a la presión que han podido ejercer sobre el presidente Trump".
Añade que este lobby demostró su poder cuando "varios congresistas cubano-estadounidenses se negaron a votar por el proyecto presupuestario de Trump si no había una política más dura contra Venezuela". Junto a ellos, señala a "los halcones tradicionales y ciertas empresas petroleras como Exxon-Mobil" como otros motores de la agenda de confrontación.
Estrategias para vender una guerra que no quieren
El profesor John Mearsheimer y otros analistas han teorizado sobre el "lobby de la guerra" y los mecanismos para fabricar consenso. El especialista comenta cómo se ha intentado aplicar este "playbook" contra Venezuela, con un éxito, hasta ahora, limitado.
"Una de las cosas interesantes del momento actual es que los halcones tienen años intentando cambiar la opinión pública para vender una guerra en Venezuela y no han podido", destaca.
"Han ligado a Venezuela con los supuestos enemigos de EEUU: Hizbullah, Hamas, Irán, Siria, Rusia y China, entre otros. Han hablado de crisis humanitaria (sobre todo en el 2017 y 2019). Han caracterizado a los migrantes venezolanos como delincuentes peligrosos y ahora utilizan el lenguaje del terrorismo, o narcoterrorismo en este caso, para intentar generar miedo", dijo.
Sin embargo, advierte que esta resistencia pública no garantiza la paz: "Cualquier accidente, bandera falsa o enfrentamiento entre las tropas gringas [estadounidenses] y las venezolanas será utilizada para alentar un fervor 'patriótico' dentro de la población estadounidense. En ese caso, es posible que la opinión pública cambie".
Un ecosistema informativo dividido
En la batalla por las narrativas, el rol de los medios es crucial. Frente a un ecosistema mediático polarizado, el experto cuestiona el papel de los grandes conglomerados de comunicación.
"No creo que el ecosistema mediático actual sea un muro de contención. Primero, porque existe una brecha importante entre lo que publican los grandes medios y lo que uno puede conseguir en las redes", analiza.
Pone como ejemplo el contraste en la cobertura del conflicto en Gaza: "Hace poco una comisión de la ONU caracterizó la guerra en Gaza como un genocidio. Esta noticia fue casi ignorada en los grandes medios, mientras que en las redes fue la gran noticia del día".
Acciones concretas más allá de las encuestas
La encuesta de YouGov refleja una opinión mayoritariamente pacifista, pero la historia muestra que la protesta masiva es necesaria para presionar al poder.
"A corto plazo hay poco que el pueblo organizado en EEUU pueda hacer para prevenir una intervención militar más allá de apoyar a los congresistas que se han declarado en contra de la misma", señala.
Utiliza el ejemplo de las protestas por Palestina: "A pesar de esto, la política estadounidense no ha cambiado—de hecho, el congreso y el presidente han aprobado más y más armas para el estado genocida de Israel".
Su conclusión es que la protesta pública masiva se vuelve un factor determinante una vez que el conflicto escala, no antes: "Si se desencadena un conflicto bélico de gran escala, allí la protesta pública masiva pudiese influir, tal y como sucedió en el caso de la guerra imperialista contra Vietnam".