Turquía bombardea posiciones de grupo mercenario en Siria
La ofensiva ocurrió un día después de un atentado en Ankara contra la sede de la industria aeroespacial, en el cual cuatro personas murieron y 14 resultaron heridas.
Turquía lanzó una serie de ataques aéreos y terrestres contra más de 30 posiciones de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), subordinadas a Estados Unidos, en diversas ciudades y zonas rurales del norte de la nación levantina.
Las ciudades afectadas incluyeron Qamishli, Al-Malikiya, Rmeilan, Al-Qahtaniya y Amuda en la provincia de Hasakeh; así como Kobani, Manbij y Tell Rifaat en Alepo, y Ain Issa en Raqqa.
El fuego fue concentrado en infraestructuras estratégicas como pozos de petróleo, silos de grano y sedes de las FDS y las de sus fuerzas de seguridad Asayish, y resultó en importantes pérdidas humanas y materiales.
Según fuentes médicas, al menos 12 personas murieron y más de 20 resultaron heridas, muchas de ellas en estado grave, tras un ataque en las cercanías de un hospital en Qamishli.
Además, varias instalaciones de gas quedaron fuera de servicio, así como las plantas de energía de Suwaydiyah y Amuda.
En total, registraron 14 bombardeos en las ciudades de Qamishli y Kobane, incluido la base militar en Karachok, en la región de Al-Malikiya, con bajas reportadas.
De acuerdo con observadores, Turquía persiguió con esta escalada probar la respuesta regional e internacional ante una posible operación terrestre a gran escala.
La ofensiva ocurrió un día después de un atentado en Ankara contra la sede de la industria aeroespacial, en el cual cuatro personas murieron y 14 resultaron heridas.
El gobierno turco acusó directamente al Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK) y a las FDS de perpetrar el ataque.
A su vez, el Ministerio de Defensa afirmó haber destruido 32 posiciones "terroristas" en el norte de Irak y Siria como parte de una operación para neutralizar a los grupos extremistas y lo describió como un acto de defensa propia.
Turquía ataca de manera recurrente cuarteles y vehículos pertenecientes a las FDS en las ciudades y localidades del norte de Siria bajo su control, y las acusa de ser el brazo del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) en Siria.
Por su parte, Siria rechazó la agresión contra su territorio y la calificó de violación de su soberanía.
Damasco y Ankara iniciaron un proceso de normalización de relaciones a finales de 2022, pero este proceso fue obstaculizado por varias cuestiones en disputa entre ambos países, la principal de ellas la retirada de las fuerzas turcas no autorizadas de territorio sirio.