"Factor Uribe" reconfigura carrera presidencial en Colombia
La muerte del senador Miguel Uribe Turbay sacude la política colombiana y abre paso a su padre y a Iván Cepeda como aspirantes presidenciales.
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La primera vuelta de las presidenciales en Colombia están previstas para el domingo 31 de mayo de 2026.
El asesinato del senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay generó un vuelco en la política colombiana y reconfiguró el escenario de cara a las elecciones generales de 2026.
La muerte del abogado de 39 años, ocurrida el pasado 11 de agosto, abrió un vacío que transformó las expectativas dentro del Centro Democrático y del Pacto Histórico.
El hecho se produce en un país donde la violencia política sigue marcando la agenda electoral, pese a los esfuerzos del gobierno de Gustavo Petro por consolidar el proceso de paz con grupos armados.
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Según cifras de la Misión de Observación Electoral (MOE), más de 165 líderes sociales y políticos han sido asesinados en lo que va de 2025, lo cual refleja un clima de inseguridad que impacta directamente en los comicios.
Miguel Uribe Londoño entra en la contienda presidencial
Tras el entierro del senador, su padre Miguel Uribe Londoño, exsenador conservador y cofundador del Centro Democrático junto a Álvaro Uribe Vélez, confirmó su intención de aspirar a la presidencia.
Durante la ceremonia fúnebre, exaltó el legado de su hijo y pidió “despertar de la pesadilla de la violencia”.
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Miguel Uribe Londoño, padre del fallecido senador Miguel Uribe Turbay.
El partido uribista oficializó la petición una semana después que Londoño participará en el proceso de selección interna.
Competirá contra figuras ya posicionadas como Paloma Valencia, María Fernanda Cabal, Paola Holguín y Andrés Guerra Hoyos, quienes representan distintos matices de la derecha colombiana.
El respaldo de Uribe Vélez, expresidente de Colombia y aún líder con fuerte incidencia en su partido, será clave en la definición del candidato, en un momento en que el Centro Democrático intenta recuperar protagonismo tras su derrota en 2022.
Iván Cepeda, carta fuerte del Pacto Histórico
Por el lado del progresismo, Iván Cepeda, senador del Pacto Histórico, sorprendió al anunciar su aspiración presidencial el 22 de agosto desde el departamento de Nariño.
Cepeda es reconocido por su labor en defensa de derechos humanos y por haber sido contraparte en el histórico juicio contra el expresidente Uribe, acusado de manipulación de testigos.
El legislador señaló que su candidatura no responde a cálculos personales sino a un compromiso con “las causas justas y el mandato del pueblo”.
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El senador Iván Cepeda, una vez más intentará llegar a la Casa de Nariño (Foto: Getty Images)
Su anuncio lo ubica en la lista de precandidatos oficialistas junto a María José Pizarro, Gloria Flórez, Gustavo Bolívar, Susana Muhamad, Carolina Corcho, Daniel Quintero y Alí Bantú.
Cepeda se presenta como heredero de una trayectoria marcada por la violencia política: es hijo del senador Manuel Cepeda, asesinado en 1994 en el marco del genocidio contra la Unión Patriótica.
Impacto en las encuestas y tensiones internas
Antes del atentado, Uribe Turbay aparecía rezagado en los sondeos. Sin embargo, su popularidad se disparó tras su muerte, lo que intensificó el debate sobre quién representará su legado político.
Según encuestas de Guarumo y EcoAnalítica citadas por el diario El Tiempo, el exsenador llegó a encabezar la intención de voto, superando a Vicky Dávila y al progresista Gustavo Bolívar.
El ingreso de su padre a la contienda ha generado tensiones en el Centro Democrático, donde sectores cuestionan su falta de experiencia política reciente.
Una de las voces más fuertes del uribismo, María Fernanda Cabal, criticó el “aterrizaje” de Londoño en la campaña, lo que anticipa una pugna interna en el partido de derecha.
En el Pacto Histórico, la irrupción de Cepeda podría fragmentar apoyos entre liderazgos progresistas que buscan consolidar una segunda victoria presidencial.
De cara a 2026, el país vivirá una disputa electoral con fuerte simbolismo: de un lado, la continuidad del uribismo bajo nuevas figuras; del otro, la consolidación del progresismo que llevó a Gustavo Petro a la presidencia.
La definición del candidato en ambas corrientes será determinante para marcar el rumbo político de la próxima década.