¿Puede el frío o el calor afectar el desarrollo del cerebro?
Los resultados apuntaron a una maduración de la sustancia blanca más lenta.
Los escáneres cerebrales realizados a más de dos mil preadolescentes vincularon la exposición al frío y al calor en los primeros años de vida con efectos duraderos en la microestructura de la materia blanca del cerebro.
El estudio, publicado en Nature Climate Change, puso de manifiesto la vulnerabilidad de la población infantil a las temperaturas extremas, sobre todo cuando viven en barrios pobres.
Gran parte del análisis incluyó a dos mil 681 niñas y niños del Estudio Generación R, una cohorte de nacimiento de Rotterdam, Países Bajos, sometidos a una resonancia magnética entre los 9 y los 12 años de edad.
Los resultados asociaron una mayor media en la preadolescencia, lo cual apuntó a una maduración de la sustancia blanca más lenta.
“En trabajos previos, la alteración de este parámetro guardó relación con una peor función cognitiva y con determinados problemas de salud mental”, explicó la profesora española Laura Granés, primera autora del texto.
Un mecanismo importante sobre el efecto de la temperatura ambiente en el neurodesarrollo guarda relación con una peor calidad del sueño.
Otros posibles problemas son la alteración de las funciones placentarias, la activación del eje hormonal que conduce a una mayor producción de cortisol o los procesos inflamatorios.