Consumir refrescos, jugos industriales o bebidas energéticas tiene efectos más dañinos para el organismo que comer alimentos dulces, como pasteles o galletas; advirtió una nueva publicación de la revista Advances in Nutrition. 

El análisis de la Universidad Brigham Young, de Estados Unidos, revisó 29 estudios y los diagnósticos de más de 500 mil personas, y concluyó que las bebidas azucaradas aumentaron significativamente el riesgo de desarrollar diabetes tipo dos.

Según las métricas, cada porción adicional diaria de 355 mililitros de bebida azucarada incrementó un 25 por ciento la probabilidad de padecer esta enfermedad.

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Incluso el jugo de fruta, percibido con frecuencia como saludable, elevó el riesgo en un cinco por ciento por cada vaso de 240 mililitros. 

En contraste, la sacarosa proveniente de alimentos sólidos no fue asociada con mayor peligro y podría, de hecho, tener un efecto protector.

La forma y el contexto

A diferencia de los alimentos, las bebidas no contienen fibra, proteínas ni grasas que moderen la absorción de glucosa, lo cual provoca picos abruptos de insulina en la sangre, desestabiliza el metabolismo y sobrecarga el hígado.

De acuerdo con los especialistas, el consumo rápido elude las señales de saciedad del cerebro, al tiempo que favorece la acumulación de grasa hepática y la resistencia a la insulina, factores clave en la aparición de la diabetes tipo dos.

Ingredientes adicionales como colorantes, aditivos y saborizantes artificiales alteran aún más el equilibrio metabólico.

Por ello, los expertos recomiendan enfoques graduales para dejar estos alimentos, comenzando por la mezcla de soda con jugo natural, para luego disminuir la proporción de azúcar, hasta acostumbrarse a opciones como agua con gas y unas gotas de limón.

La diabetes tipo dos afecta a más de 400 millones de personas en el mundo y representa una de las principales causas de muerte a nivel global.