Milei, el alfil del sionismo en Palestina
¿Qué hacer cuando un gobierno se convierte en servicial y traidor como el de Javier Milei frente a los axiomas de integración y hermandad propuestos por Simón Bolívar, San Martín, José Martí, José Rodó o Fidel Castro?
Una embajada, de acuerdo con el Derecho Internacional Público, es una “porción de territorio” en otro Estado, vale decir que cuenta con soberanía plena; en esa línea, si alguien decide entrar sin permiso a sus inmediaciones estaría violando la soberanía del Estado; pero ¿qué pasa si arbitrariamente un “x” país asienta su embajada en un territorio en situación especial y sin el consentimiento de ese gobierno, como es el caso de Jerusalén, la capital de Palestina?
El reciente gobierno electo en la Argentina ha manifestado que una de sus medidas será trasladar su embajada a Jerusalén, siendo esta una clara muestra del alineamiento a la desobediencia, incumplimiento e irrespeto al Derecho Internacional, sus instituciones (ONU) y la soberanía de los Estados como el palestino, bajo el beneplácito de EEUU e "Israel".
La Patria Grande siempre se ha caracterizado por su solidaridad en favor de los pueblos del mundo, lo han demostrado por ejemplo cuando Bolivia rompió relaciones diplomáticas con "Israel" por el genocidio de más de 20 mil palestinos en la Franja de Gaza. En ese marco, ¿qué hacer cuando un gobierno se convierte en servicial y traidor como el de Javier Milei frente a los axiomas de integración y hermandad propuestos por Simón Bolívar, San Martín, José Martí, José Rodó o Fidel Castro?
El progresismo en América Latina ha sido un elemento fundamental para impulsar grandes propuestas contestatarias al imperialismo; pues aquel dio origen a actores internacionales como la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América –Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP), la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), entre los más importantes, cuyos fines han sido —y lo son— romper todas las asimetrías políticas y económicas, no obstante que no han tenido las respuestas necesarias para el momento político en la región, como por ejemplo lanzar una protesta formal o iniciar una demanda contra "Israel" ante la Corte Penal Internacional (CPI).
La asunción de Milei a la presidencia argentina preocupa no solo al continente, sino a la comunidad internacional, que hoy es testigo del genocidio, los crímenes de guerra y la flagrante violación a los derechos humanos en Palestina. En ese sentido, el “libertario” en reiteradas oportunidades antes de asumir la presidencia manifestó que una de sus primeras acciones será trasladar la Embajada de Argentina de "Tel Aviv" a Jerusalén, acto con el cual apuñalará el derecho de los palestinos respecto a su capital “Al Quds” (Jerusalén).
Se debe recordar que después de la guerra en 1948, Al Quds fue dividida; a pesar de ello, mediante las directrices de carácter vinculante de Naciones Unidas, se manifestó que esta tendría un estatus internacional, cuya administración estaría en manos de NNUU. Sin embargo, por métodos no convencionales esa arquitectura normativa fue quebrada cuando en 1967 —en la Guerra de los Seis Días— "Israel" tomó parte de Jerusalén Oriental, Cisjordania, Gaza y los Altos del Golán. Por esta invasión muchos palestinos en Jerusalén no tienen un territorio propio, siendo solo residentes con derechos limitados en su propia tierra, pues hoy Al Quds está en manos de los israelíes, quienes mediante varios mecanismos políticos han montado panoplias jurídicas como la Ley Básica de "Israel" de 1980 que declara a Jerusalén como capital de "Israel".
La situación de Jerusalén no solo se ha tornado hoy en una cuestión de dos países, sino de muchos actores en el plano internacional, ya que la paz en Medio Oriente en gran medida depende de las acciones que puedan encontrar, y ello sucederá cuando la entidad ocupante adecúe su comportamiento hacia la ley, reconociendo a Palestina como un Estado soberano, autónomo e independiente; lo cual debe consolidarse también con la desocupación y la devolución de los territorios anexados, colonizados y usurpados.
Frente a la llegada del alfil sionista a la Casa Rosada, los movimientos sociales serán determinantes para contener a la “bestia libertaria”, en un escenario en el que las entidades debilitadas de la comunidad internacional como la ONU, Consejo de Seguridad, Corte Penal Internacional, etc., no pueden hacer casi nada, pues se ha presenciado cómo los actos del secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, aun invocando el art. 99 de la Carta de San Francisco para amonestar al Consejo de Seguridad, han sido espurios para que cesen las agresiones de "Israel" contra Palestina. La entidad ocupante ya ha segado la vida de más de 20 mil palestinos, ¿cuántos más se necesitarán para despertar al mundo?