Ayatollah Qassem advierte a la oposición: ¡Ampliar los cismas sólo tendrá consecuencias trágicas!
Según el ayatollah Qassem, la solución nunca podrá alcanzarse con la misma acción tradicional, sino con la formación de entidades de emergencia.
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Cheikh Issa Qassem.
En una declaración emitida el pasado mes de junio, el ayatollah Cheikh Issa Ahmed Qassem afirmó que toda oposición -polarizada por líneas sectarias, políticas o regionales- da poder al gobierno que la persigue, margina, empobrece y humilla, y añadió que quien contribuye a los arrebatos políticos y a las rivalidades no constructivas "comete una locura fatal que le priva de toda posibilidad de librarse de la amarga realidad".
El ayatolah Qassem advirtió que con la continuación de los cismas, todo el mundo se arrepentirá y la opresión prevalecerá, señalando que el fracaso en la entrega de una visión unificada será pagado caro por el pueblo. Qassem advirtió de la etapa crucial en la que la persecución y la marginación han prevalecido profundamente en Bahrein, y en la que los ciudadanos están sometidos al enemigo sionista, llamando a encontrar vías comunes para un acuerdo político.
En efecto, desde febrero de 2011, en plena sentada pacífica en la Glorieta de la Perla de Manama, surgió una disputa política entre las facciones de la oposición, en torno a dos opciones: derrocar el régimen actual o establecer una monarquía constitucional. Desde entonces, los ciudadanos no han visto una visión clara, y aunque la represión practicada por la autoridad, tras estos sucesos, afectó a todos, no los unió, disputa que la autoridad bahreiní se ha encargado de profundizar.
En la declaración del ayatollah Qassem, una experiencia acumulada por años de acción política en Bahrein. Su experiencia se ha movilizado en este momento concreto en el que Bahrein se ha convertido en una colonia sionista, en la que las hostilidades se dirigen contra los pueblos de la región. Las emergencias y la formación de un frente único, sobre todo con la intensificación de la amenaza sionista, se suman a los otros terribles desafíos en materia de derechos humanos y medios de vida. Es un gran desafío, ya que los observadores conocen las consecuencias que se derivan de las experiencias anteriores de alianza con la ocupación, especialmente a la luz de los temerarios pasos de normalización dados tanto por Bahréin como por los EAU.
Lo que resulta notable y extraño es que la oposición bahreiní es mayoritariamente religiosa, con una visión islámica, y ha experimentado durante mucho tiempo los daños que ha dejado el aislamiento político en su patria. En cuanto al desafío económico, no es de extrañar que, en el mismo contexto, afecte a todos sin excepción.
Por lo tanto, sin duda, la declaración es un llamamiento a formar una acción operativa conjunta para afrontar estos retos tras agotar todos los métodos con el gobierno. Es una declaración de liquidar a quien es sincero con su país, su causa justa y su pueblo oprimido. Es una declaración que identifica a la oposición honesta y sana de la fanática que busca sus estrechos intereses políticos. La declaración es un llamamiento a trabajar duro y sinceramente para lograr el interés común a la luz de las críticas amenazas políticas, tanto internas como externas.
Además, el ayatollah Qassem ha criticado el fracaso causado por la competencia negativa y la división, y porque la declaración es una declaración de emergencia y se dirige a los sabios de cada facción de la oposición, es prácticamente el momento de restringir la oposición. Según el ayatolá Qassem, la solución no puede alcanzarse en la misma acción tradicional, sino mediante la formación de entidades de emergencia.