Raíces nazis del conflicto mundial
El racismo de Occidente es tan viejo como Matusalén, numerosos de sus pensadores intentaron demostrar que los anglosajones, los celtas y los teutones son de raza superior.
Rudyard Kipling, premio Nobel de literatura, escribió el poema “La carga del Hombre Blanco”, en el que hizo un llamamiento para que los blancos asuman el gobierno mundial, como un especial favor al no blanco, pese a que solo serían retribuidos con el odio malagradecido de los beneficiados. El conde de Gobineau, diplomático y filósofo francés, escribió sobre la desigualdad de las razas humanas y la superioridad de la raza aria. Houston Chamberlain, en su obra “Los Fundamentos del siglo XIX”, elogió el papel de los pueblos germánicos y nórdicos, auténticos representantes de la raza aria, superior a las demás razas. La Enciclopedia Británica sostuvo en 1911 que “el Negro es intelectualmente inferior al caucásico”.
Para tratar sobre la repartición y la ocupación colonial de África, el 15 de noviembre de 1884 se inauguró “La conferencia de Berlín”, a la que asistieron Estados Unidos, el Imperio Otomano y doce países europeos; fue organizada por el canciller alemán, Otto von Bismarck, y ningún Estado africano fue invitado.
La gran Guerra Patria, que se desarrolló a partir del 22 de junio de 1941 en el Frente Oriental y que Alemania Nazi llamó guerra entre los pueblos nórdicos arios y las razas bárbaras descendientes de Atila y Gengis Khan, fue en realidad una guerra de exterminio contra los pueblos de la URSS. La agresión alemana fue secundada por Italia, Finlandia, Hungría, Rumania, Bulgaria y fue apoyada por voluntarios de los Países Bajos, Francia, España, Bélgica, Checoslovaquia y Croacia.
El Lebensraum, o el espacio vital, englobó las políticas y las prácticas de expansión territorial y colonización que hubo en Alemania desde el siglo XIX. Este supuesto, que justificaba la expansión de Alemania hacia Rusia para controlar sus inmensos recursos y terminar con su propia escasez, fue copia de la ideología del imperialismo británico, así como de la doctrina estadounidense del Destino Manifiesto, según la cual, Estados Unidos es una nación predestinada por Dios para crecer, multiplicarse y expandirse, aun a costa de incautar tierras del lejano Oeste y de los estados adyacentes, sojuzgando, aniquilando y explotando a las poblaciones de los pueblos indígenas extraños, por medio de guerras justas y evitando el mestizaje.
Luego del acenso de Hitler al poder, el espacio vital se convirtió en la base ideológica del nazismo y en el justificativo para la expansión de Alemania hacia el este de Europa, por el derecho natural de ser un pueblo de raza superior aria, lo que les permitía conquistar tierras eslavas y cumplir así la necesidad biológica de proteger la supremacía racial alemana a expensas de pueblos de raza inferior.
Para la realización de la doctrina del espacio vital, se creó El Plan General del Este. Su objetivo era conocido solo por la elite de la jerarquía nazi y consideraba indispensable realizar la limpieza étnica de judíos, gitanos y eslavos, mediante el exterminio físico, la esclavitud y la deportación de estas poblaciones a Siberia desde las zonas occidentales de Europa Oriental. En los territorios conquistados se asentarían colonos alemanes, que utilizarían como mano de obra esclava a los subhombres eslavos; los que no fueran necesarios para trabajar en las granjas serían desplazados más al este o se les dejaría morir de hambre.
El plan establecía generar hambrunas en esas poblaciones confiscando la producción agrícola para enviarla a Alemania, fomentando enfermedades y desnutrición a escala masiva, esterilizando a la juventud eslava, deportando civiles para trabajo forzado en Alemania… Los nazis consideraban que la reducción del tamaño de la población eslava aseguraría el suministro de alimentos a Alemania. A los colonos alemanes se unirían los eslavos germanizados, para laborar en condición de siervos.
Hubo también el Plan Hambre, cuyo objetivo era apropiarse de la producción de alimentos de la URSS para abastecer al ejército alemán y a la población de Alemania, lo que mataría de hambre a unos treinta millones de soviéticos. Se resolvería así el problema alimentario de Alemania, se derrotaría al comunismo y se crearía el espacio vital en el Este, que preveía constituir el Gran Imperio Alemán, que llegaría hasta los Urales. Luego de ser conquistadas, las ciudades soviéticas serían acordonadas para que sus poblaciones no recibieran ningún alimento. En enero de 1941, cuando ya se habían puesto en marcha los preparativos militares para la invasión alemana de la Unión Soviética, Heinrich Himmler dijo a los líderes de las SS reunidos en el castillo de Wewelsburg, que el objetivo de la guerra era reducir la población eslava en 30 millones de personas. A los tres millones de soldados soviéticos capturados hasta octubre de 1941, apenas les dieron de comer o beber; los guardias se divertían viendo cómo los prisioneros se peleaban entre ellos cuando les lanzaban algunas hogazas de pan. Solo en 1941 murieron de hambre más de dos millones de soldados prisioneros.
Muchos expertos consideran que el actual comportamiento de Washington se debe a que carece de ideas nuevas y se basa en el pensamiento primitivo de la Guerra Fría y que EE.UU. requiere de un cambio generacional. Por su parte, Fiódor Lukiánov, editor de la revista Russia in Global Affairs, señaló que la inestabilidad del mundo, como consecuencia de la pandemia, el conflicto ucraniano y la disputa entre Washington y Pekín, es un punto de inflexión que conduce al aumento de las desigualdades y plantea retos muy serios a todos los países. “No cabe duda de que en todo el mundo entre los mandatarios y las sociedades existe un agudo déficit de confianza. Los gobiernos demuestran incompetencia, a menudo mienten y crece la desconfianza. En lugar de resolver los problemas, tiran enormes cantidades de dinero en armamento y gastan mucha energía y tiempo en guerras inútiles. No está claro para qué dañar más la situación cuando ya es extremadamente peligrosa por razones objetivas”. Según Lukíanov, hay un paralelismo entre la situación actual y lo que sucedió hace un siglo.
No le falta razón y podría ser más radical y sostener que en Occidente han resucitado la teoría nazi del Espacio Vital, para imponer a Rusia la voluntad de los anglosajones. Eso explicaría el porqué a partir del ingreso de Joe Biden a la Casa Blanca, Victoria Nuland y los neocon, sector de ultraderecha estadounidense, controlen los resortes del poder de EE.UU. y mantengan una política igual a la de Hitler, para destruir a Rusia y apropiarse de sus recursos naturales. Por eso apoyan al régimen de Kiev, que es dirigido por los matones de Svoboda y Pravy Sektor, nacionalistas ucranianos que veneran a Hitler y que en febrero de 2014 derrocaron al Presidente Yanukóvich e iniciaron un verdadero genocidio contra el pueblo de Donbass.
Según Victoria Nuland, EE.UU. invirtió sobre los cinco mil millones de dólares para que en 1991 Ucrania se separara de Rusia; así ayudó a Ucrania a lograr ese y otros objetivos. ¡Más de cinco mil millones de dólares para establecer un gobierno nazi en la frontera de Rusia e iniciar una guerra en su contra, con una coalición semejante a la que conformó Hitler, ahora comandada por EE.UU.
Stepan Bandera, cuando era jefe supremo de la Organización de Nacionalistas Ucranianos, juró fidelidad a Hitler y ambos lucharon, hombro a hombro, con las tropas alemanas para exterminar a los pueblos de la URSS. En Lvov, los nacionalistas ucranianos independizaron Ucrania, para celebrar este acontecimiento, entre el 29 y el 30 de septiembre de 1941, los nacionalistas ucranianos asesinaron a 33 mil 771 judíos en Babi Yar, un barranco situado en las afueras de Kiev.
Dimitro Dontsov fue un alto dirigente de los nacionalistas ucranianos que combatió bajo las órdenes de Reinhard Heydrich, Protector de Bohemia y Moravia y encargado de planificar la “Solución Final de las cuestiones judía y gitana”, posteriormente trabajó en el Instituto Reinhard Heydrich de Praga, órgano del III Reich que se encargó de coordinar el exterminio de ambos pueblos. En junio de 1942, Heydrich murió en un atentado, pero Dimitro Dontsov conservó sus funciones; en pocas palabras, fue uno de los promotores del mayor genocidio de la historia.
Son este tipo de nacionalistas ucranianos los que ocupan los más altos cargos en Ucrania, a partir del sangriento golpe de Estado de 2014, auspiciado por EE.UU.; esta parte de la verdad es ocultada por los patrocinadores del nazismo de Ucrania. Es que los anglosajones siguen las huellas de los nazis, combaten a Rusia, para destruirla, desintegrarla y repartir sus despojos. Por esa razón, el Presidente Putin declaró que la “desnazificación de Ucrania” es uno de los objetivos de la operación militar especial de Rusia, que se pudo evitar si Occidente aceptaba las garantías de seguridad propuestas por Moscú. No hay peor necio que el que no aprende de los errores ajenos, y, al agredir a Rusia, los anglosajones repiten el mismo error de Hitler.