¿Cómo fue la cumbre?
Para la autora fue reconfortante ver en la Cumbre la evidencia de que la política de cualquier país no es el reflejo del otro, sino que se palpó el deseo de buscar el interés común, especialmente en este mundo encaminado hacia la multipolaridad.
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La mayoría de los líderes árabes expresaron su esperanza de que esta reunión marque el inicio de una nueva y enriquecedora etapa de acción.
Esta es una pregunta que todos se hacen: ¿Cómo estuvo la cumbre? Sin embargo, es necesario primero definir qué se entiende por la pregunta ¿O de qué partes hablamos? ¿O de qué niveles deseamos hablar? Comencemos generalizando, la cumbre estuvo organizada de una forma excelente sin obviar los detalles; todo funcionó sobre ruedas y todas las delegaciones sintieron que fueron bienvenidas y de que hubo interés en las mismas; y a pesar de la gran cantidad de personas presentes, nadie sintió la necesidad de repetir la pregunta dos veces.
Suena redundante decir que la hospitalidad fue árabe autentica por excelencia, y que los anfitriones le dieron la bienvenida a todas las delegaciones, y los trataron con la mayor amabilidad y respeto, y que la sonrisa nunca abandonó sus rostros dondequiera que estuviesen, y lo que fue sumamente gratificante también, es que hablabas árabe con todos los presentes, sin la necesidad de traductores, y esa es una de las características especiales de esta nación, y esto se considera una bendición de Dios porque es un hecho que poco se puede observar en otras naciones, incluso el representante de la Unión Africana y el representante de la Organización de la Conferencia Islámica hablaron en árabe.
Cuando te encuentras dentro del salón, te embarga una sensación de gran orgullo, pero sientes al mismo tiempo el peso de la responsabilidad, porque todas estas delegaciones tienen decenas de puntos en común que no se les ha dado el trato que se merecen, y si se hubieran trabajado, y se les hubiera dado una prioridad, así como se hubieran dado pasos para implementarlos, se hubiera podido trasladar a esta nación de un nivel a otro superior, convirtiéndola en una potencia regional e internacional que se tomaría en cuenta.
Al mismo tiempo, te embarga una sensación de esperanza de que los cambios internacionales y regionales también hayan contribuido a crear cambios en el ámbito árabe, y en la conciencia árabe y en el estilo de trabajo árabe; por primera vez, los discursos de los líderes se limitaron a cinco minutos cada uno, no hubo palabras ensayadas o discursos elocuentes que pudieran aburrir a algunos e impulsarlos a salir de la sala como era la costumbre, más bien fue una reunión muy puntual, las palabras eran cortas y condensadas, eran diferentes en sus niveles y las visiones que proyectaban, pero se caracterizaban por la seriedad y el deseo de acercarse al objetivo.
Por supuesto, que con este giro, nadie quería incrementar la escala de desafíos o expectativas, como si hubiera un entendimiento tácito y no escrito de que cada país tiene prioridades y consideraciones propias, y que el objetivo no es que alguien abandone sus visiones e intereses, sino que comprenda las visiones del otro y sus intereses, y que acepte las diferencias y acelere el ritmo para elaborar sobre lo que existe de común entre todos, y este sería un enfoque realista y prometedor en caso de que se fortalezca y se profundice en los ámbitos de la acción árabe conjunta y en las próximas reuniones y cumbres árabes.
En cuanto a los encuentros bilaterales, sean estos a nivel de delegados oficiales o a nivel de líderes, estos parecieron ser amistosos, indistintamente de lo que podrían expresar los medios occidentales y los medios parcializados, o las posturas extremistas que se oponen a esto o a aquello, y esto pudo apreciarse en las reuniones informales que precedieron a la cumbre, ya que todos se saludaban y conversaban sobre la situación de cada quien, muy contrario a lo que mencionaban los medios adversos que enfatizaban las marcadas diferencias entre un país y otro, o producto de esta postura o aquella política; todos los miembros de las delegaciones conversaban y se comunicaban de manera cordial y cálida, y no observé que nadie se abstuviera de encontrarse con nadie o evadir reunirse o hablar con el otro.
Esta reunión, que duró menos de una hora antes de la reunión oficial, me confirmó que el pulso del pueblo árabe y su afán de comprometerse con los temas que le conciernen, se expresó a través del orgullo que sentían por aquellos que se mantuvieron firmes, y por quienes se adhieren a sus ideas y se aferran a su arabismo, un orgullo que se enfrenta a quienes buscan atentar contra un país separándolo de los demás; asimismo, Palestina y los sacrificios del pueblo palestino estaban presentes en la consciencia y las conversaciones de todos, así como la gran esperanza por un futuro mejor para Yemen y Libia, y la evidente felicidad de tener a Siria presente entre su gente y sus hermanos, y la importancia de que Siria esté presente por su civilización y por lo que posee de legado histórico y humano y pertenencia a la nación árabe y su conocido entusiasmo por promover la acción árabe conjunta.
Aquí, hay que recordar que la pesadilla de Occidente y de los países que fomentan la colonización, radica en un enfoque árabe que una las visiones y las filas, a causa de ello los medios sesgados se enfocaron sobre los desafíos y sobre las diferencias, y sobre cualquier brecha que existe en un intento por profundizarla, y esto no es nuevo, porque la política de quienes atentan contra esta nación se basó en una regla simple y antigua, que es la de dividir a este pueblo, la propagación de la sospecha y la siembra de la desconfianza entre sus ciudadanos, ya sea esto dentro de un mismo país o a nivel de la nación.
Lo cierto es que la mayoría de los líderes árabes expresaron su alegría por la presencia de Siria, así como expresaron su esperanza de que esta reunión marque el inicio de una nueva y enriquecedora etapa de acción árabe que beneficiaría al pueblo y a toda la nación; asimismo, en los encuentros bilaterales también se trató la importancia de prestar atención a la lengua árabe, la lengua de la comunicación, la lengua de la cultura, que es la expresión de nuestra identidad en todas sus dimensiones, e instrumento de la liberación de la alienación Occidental impuesta por el colonialismo con sus métodos, poder mediático y hegemonía.
Lo que es nuevo y es un hecho que reconforta, es que no se evidenció que la política de cualquier país fuese el reflejo de la política del otro, sino que más bien se evidenció el deseo de buscar el interés común, especialmente en este mundo que se encamina a ser un mundo multipolar, donde cada país árabe tiene sus propias opciones independientes que reflejan sus intereses nacionales, pero con énfasis en los intereses comunes de la nación árabe, y esto significa deshacerse de la mentalidad que gobernó la acción árabe durante muchas décadas y reza: “o nos ponemos de acuerdo en todo, o no existen relaciones entre nuestros países”.
Tenemos la esperanza de que esto signifique que la experiencia árabe se esté acercando a la madurez, y esté llegando a la conclusión correcta e importante, y es que somos hermanos y amigos con el respeto a los puntos de vista del otro, beneficiándonos de nuestras diferencias y aprendiendo de las experiencias de los demás, eso por el bien de todos; no hay duda de que lo que le sucedió a Siria y las posturas manifestadas hacia la misma y los resultados de todos estos ataques, tuvieron un papel en el grado de conciencia y coraje de los árabes que son capaces de manejar sus asuntos, quienes buscan deshacerse por completo de la dominación Occidental y lo que esta dominación impone a nuestros países, como lo es la continuación de la mentalidad colonial y la política de saqueo de nuestros recursos y riquezas.
La aparición de Zelensky en la Cumbre no fue más que un intento fallido de los países occidentales que querían demostrar que todavía existen; mientras que la imponente presencia de Siria y la presencia del presidente Bashar al Assad como expresión del panarabismo le otorgó su esplendor y su presencia fue lo más importante en la misma, y fue el evento sobre el cual se elaboró y la marca distintiva que fortaleció a todos.
Hacer historia necesita de tiempo antes y después del desarrollo de la conciencia y la motivación, y hoy podemos decir que lo que soñamos en términos de la conciencia árabe y de su potencial, y la verdadera independencia y su peso regional comienza a cristalizarse; es hermoso que su lanzamiento se haga desde un país árabe que tenga peso en la conciencia de los árabes y los musulmanes y que tenga un historial de logros, tan pronto como Arabia Saudita y Siria se tomen de la mano junto con todos los demás países árabes que comparten esa convicción y determinación de construir un futuro, prometiendo a nuestras generaciones venideras un futuro digno de una nación cuyo idioma fue escogido por Dios Todopoderoso para enviar su mensaje celestial, una nación que desarrolló las ciencias que contribuyeron al renacimiento del mundo y a la prosperidad de sus pueblos en diferentes continentes.
En este proceso, los medios comprometidos y decididos desempeñan un papel importante en refutar las fabricaciones que los medios sesgados no dejan de publicar, y en prestar atención a resaltar los puntos brillantes de la labor y el esfuerzo árabe que confía en sí mismo y en el futuro, y que está seguro de que esta nación es capaz de avanzar y poseer un peso regional e internacional que se tomaría en cuenta.