Trump cuesta arriba en elecciones de EE. UU.
El "caballo perdedor" nuevamente se lanzó al ruedo y aspira a ser elegido como presidente de los Estados Unidos. La contienda de noviembre próximo pinta difícil, aunque después del debate televisivo las encuestas dan ligera ventaja a la demócrata Kamala Harris, hay un sector apreciable de estadounidenses indecisos sobre a quién otorgar su voto.
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Trump cuesta arriba en elecciones de EE. UU.
El candidato republicano a las elecciones presidenciales de Estados Unidos, Donald Trump avanza en un camino cuesta arriba tras su fracaso en el debate televisivo ante la demócrata Kamala Harris, lo cual confirma la teoría de que “un caballo perdedor” aspire nuevamente a ganar en las urnas, afirmación pronunciada por el finando exsenador republicano e icono de ese partido Robert Dole.
Experiencia no le faltaba, pues pese a su entrega y carisma, Dole buscó la presidencia tres veces, fue nominado por el Partido Republicano en 1996, y perdió ante el demócrata Bill Clinton, candidato a vicepresidente en 1976 junto Gerald Ford, pero cayó ante el demócrata Jimmy Carter y su compañero de fórmula Walter Mondale.
En esencia el magnate inmobiliario de Nueva York, ahora residente en la cálida Florida es un “caballo perdedor” que llega a esta contienda pese a todos sus alegatos de que las elecciones de 2020 le fueron robadas por el presidente Joe Biden, algo que nunca pudo probar y no se cansó de pregonar para justificar su fracaso.
Trump, un personaje macabro…
El actor Robert De Niro, está entre los que consideran al líder de los republicanos como un personaje macabro, y desde hace años anticipa que en algún momento se vestirá de naranja, color del uniforme de los que están detrás de las rejas en las prisiones estadounidenses.
De Niro es de los que se oponen al expresidente por la forma en que lo critica, donde no falta el calificativo de “payaso” el cual acompaña al multimillonario desde que incursionó en la política años antes de su elección.
Desde hace meses, el ídolo de la cinematografía de los años 80 promueve el mensaje de que un posible retorno del republicano de 78 años a la Casa Blanca pondría en riesgo la “presunta libertad” de que gozan los estadounidenses, pues sería un mandatario vengativo y represor de quienes no están a favor de sus ideas políticas.
“Bajo Trump, si regresa a la Casa Blanca, podrán despedirse de estas libertades que todos damos por sentado”, expresó en mayo antes de que Joe Biden decidiera renunciar a sus aspiraciones políticas en busca de la reelección.
Durante una participación en el programa de televisión ¿“Who’s Talking to Chris Wallace?”, al laureado actor neoyorquino de 81 años le preguntaron si tenía un problema personal con el exmandatario de la nación y, sin dudarlo un instante, habló en su contra.
“Nunca quise tener nada que ver con él. Es un imbécil, un idiota. ¿Quién quiere conocer a un payaso como ese?”, dijo.
El ganador de dos premios Oscar, la máxima distinción de la cinematografía mundial, quien se inclina por la demócrata Kamala Harris, sostiene que: “necesitamos a alguien como ella para hacerlo. Cometerá errores. Por supuesto, todo el mundo los comete. Pero necesitamos a alguien con las intenciones correctas. Este tipo no las tiene y todo el mundo lo sabe. Es una locura. Punto”, subrayó.
Hasta el momento, un amplio sector de los estadounidenses se mantiene indeciso sobre a quién respaldará en la boleta y los expertos advierten que, al estar tan polarizada la sociedad, dicho segmento será el que determine al vencedor de los comicios en noviembre próximo.
No obstante, las encuestas después del debate reflejan una inclinación para que Kamala Harris sea la ocupante de la Oficina Oval de la Casa Blanca.
La candidata demócrata tiene la delantera ante Donald Trump en todo el país en las dos primeras encuestas de intención de voto posteriores al encuentro.
Los muestreos indican que la primera mujer negra, exsenadora, exfiscal e hija de inmigrantes tiene mucho a su favor para ganar, sobre todo cuando cifras de estados decisivos como Pensilvania, Michigan y Wisconsin, la colocan en ventaja, aunque marcha a escasos pasos de Trump en Georgia y Arizona. Mientras, en Carolina del Norte y Nevada están empatados.
Harris lleva una ventaja de cinco puntos, 50 por ciento frente al 45 de Trump en una reciente encuesta de Morning Consult, la cual que puede ampliarse con apoyos como el de la cantante Taylor Swift y al recaudar la asombrosa suma de 47 millones de dólares en las 24 horas posteriores al debate.
Pese a las buenas vibras, Harris no se confía pues conoce los obstáculos que tienen los demócratas, desde los esfuerzos republicanos por restringir el recuento de ciertas papeletas hasta los cientos de millones de dólares que los super PAC alineados con Trump planean gastar para tratar de definir a Harris de la forma más negativa posible.
“Tenemos mucho trabajo por delante, pero nos gusta. El trabajo duro es un buen trabajo”, dijo la aspirante presidencial.
En esa labor está su ofensiva por ganar el respaldo de las minorías, principalmente de latinos y negros, cuyas bases parecen reactivarse luego de que la exsenadora se lanzará al ruedo con el apoyo del presidente Biden.
En esta contienda donde rojos (Republicanos) y azules (demócratas) se debaten por teñir el país con su color, aun no hay nada decidido, pero la Harris también conservadora, tiene más papeletas a su favor que el caballo perdedor en 2020.
Ahora cuando Trump lucha por volver al trono, algunos recuerdan calificativos que se le endosan: “Es un narcisista sociópata, psicópata y maligno, un matón clásico… ¡Hay que detenerlo!”, (Robert De Niro).
Al respecto, análisis sicológicos tras su elección anterior muestran opiniones de profesionales de la salud mental, tanto en los medios de comunicación como en revistas especializadas. Muchos de estos afirman que Trump muestra claramente un trastorno narcisista de la personalidad (TNP).
Por una parte, es difícil entender las acciones, afirmaciones/tuits y políticas de un hombre que es caracterizado a menudo como errático e impredecible.
¿Qué dicen los profesionales de la salud mental sobre Donald Trump? Cuando fue electo la vez anterior surgieron una serie de interrogantes sobre la forma en que las democracias occidentales eligen a sus gobernantes.
Mucha gente se preguntaba si cualquier persona, con suficiente dinero, puede ser capaz de llegar a ser presidente del país más poderoso de la tierra, no importa si está o no preparada para ello, si tiene alguna experiencia en política o si goza de suficiente salud mental.
Precisamente la salud mental de Trump es lo que se puso en duda desde que fue elegido. No es que una persona con un trastorno mental no pueda realizar un trabajo de manera competente, muchas personas están lo suficientemente cualificadas para llevar a cabo numerosos labores.
Lo que se planteaba era que el nuevo inquilino de la Casa Blanca pudiera sufrir un trastorno que lo haría incapaz de ser competente a la hora desempeñar su papel como mandatario.
Así, si se dan conductas como el mentir con frecuencia – el nivel y la enorme cantidad de mentiras del presidente Trump no tuvo precedentes – no se necesitaría realizar una entrevista para saber si alguien lo hace habitualmente o si ha violado los derechos de los demás.
En ese sentido, el magnate lleva la de perder, lo que reiteraría las teorías de que “caballos perdedores” en presidenciales estadounidenses tienen escasas opciones de triunfo.