Siria: Soberanía y los desafíos de la hegemonía y la influencia
Los temores de que Siria pueda convertirse en un escenario de confrontación entre "Israel" y Turquía parecen legítimos, sobre todo porque los ataques sionistas contra Siria no han cesado, sino aumentaron de manera significativa tras la caída del gobierno de Bashar al-Assad.
El concepto de soberanía del que habló Jean Bodin ya no es el mismo del que hablamos hoy, en un contexto de gran interconexión entre economías internacionales, el asombroso desarrollo de los medios de comunicación y la incapacidad de los Estados para vivir aislados en la escena global.
Según Bodin, la soberanía implica el poder absoluto del Estado para controlar su territorio, su espacio aéreo y sus aguas territoriales, algo que ya no es posible en el mundo actual.
Bajo este concepto, no existe un Estado completamente soberano hoy en día, y cualquier discusión al respecto adopta un carácter relativo, no absoluto.
Los satélites atraviesan el espacio aéreo de todos los países, y los submarinos a menudo no pueden ser detectados mientras navegan por aguas territoriales, incluso de las grandes potencias.
Lo correcto es decir que el Estado (X) goza de más soberanía que el Estado (Y), y cualquier generalización nos aleja del significado político del término y nos sumerge en debates más mediáticos que científicos.
En el caso de Siria, podemos afirmar que lo que fortalecía su solidez, soberanía y capacidad para enfrentar imposiciones e intervenciones externas era la cohesión de su frente interno y su independencia del exterior, tanto política como económica e incluso militarmente.
El legado pos-Al Assad...
Sin duda, el gobierno de transición en Siria heredó una economía devastada y una sociedad que, en el mejor de los casos, vive una fractura psicológica dominada por el instinto de venganza.
En el ámbito político, la toma de decisiones ya no es libre, dada la dependencia de Siria de otros países.
Nuestro mayor anhelo es no convertirnos en un instrumento en manos de otros.
Las grandes potencias no luchan entre sí, sino a través de nosotros, los Estados más pequeños, una frase aplicada a muchos países árabes, no solo a Siria.
Los líderes políticos exitosos son aquellos que logran reducir las presiones e imposiciones externas tejiendo una red de alianzas y asegurando "alternativas".
"Poner todos los huevos en una sola canasta" es el fin de la política, y la capacidad de moverse de un lado a otro es la medida de la astucia y habilidad de un liderazgo político.
Históricamente, Siria estuvo más cerca del bloque oriental (la Unión Soviética), con breves acercamientos a Occidente, momentos en los cuales la economía siria experimentó cierto crecimiento.
A nivel regional, Siria estableció relaciones avanzadas con Irán, y le costó críticas de los países árabes, especialmente del Golfo, que ven a Irán como su principal enemigo.
El presidente Hafez al-Assad logró crear un equilibrio en la relación de Siria con Irán, mantuvo al mismo tiempo su profundidad árabe.
Ese equilibrio contribuyó a los intereses de Siria, minimizó el enfado árabe y convenció a los árabes de la importancia de invertir en la relación entre Siria e Irán.
Durante el mandato del expresidente Bashar al-Assad, Siria perdió su profundidad árabe y, debido a las circunstancias de la guerra, se volvió más dependiente de Irán y Rusia, lo que otorgó a ambos países una gran influencia en Siria.
El nuevo liderazgo sirio aún ve a Irán y Rusia como enemigos del pasado, y parece prematuro esperar se conviertan en amigos hoy. Sin embargo, la política exige que lo sean mañana.
Rusia y el deseo de corregir la relación con Siria...
Rusia busca mantener el contacto con el gobierno de Damasco para proteger sus intereses en Siria y evitar aparecer como derrotada, lo cual tendría un impacto negativo en la popularidad del presidente Putin.
La deuda externa de Siria con Rusia no está clara, especialmente porque Moscú accedió a canales no legítimos en su trato con el régimen anterior.
Además, los privilegios económicos que Rusia obtuvo en la costa siria y otras áreas probablemente no serán vinculantes para el nuevo gobierno sirio, ya que no se establecieron a través de canales legales y legítimos entre los dos países.
Damasco considera la deuda rusa como una "deuda odiosa" y, por lo tanto, no está obligada a pagarla.
El gobierno sirio trabaja para recuperar los fondos del expresidente y su familia, sacados ilegalmente a Rusia, dada la urgente necesidad de esos recursos y el impacto que su recuperación tendría en la popularidad del nuevo liderazgo en Damasco.
La extradición del expresidente desde Moscú para ser juzgado en Siria puede no ser una prioridad en este momento, debido a las complicaciones y al impacto en la reputación internacional de Rusia si decide entregarlo.
Es probable que Moscú no acceda a su extradición hasta que se establezcan tribunales independientes, lo cual llevará tiempo y dependerá de acuerdos políticos entre ambos países.
Siria también necesita a Rusia, dada la relación histórica entre ambos países y el apoyo que Moscú puede brindar para levantar las sanciones en su contra.
Turquía: El actor más destacado en la escena siria
Turquía, por su parte, fue el principal apoyo del movimiento sirio, acogió a millones de refugiados sirios y proporcionó ayuda financiera y militar, además facilitó el paso de combatientes a través de sus fronteras.
Parece que Turquía estaba convencida de que el cambio en Siria era inevitable, sin importar cuánto tiempo tomara. Por ello, creó zonas seguras en el norte de Siria para proteger a los grupos allí presentes de los bombardeos del régimen y de la aviación rusa.
Turquía invirtió grandes sumas en la construcción de infraestructura en el norte de Siria, lo cual demuestra su confianza en que llegará el día de recuperar esos fondos mediante la obtención de ciertos privilegios.
Las declaraciones del presidente Erdogan en 2012, en las cuales expresó su deseo de rezar en la mezquita de los Omeyas, visitar la tumba de Saladino, la estación de Hejaz y la Tekkiye Suleimaniyah, fueron materializadas durante la visita de su hijo a Damasco.
Lo que entonces parecía una fantasía, hoy fue realidad y demostró la visión de Erdogan como un estadista seguro de sus ambiciones.
Esta postura recuerda las declaraciones de Erdogan en 1993, cuando anunció su deseo de construir una mezquita en la plaza Taksim, sueño considerado por muchos inalcanzable en ese momento, pero hecho realidad veinte años después.
Erdogan es experto en establecer objetivos a largo plazo y actúa con la mentalidad de un estadista capaz de liderar el Estado profundo, algo que asusta a “Israel” cuando habla de recuperar Palestina.
Revivir la memoria histórica y fortalecer los lazos culturales entre Turquía y la región fue el objetivo principal de la visita de Bilal Erdogan a Damasco, reflejó la habilidad de Ankara para utilizar su poder blando al servicio de sus intereses políticos.
Los logros políticos que Erdogan obtendrá si tiene éxito en Siria aumentarán su popularidad y consolidarán su ambición de ser recordado como uno de los líderes más destacados de la historia turca contemporánea.
El beneficio turco en el nuevo escenario sirio dependerá de su capacidad para seguir una política pragmática, lejos de la mentalidad de hegemonía y tutela.
La presencia turca en Siria es crucial, siempre que no se convierta en una forma de influencia y dominación, aunque esto enfrentará varios desafíos que Ankara deberá abordar.
Las fuerzas estadounidenses en el norte de Siria preocupan a Turquía, especialmente porque su objetivo es defender a las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), consideradas por Ankara una organización terrorista a enfrentar y eliminar.
Estados Unidos ve a Turquía como un país con un "exceso de poder", rodeado de Estados débiles, por lo que las tropas estadounidenses actúan como un contrapeso para limitar las ambiciones turcas.
“Israel” expresó abiertamente su preocupación por la presencia turca en Siria, especialmente ante la posibilidad de que Turquía construya dos bases militares en el país y desempeñe un papel en la formación del nuevo ejército sirio.
En este contexto, “Israel” pidió a las fuerzas rusas permanecer en Siria, y Netanyahu anunció la intención intervenir en defensa de los drusos en el sur de Siria.
El "Corredor de David", un proyecto que “Israel” sueña con construir para conectar "Tel Aviv" con las áreas controladas por las FDS en el norte de Siria, pasando por las provincias del sur, es algo que Turquía no permitirá.
Los temores de que Siria se convierta en un campo de batalla entre “Israel” y Turquía parecen legítimos, especialmente porque los ataques sionistas contra Siria no cesaron, sino aumentaron de manera significativa desde la caída del régimen.