Entre quienes se percataron de esta realidad se encontraban principalmente los presidentes Fidel Castro, Nelson Mandela y Hugo Chávez, quienes rápidamente rompieron relaciones con “Israel”.

“Israel” es una entidad racista, expansionista y colonialista cuyas fronteras están determinadas por el alcance de su control y expansión hegemónica militar, protegido por Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Alemania y algunos países árabes.

“Israel” ha librado trece guerras contra países árabes y, más recientemente, contra Irán. 

Durante un año y nueve meses, ha librado una guerra sistemática y organizada de exterminio contra dos millones de palestinos en Gaza. 

Ha asesinado a más de 57 mil personas hasta la fecha, la mayoría niños. Ha destruido el 80 por ciento de las viviendas en la Franja de Gaza. Ha matado a decenas de miles de personas en Líbano y destruido cientos de aldeas, y la guerra continúa. 

“Israel” ha asesinado a más de doscientos periodistas en Palestina y Líbano, a cientos de médicos y profesores, y ha destruido escuelas, universidades, mezquitas e iglesias. Y los centros de desplazados y las concentraciones de quienes reciben la escasa ayuda alimentaria. 

También mató a cientos de paramédicos y bomberos. Anoche, arrestó al director de la oficina del canal Al Mayadeen en Palestina, el activista Nasser Al-Lahham. 

 

 

 

 

 

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“Israel” es una entidad ajena a las leyes, normas y valores humanitarios internacionales. 

¿Acaso la Corte Internacional de Justicia no emitió una orden para arrestar a Netanyahu y a su ministro de Guerra como criminales de guerra?

Lo que “Israel” está haciendo en Gaza, con armas, cobertura y el apoyo ilimitado de Estados Unidos, revela la verdadera naturaleza de esta entidad ocupante, usurpadora y asesina. 

Desvela la falsedad de las afirmaciones de Occidente sobre la libertad, la democracia y los derechos humanos. Aplica un doble rasero, justificando cada acción israelí, incluso si mata a 20 mil niños, con el pretexto de que «'Israel' tiene derecho a defenderse». 

¿Estaría una entidad ocupante, usurpadora y asesina en posición de legítima defensa? Esto es solo una pequeña fracción de lo que representa la entidad sionista racista. Disuadirla o derrocarla no se logra con apelaciones ni moral, sino mediante el uso de la fuerza en diversas formas. 

El régimen del apartheid en Sudáfrica no habría caído sin la fuerza del Congreso Nacional de Mandela y los sacrificios del ejército cubano bajo la dirección de Fidel Castro.

La incapacidad de confrontar las políticas y el racismo de esta entidad persiste, en el futuro previsible, en la posición árabe de observar fríamente lo que sucede en Gaza, Palestina y Líbano. Ningún gobierno ha roto sus relaciones con “Israel” ni se ha sumado a la queja contra la entidad ocupante.

“Israel” es una entidad hostil a la paz, enemiga de los derechos humanos, las leyes que rigen las relaciones internacionales y los valores humanitarios. 

“Israel” ha rechazado la solución de un solo Estado, la solución de dos Estados y todas las resoluciones de las Naciones Unidas relacionadas con la cuestión palestina. 

Hace varios años, la Knéset (parlamento israelí) declaró la identidad judía del Estado hebreo sionista, lo que significa que no aceptará ni tolerará a ningún grupo no judío dondequiera que se expandan la entidad y la ocupación. 

Esto es nada menos que el colmo de la discriminación racial y una violación de las leyes, normas, valores humanitarios y derechos humanos internacionales más fundamentales. Y esto es solo una pequeña parte de lo que es esta entidad que ejerce su expansionismo impunemente.