Ante el peligro de simplificar el conflicto
El conflicto en Palestina es un conflicto existencial, y no hay un horizonte realista para la solución de los dos Estados frente a la radicalidad del proyecto estadounidense-sionista hacia toda la región.
Sin que exista separación política entre “Israel” y Estados Unidos en las decisiones y proyectos de solución relacionados con la causa palestina, y en medio de los esfuerzos de ambos por lograr un "Nuevo Medio Oriente”, los árabes se aferran al lema de la solución de los “dos Estados", rechazado por “Israel”, sin tomar las medidas necesarias para alcanzar este objetivo, mientras Irán se esfuerza por enfrentarse a la amenaza estadounidense-sionista, al apoyar la causa palestina y preservar su cuota y espacio de influencia en la región.
El Diluvio de Al-Aqsa, que cumplió ya su primer aniversario, surgió como una expresión de la injusticia contra el pueblo palestino y el profundo atolladero causado por la falta de perspectivas para una solución justa.
Escuchamos muchas voces que critican a quienes llevaron a cabo la operación Diluvio de Al-Aqsa, lo cual constituye una injusticia adicional, al igual que quienes reprochan en el mismo contexto la decisión del apoyo de Hizbullah desde el 8 de octubre.
Cabe destacar que Hizbullah no podía quedarse de brazos cruzados ante la guerra de exterminio contra Gaza, y son consciente de la naturaleza del conflicto y de que su objetivo, después de Gaza, serían ellos mismos, por razones existenciales, islámicas, morales y humanitarias.
Además, seguimos oyendo voces que dicen y repiten: "Eso no es asunto nuestro", "no queremos morir por otros" y "Líbano debe mantener una ‘neutralidad positiva’, cumplamos la resolución 1701", etc.
Estados Unidos e “Israel”, en su búsqueda del "Nuevo Medio Oriente" tienen como objetivo eliminar todas las resistencias árabes, apoyadas por Irán en cuanto a financiación y armamento (las facciones palestinas, Hizbullah, Yemen, Irak y la postura siria), y esto no es un secreto .
Mientras, los árabes que normalizaron relaciones con “Israel” no tienen decisión propia, son seguidores, un grupo de estados funcionales, donde la infiltración israelí alcanzó niveles elevados, con decenas de bases militares estadounidenses instaladas en su territorio.
Entendamos que el conflicto en Palestina es un conflicto existencial, y no hay un horizonte realista para la solución de los dos Estados frente a la radicalidad del proyecto estadounidense-sionista hacia toda la región.
Líbano no puede ser neutral, ya que parte de su territorio en el sur está incluido en el mapa de las ambiciones israelíes en la región. Existen grandes y pequeñas identidades acompañadas de una preocupación existencial en algunas comunidades.
Simplificar, dividir, facilitar el aislamiento y las múltiples pertenencias egoístas son perjudiciales ante el deber de la defensa unificada de la tierra, que sin ella las demás luchas pierden sentido.
La situación es peligrosa y está abierta a lo peor. Con nuestra unidad nacional podemos enfrentarnos. Los proyectos sectarios son un peligro para el Líbano, y la política de Estados Unidos e “Israel” no es un destino ineludible.
Como dijo el pensador Mahdi Amel: "No estás derrotado mientras sigas resistiendo”.