Guerra abierta...
Para el autor, esta guerra, implacable entre Irán e "Israel" con Estados Unidos como compinche principal y que afecta profundamente a ambos países, ha empezado a inquietar al mundo.
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Guerra abierta...
Lo cierto y confirmado es que la guerra entre “Israel” e Irán ha salido del círculo del golpe y la respuesta, y la contrarespuesta, para entrar en un terreno abierto, sin límites, sin consideraciones ni tabúes.
¿Quién caerá antes que el otro? ¿Quién se morderá los dedos primero?
Por supuesto, esta guerra no se rige por un marcador de cero o veinte para una parte u otra. Se trata de infligir golpes dolorosos y de una confrontación continua en un escenario abierto al aire libre.
Netanyahu, obsesionado con la posibilidad de que “Israel” desaparezca antes de que se cumplan ochenta años de su creación por la fuerza en un entorno que la rechaza por ser racista, expansionista y colonialista, no puede detener la guerra. Está apostando su destino y el de “Israel” en una partida de ruleta.
Por su parte, Irán defiende su derecho a una vida digna y al progreso a su manera, como cualquier otro país, y no está dispuesta hoy ni mañana a renunciar totalmente a su derecho al enriquecimiento de uranio con fines pacíficos, conforme a los deseos de Estados Unidos, “Israel” y Europa.
Estados Unidos de Donald Trump no está entusiasmado con entrar en una guerra contra Irán, pero anima a Netanyahu a continuar, proporcionándole todos los medios necesarios para doblegar a Irán, forzarla a negociaciones humillantes o provocar la caída del régimen y devolverla al redil de la política estadounidense.
De hecho, los estadounidenses ya comenzaron a pulir la imagen del príncipe heredero del Sha, Reza Pahlavi.
Esta guerra, implacable por parte de ambos bandos y que afecta profundamente a ambos países, ha empezado a inquietar al mundo.
Varias naciones se han ofrecido como mediadoras, pero hasta ahora han sido rechazadas por “Israel” y sus patrocinadores.
Todo Occidente no permitirá la caída de "Israel", y tampoco será fácil derribar a Irán, que cuenta con profundidad geográfica, demográfica y capacidad misilística.
Y si Irán llegara a caer, los mayores perdedores serían China y Rusia, después de los pueblos de la región, por los que Irán combate y a los que respalda, incluidas las resistencias árabes que apoyan con derecho a defenderse y con el respaldo que reciben.
Irán no habría podido sostener a estos movimientos de resistencia si los propios árabes no hubieran abandonado sus causas fundamentales, especialmente Palestina, así como sus riquezas, y algunos no se hubieran lanzado al proceso de normalización con “Israel”, firmando los "Acuerdos de Abraham" y convirtiéndose en herramientas de la hegemonía estadounidense y sionista-colonial.
El mundo, en torno a esta guerra, se mueve con lentitud y cautela, mientras se perfilan alineamientos regionales e internacionales.
Netanyahu se ha comprometido a impedir que cualquier Estado islámico, no solo árabe, obtenga un arma nuclear, mientras él y sus aliados poseen cientos de ellas.
La Organización de Cooperación Islámica y la Liga Árabe no han dicho ni una palabra en respuesta al discurso de Netanyahu, ocupadas como están lavando los platos en la cocina estadounidense...
Esta guerra abierta no se detendrá seriamente hasta que la economía mundial entre en una zona de peligro extremo, pues Irán tiene el estrecho de Ormuz en sus manos, y Yemen, en manos de Ansar Allah, controla Bab al-Mandeb.
Estados Unidos teme entrar en la guerra al lado de “Israel”, que está librando la “guerra de Estados Unidos” contra Irán como su apoderado.
La Franja de Gaza, tras un año y ocho meses de exterminio y destrucción, sigue resistiendo, y esta guerra ha elevado la moral de su resistencia.
Irán puede sostener una guerra prolongada, a diferencia de “Israel”.
Esta guerra, causada por la agresión israelí con el visto bueno estadounidense, sabemos cómo comenzó, pero nadie sabe cómo terminará. Está cargada de enormes riesgos en múltiples niveles, y lo que venga después no se parecerá a lo de antes.
Se dibujarán nuevas realidades regionales e internacionales, y sobre la base de sus resultados se definirá el destino y la naturaleza del nuevo orden mundial emergente, con el ascenso de China y Rusia como competidores de Estados Unidos, locomotora de las políticas globales, para bien o para mal, desde la caída de la Unión Soviética.
Árabes, musulmanes, hombres y mujeres libres del mundo afectados por la hegemonía estadounidense y el sionismo racista y neofascista: no dejéis sola a Irán, sea cual sea vuestra postura frente a su régimen.
No permitáis que se cumpla sobre vosotros el célebre proverbio: “Me devoraron cuando se comieron al toro blanco”.
Reflexionad, oh gente sensata.