Arturo Murillo, la eminencia gris de los golpistas en Bolivia
En un reciente twitter, el presidente constitucional de esa nación suramericana hasta el 22 de enero, Evo Morales Ayma, señaló: “El ministro de facto, Arturo Murillo, experto para montar show y difamar a los opositores cada día, es carnicero, mentiroso y terrorista verbal. En vez de esperarme con esposas para detenerme, que me espere con su Libreta de Servicio Militar original y no falsa”.
El ministro de Gobierno de los golpistas en Bolivia, Arturo Murillo, se erigió como la “eminencia gris” promotora del entreguismo a Estados Unidos y la represión de todo lo que aparezca vinculado al Movimiento Al Socialismo (MAS).
En un reciente twitter, el presidente constitucional de esa nación suramericana hasta el 22 de enero, Evo Morales Ayma, señaló: “El ministro de facto, Arturo Murillo, experto para montar show y difamar a los opositores cada día, es carnicero, mentiroso y terrorista verbal. En vez de esperarme con esposas para detenerme, que me espere con su Libreta de Servicio Militar original y no falsa”.
Al respecto del currículo del matón pro Estados Unidos, un artículo que publicó Arturo Veiga, en el diario Página 12, apuntó que “en mayo de 2016 cuando fungía como senador, un tribunal lo condenó a dos años de prisión por falsificar su libreta militar para habilitarse como legislador y aspirar al cargo de alcalde de Cochabamba en el período 2006 – 2011”.
Ahí se fundamenta la afirmación de Morales, ya que el sujeto nunca respondió ante la justicia y no fue preso. “Ahora él pide penas de cárcel para decenas de funcionarios del depuesto gobierno de Evo. Cuando habló de salir de cacería se justificó porque dijo que los consideraba “animales”, como a los venezolanos y cubanos que vivían en Bolivia hasta que se produjo el golpe de Estado.
En los días posteriores al golpe de Estado fue impulsor de la “cacería” contra los médicos cubanos y aún se recuerda que durante una comparecencia de la televisión afirmaba que tenía prueba de la actividad de los cubanos para financiar la violencia.
Pero, se quedó en eso, ya que al unísono de sus declaraciones en un cuartel policial en La Paz, la valiente acción de la jefa de la brigada médica de Cuba, desbarató un plan para incriminar al personal médico en esas acciones.
Señala Veiga en su artículo sobre este Torquemada Moderno que cuando asumió como ministro de Gobierno anunció que iba a salir de “cacería” contra prominentes figuras del MAS como Juan Ramón Quintana, ahora asilado en la embajada de México.
Conocido como el Trompo Murillo por su pasado como corredor de autos, este sujeto se movió a Estados Unidos como ministro de Gobierno del régimen golpista de Jeanine Añez.
En su gira para buscar apoyo, ya lo tenían los golpistas, y legitimidad se reunió con funcionarios de segundo orden para abrir el camino para la apropiación del litio y otras riquezas de su país al apetito de las empresas estadounidenses.
Murillo, quien no se sabe si es canciller o encargado de la defensa entre sus colegas golpistas es considerado responsable por las masacres de Senkata y Sacaba, donde la policía golpista y el Ejército reprimió la protesta popular.
Según comenta Veiga, Murillo supera en protagonismo hasta a la presidenta de facto Añez, quien pese a que se le asignó un papel para llamar a elecciones, se erigió en “dictadora” o marioneta para desarrollar acciones que solo puede hacer un gobernante que ganó en las urnas.
Incluso por su propia función – donde tiene a cargo la política interna, la seguridad, migraciones y hasta el servicio penitenciario –desplazó del centro de la escena a Luis Fernando Camacho, el líder cívico que profesa semejantes ideas a las suyas de mano dura, señala el artículo de Pagina 12.
Murillo llegó a la política cuando lo convocó el excandidato a presidente y millonario Samuel Doria Medina, referente de Unidad Nacional (UN), la fuerza por la que podría postularse nuevamente. Fue diputado y senador, cargo este último desde el cual mostró una postura misógina y contra los derechos de las mujeres.
Por ejemplo, cuando se discutía en el Congreso un artículo del Sistema Penal que incluía el tema del aborto declaró: “Mátense ustedes, mátense las mujeres que dicen que quieren hacer lo que les da la gana con su cuerpo, háganlo, suicídense, pero no maten una vida ajena, no es su vida”.
Precisa el comentarista que el ministro de facto, una especie de Torquemada de estos tiempos, es el mismo que se mostró exultante cuando el 18 de diciembre difundió la “orden de aprehensión” contra el ex presidente por sedición, terrorismo y financiamiento del terrorismo.
Esto no es de extrañar pues se imputa un delito fabricado para cerrar a Evo judicialmente y mantenerlo afuera de Bolivia. Murillo ha subido tanto el perfil que incluso se superpuso con algunas atribuciones de la canciller Karen Longaric, de ascendencia croata como él. El segundo apellido del ministro de Gobierno es Prijic.
Su entrega es evidente pues en su gira por el “Norte” se reunió con representantes de cada uno de los organismos que Evo Morales había expulsado de Bolivia o cuestionaba por su papel injerencista. Se mostró en fotografías con Mauricio Claver-Carone, director para Latinoamérica del Consejo Nacional de Seguridad de la Casa Blanca.
También se encontró con el Consejo de las Américas al que le explicó el proceso electoral en curso y pidió que intercediera por inversiones. Como no podía ser de otra manera dialogó con John Barsa, funcionario de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid por sus siglas en inglés), una organización de fachada de la CIA que llevaba seis años afuera de Bolivia. Su visita a EE.UU. se completó con dos reuniones: en la CIDH y en la OEA con su secretario general, el uruguayo Luis Almagro, a quien le arrancó una declaración de compromiso con el proceso electoral boliviano, según precisiones de Veiga.
“Los favores que pidió los pagó con otros favores. Además del automático alineamiento que pregona con el gobierno de Donald Trump, Murillo – quien tiene a su cargo la Dirección General de Migración – anunció el pasado 20 de diciembre que los ciudadanos de Estados Unidos e (Israel) “ya no deben presentar visa o autorización por turismo o visita para su ingreso a territorio boliviano y podrán hacerlo portando su documento de identidad vigente”.
Añez, precisa el texto, refrendó por entonces que el anuncio se hacía porque los viajeros de esos dos países “siempre han contribuido grandemente al desarrollo del turismo y de las inversiones en todas las regiones de Bolivia”, pero no mencionó su participación en la preparación, asesoría y ejecución del golpe de Estado, algo que apareció oportunamente en varias denuncias en especial aquellas que divulgaron la presencia en Santa Cruz de “asesores” que prepararon a los golpistas.
Al ministro golpista le sobran méritos para emular a Tomas Torquemada, aquel inquisidor de la España medieval que es recordado porque bajo su mandato, el Santo Oficio quemó a más de diez mil personas y un número superior a los veinte mil fueron condenados a penas deshonrosas.