Cuba fue la tierra adoptiva del escritor Ernest Hemingway
El intelectual estadounidense sintió gran simpatía por Fidel Castro, el líder de la nación caribeña.
Tras la muerte del escritor estadounidense Ernest Hemingway, el 2 de julio de 1961, el líder cubano Fidel Castro acudió a Finca Vigía para la lectura del testamento en presencia de su exesposa Mary Welsh.
Ningún testimoniante sabe a ciencia cierta cuándo surgió la simpatía del intelectual por el dirigente revolucionario; sin embargo, el ensayista cubano Ciro Bianchi supone que comenzó desde la presencia de Fidel en la Sierra Maestra, durante la década de 1950.
La primera vez que ambos coincidieron fue en el concurso internacional de pesca de la aguja, el domingo 15 de mayo de 1960, cuando Hemingway salió a la mar en su yate Pilar y el líder de la nación caribeña, acompañado del médico argentino Ernesto Che Guevara, lo hizo en la embarcación Cristal.
“Al concluir el día ambos se reunieron en el muelle. Se desconoce si alguna vez lo visitó en Finca Vigía, pero algunos manifiestan el interés del intelectual por comentarle cuestiones de la política americana que él debía tener presente”, indicó Bianchi en exclusiva a Prensa Latina.
La célebre novela Por quién doblan las campanas, publicada en 1940, constituye su primer vínculo con la isla caribeña
En 1954, cuando recibió el Premio Nobel de Literatura expresó Hemingway: "Este es un premio que pertenece a Cuba porque mi obra (El viejo y el mar) fue pensada y creada en Cuba, con mi gente de Cojímar, de donde soy ciudadano".
El 13 de agosto de 1956, en el salón de fiestas de la Cervecería Hatuey, el novelista entregó esa medalla a los invitados.
Si bien más de 20 instituciones culturales de ese entonces participaron en la celebración, Hemingway sentó en la presidencia a sus amigos pescadores de Cojímar, por considerarlos “la mejor gente de Cuba”.
Muchos opinaron que, al marcharse de la isla en 1960, el autor norteamericano no pudo olvidar sus olores, sabores, rutinas y paisajes.
Ese mismo año, hospitalizado en una clínica de Estados Unidos y, como sentencia de despedida, declaró a periodistas que lo abordaron: “la gente de honor creemos en la Revolución cubana”.