Netanyahu lanza operación de seducción en busca del voto de los árabes israelíes
A pocas semanas de las legislativas de marzo, Benjamín Netanyahu intenta seducir por primera vez a los árabes israelíes, una población que el primer ministro de (Israel) había vilipendiado hasta ahora, pero que esta vez podría jugar a su favor.
Durante una rara visita la semana pasada a Nazaret, la ciudad árabe más grande de (Israel), Netanyahu se disculpó por sus declaraciones sobre esta comunidad, que representa cerca del 20% de la población.
En los últimos años no había dudado en calificar a estos descendientes de los palestinos, que permanecieron en su tierra tras la creación de (Israel) en 1948, de "partidarios del terrorismo" o con otros términos considerados racistas.
Pero ahora este capítulo se cierra, aseguró el primer ministro, en campaña electoral para las elecciones legislativas del 23 de marzo -las cuartas en menos de dos años- prometiendo "una nueva era de prosperidad, integración y seguridad".
El primer ministro, que también visitó otras localidades árabes, prometió luchar contra la delincuencia en las zonas árabes y aumentar los presupuestos municipales.
El alcalde de Nazaret Ali Salam le dio su apoyo, pero decenas de manifestantes se manifestaron para decirle a Netanyahu que no era "bienvenido".
Los árabes israelíes afirman ser víctimas de discriminación, especialmente desde que el Parlamento aprobó una ley en 2018 que define a Israel como el "estado nación del pueblo judío" y otorga a los judíos el derecho "único" a la autodeterminación.
"No hay duda de que hemos visto un Netanyahu diferente en las últimas semanas", escribe el diario israelí Yediot Aharonot.
Según el periódico, este cambio de estrategia se explica porque se ha dado cuenta de que cuanto más incite al odio contra los árabes, mayor será su participación en las elecciones.
En las últimas legislativas de marzo de 2020, la "Lista Unida" de partidos árabes, cuyo lema era "derrocar a Netanyahu", obtuvo el 87,2% de los votos entre los árabes israelíes, es decir, 15 escaños.
Esos escaños dieron luego su apoyo al rival de Netanyahu, el centrista Benny Gantz, con quien el primer ministro estableció sin embargo un gobierno de coalición para poner fin a la parálisis política. Pero en diciembre se disolvió de nuevo el parlamento.
Una encuesta publicada el viernes por el periódico Maariv, señala que el campo de la derecha liderado por Netanyahu podría ganar 60 escaños en marzo. Según una fuente del Likud, citada por el diario, a esos escaños podrían sumarse dos más gracias a los votos árabes tras la operación de seducción.
Sin embargo, el sistema electoral israelí establece que se necesitan 61 escaños para formar gobierno.
De acuerdo con Amal Jamal, profesor de ciencias políticas de la universidad de Tel Aviv, Netanyahu quiere "conseguir votos árabes pero sobre todo quiere debilitar a la Lista Unida".
Esa alianza parece estar resquebrajándose y Netanyahu se ha acercado a Mansur Abas, un miembro de la Lista Árabe que se abstuvo de votar sobre la disolución del parlamento, un gesto interpretado como una señal de apoyo al primer ministro.
Según los últimos sondeos, la Lista Árabe solo ganaría 11 escaños en marzo.
Para Yoav Stern, analista israelí, el candidato Netanyahu "quiere confundir a los votantes árabes", para que "se digan a sí mismos que todos los partidos son iguales y que no hay razón para ir a votar".
En Nazaret, el primer ministro aseguró que había "invertido más en localidades árabes que todos los gobiernos de la historia de (Israel) juntos".