Una historia de heroísmo con diferentes enfoques
El “Túnel de la Libertad” repercutió a nivel internacional y puso entredicho la seguridad de la que tanto “Israel” hace gala. La prensa hace un año ofreció sus valoraciones y análisis y algunos medios, atendiendo —como acostumbran a hacer los grandes consorcios mediáticos del orbe— a sus propios intereses y bolsillos, no así a la realidad que conllevó al hecho.
La fuga de seis presos palestinos de la prisión israelí de alta seguridad de Gilboa solo corroboró el gran sufrimiento de los presos y detenidos por la ocupación. El hecho fue ampliamente divulgado en la gran prensa mundial y enfocado desde diversos ángulos.
Casi todas las familias palestinas han sufrido al menos una situación similar, dado que el 25 por ciento de la población ha sido detenida por las autoridades de la ocupación en las últimas décadas. Hay un prisionero o exprisionero en casi todos los hogares palestinos. Tantos, de hecho, que la entidad sionista tiene campos de detención bajo la supervisión del ejército, además de las prisiones habituales.
El hecho, guardado en la memoria como “Túnel de la Libertad” repercutió a nivel internacional y puso entredicho la seguridad de la que tanto “Israel” hace gala. La prensa hace un año se hizo eco de cada detalle del suceso y ofreció sus valoraciones y análisis. Algunos atendiendo —como acostumbran a hacer los grandes consorcios mediáticos del orbe— a sus propios intereses y bolsillos, no así a la realidad que conllevó al hecho.
Gilboa: el horror del encierro
En una posición muy acertada y dando detalles reales sobre los acontecimientos del 6 de septiembre de 2021, el sitio Monitor de Oriente, ofreció un bosquejo histórico sobre las prisiones israelíes, algunas de las cuales, datan de la época del Mandato Colonial Británico, que terminó en 1948. Otras han sido construidas por la ocupación, incluida Gilboa. Decenas de miles de palestinos han pasado por estas prisiones gestionadas por el Servicio Penitenciario de “Israel”.
“Las cárceles israelíes tienen varias secciones, incluidos bloques de aislamiento en los que se mantiene a uno o dos detenidos separados de los demás, en función de la gravedad relativa de sus delitos, según decida la judicatura israelí. Incluso puede darse el caso de que sean conocidos líderes de la resistencia. Los detenidos suelen salir al patio de la prisión, solos o en grupo, durante al menos una hora al día”, describe el portal informativo.
Asimismo, ofrece una valoración sobre lo que conllevó a los hechos y explica que “los presos que se fugaron de Gilboa pasaron largos periodos en el bloque de aislamiento, que cuenta con docenas de celdas situadas unas frente a otras y separadas por un pasillo de dos metros de ancho. La zona del patio tiene unos 15 por ocho metros, y está rodeada por un muro de tres metros de altura, cubierto con barras de hierro. Sería difícil incluso para un pájaro atravesarlo”.
Monitor de Oriente, en su artículo continúa explicando que, en las otras secciones, las celdas albergan hasta 25 presos cada una, lo que impide una movilidad con facilidad. Cada preso dispone de un espacio personal de aproximadamente 1,5 metros cuadrados. Los detenidos pueden salir juntos al patio de la prisión durante dos o tres horas al día en el mejor de los casos.
Se han establecido zonas de detención al aire libre para acoger al creciente número de detenidos, con más de mil presos en tiendas de campaña que privan de libertad a más de 20 detenidos cada una.
Igualmente, el portal digital describe que la represión de las autoridades penitenciarias es muy frecuente, creando condiciones insoportables para los presos palestinos. “Se dispara munición real y balas de goma contra los detenidos, lo que empeora aún más sus condiciones de vida. Esto permite comprender las intenciones de las autoridades, que tratan de humillar y deshumanizar a los presos. Los castigos arbitrarios incluyen agresiones físicas, colgarlos en postes telefónicos a mediodía, cuando el sol está en lo más alto, el aislamiento y los cacheos al desnudo”.
También se deshumaniza a los presos con la práctica de darles números y utilizarlos únicamente en lugar de sus nombres. Los castigos colectivos adoptan la forma de recuentos de cabezas en mitad de la noche; colgar a los presos al aire libre por la noche en condiciones que pueden ser de congelación; el uso de gases lacrimógenos; la confiscación de papeles, cuadernos y bolígrafos; la prohibición de los periódicos y de las visitas de los familiares; el suministro de agua potable y una alimentación deficiente. El hacinamiento también es un problema grave y muchos presos no tienen ni aseos en sus celdas.
“El hecho de que seis presos hayan conseguido fugarse de la prisión de Gilboa a pesar de las condiciones, de los castigos y de la fuerte seguridad, es un testimonio de su determinación e ingenio”, así reconoció el artículo que publicara Monitor de Oriente.
¿Qué dijeron los consorcios mediáticos?
Los sucesos de la cárcel de Gilboa con intencional ingenuidad fueron abordados por los grandes medios como “una fuga”, sin reconocer que se trataba de una salida a la libertad, de la necesidad de liberarse de una condena que tiene como única causa ser palestino y defender la tierra y la Patria que los vio nacer.
El sitio Middleeasteye.net, ofreció la información poco tiempo después de conocerse y explicó con detalles la identidad de cada uno de los “prisioneros fugados”, así como reseñas de lo que las autoridades iban anunciando a medida que acontecían los hechos. La información publicada en las redes sociales digitales también tuvo amplia repercusión y fue compartida en 647 ocasiones.
El mismo portal informó días después sobre la triste captura de los prisioneros y detalló cómo los palestinos sobrevivieron durante esos días de libertad. “Fueron detenidos 'casualmente', no bebieron agua, comieron frutas arrancadas de los árboles y siguieron las noticias de su fuga”, reseñó el texto.
La cadena británica BBCMundo destinó una buena parte de su espacio a reseñar los detalles y buscar hechos relevantes dentro de los acontecimientos.
En una de sus informaciones escribieron que “se cree que los palestinos lograron salir de la celda que compartían cavando un agujero en el piso de su baño”. Citando a The Jerusalem Post especularon que los prisioneros “habían usado una cuchara oxidada que escondieron detrás de un cartel”.
Intencionadamente la información fue titulada como “La insólita fuga de seis palestinos de una cárcel de alta seguridad en ´Israel´”.
La cadena Al Jazzera también dio cobertura a cada detalle y publicó fotos y reportajes sobre la situación.
Por su parte, con un lenguaje totalmente incisivo, el diario The Times of Israel reseñó lo acontecido durante la fuga y posterior captura de los prisioneros.
En una información que titularon como “La fuga de la prisión de Gilboa, el vuelo fallido hacia la libertad” y graficada con una foto de los prisioneros esposados y con los ojos vendados, reconocen, a pesar de todo, las fallas en la supuesta máxima seguridad de la prisión de Gilboa.
“Con una acusación presentada contra los fugitivos recapturados y sus presuntos cómplices a principios de este mes, la policía de ´Israel´ y el servicio de seguridad Shin Bet anunciaron el final de su investigación sobre la fuga de la prisión, una de las peores en la historia del país”, publicó el diario.
Sin embargo, añadió que “una comisión estatal continuará investigando la fuga y las posibles fallas del personal penitenciario, el Servicio de Prisiones de Israel y otras oficinas gubernamentales que pueden haber contribuido a ello”.
El triste final de una historia de heroísmo
Pocas semanas después de los hechos, las autoridades de “Israel” anunciaron nuevos cargos contra los seis prisioneros fugados y otros cinco acusados de ayudarles en su hazaña.
Una nota de CNN en ese momento reseñó que todos ellos habrían contado con ayuda desde el exterior y habrían coordinado su huida mediante un teléfono móvil oculto. “Las fuerzas de seguridad detuvieron además a dos palestinos por supuestamente prestarles ayuda para esconderse durante la fuga”, explicó la multinacional.
En tanto Telesur, desafiando las matrices de opinión que sembraron los medios occidentales, aseguró “que la frustración de Israel fue tal, sobre todo dentro de las prisiones, que desde entonces se desataron brutales consecuencias y comportamientos especialmente violentos e injustificados contra el resto de los prisioneros que excedió de forma significativa las regulaciones y llegaron a poner en peligro sus vidas. Impusieron un castigo colectivo y un comportamiento criminal, como es su costumbre”.
Para probarlo, tres meses después del hecho, varios presos palestinos testificaron ante las autoridades israelíes, que fueron agredidos por guardias de prisiones tras los sucesos de septiembre en la cárcel de máxima seguridad de Gilboa.
Los reos fueron trasladados de la prisión de Gilboa a la de Shata en respuesta al “Túnel de la Libertad”, a pesar que el diario israelí Haaretz dijera que el traslado se debió a que un preso que sufre discapacidad mental lanzara agua caliente a uno de los guardias.
Ahmad Qonba, uno de los prisioneros que testificó, afirmó que fueron llevados a la fuerza y permanecieron esposados por horas en un salón de la nueva prisión. "Me golpeó delante de los guardias y me llevó de vuelta al ala (de la prisión)", detalló y agregó que permaneció descalzo durante cuatro días.
Otros reos facilitaron descripciones similares de los incidentes, incluso señalaron que se usaron gases lacrimógenos contra ellos.
Los medios y la opinión pública internacional a veces viran el rostro ante las injusticias del pueblo palestino, no entienden que se trata de privaciones de libertad con una causa común: la Patria. Un año ha transcurrido desde aquella hazaña de seis jóvenes que soñaron con la libertad, aunque fuera por tan solo unas horas. A pesar de la resistencia del pueblo palestino, el número de prisioneros retenidos por Israel en detención administrativa — sin cargos ni juicio— ha alcanzado el pico más alto desde mayo de 2008.