Atleta libanés declinó enfrentar a israelí en Máster de Atletismo
El atleta del Líbano declinó enfrentar a un representante de "Israel" en la carrera de 200 metros porque ni en el deporte reconocen a esa entidad usurpadora.
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Mazen Shreim, un atleta con la dignidad de todo el Líbano.
El corredor del Líbano Mazen Shreim se retiró de la carrera de 200 metros en el Campeonato Mundial de Atletismo Máster tras el sorteo de los grupos, para no coincidir con un jugador de “Israel”.
Shreim, también colega de Al Mayadeen, publicó en su cuenta de Facebook un mensaje anunciando su renuncia al torneo, celebrado en Polonia, y respaldó su decisión con las palabras del Sheikh Ragheb Harb: “La postura es un arma que utilizamos y el apretón de manos es un reconocimiento”.
En ese sentido, enfrentar a un jugador de la nación usurpadora equivaldría a legitimar su estatus en la región, y los deportistas libaneses no lo hacen, por ética y por solidaridad con la causa palestina.
No hay lugar para la normalización con la ocupación "israelí", tampoco en el deporte, apuntó al explicar su conducta, asumida antes por otros compatriotas como la ajedrecista Sally Hamadeh en el Campeonato Mundial del deporte-ciencia, y el niño Charbel Abu Daher en el de Artes Marciales Mixtas.
Me pusieron frente a una opción en las semifinales, y después de contactar a la Federación Libanesa de Atletismo anuncié mi retiro, contó el atleta, quien será recibido con honores a su regreso a la patria.
También su compañero de pistas, Abdullah Miniato, se retiró del mismo torneo el año pasado en Bulgaria.
Sheikh Ragheb Harb es un religioso libanés. A mediados del siglo XX lideró un movimiento popular para exigir la retirada israelí de la zona y tomó su aldea, Jabshit, y varios otras del área como base para educar a los habitantes en una cultura de la resistencia.
El ejército sionista intentó negociar con él, pero rechazó siempre sus propuestas con dignidad. Así nació la frase citada por Shreim en su comentario de este jueves.
El 16 de febrero de 1984, el Sheikh Ragheb Harb fue asesinado en su pueblo y convertido en símbolo. Su martirio inspiró al movimiento e impulsó las acciones hasta la liberación de la mayor parte del sur del Líbano, a solo un año de su partida fisica.
