Una bebida ancestral acompaña los desayunos del Ramadán
Al degustar el regaliz, uno experimenta una sensación extraña, sobre todo, por la permanencia del sabor en el paladar.
Es amarga y dulce, y sus propiedades medicinales la hacen una de las sustancias más importantes en la mesa de desayuno durante el sagrado mes de Ramadán.
Desde hace siglos, la bebida refrescante conocida como regaliz es capaz de reponer los elementos corporales perdidos tras muchas horas de ayuno.
Para quienes se dedican a su elaboración, todo comienza con la siembra de una planta herbácea de flores color púrpura y una cubierta similar al guisante.
Meses después del cultivo, remojan las raíces en un poco de agua y carbonato de sodio, y luego las dejan fermentar por unas horas.
Al degustar este líquido frío, uno experimenta una sensación extraña, sobre todo, por la permanencia del sabor en el paladar.
Gran parte de su historia está tejida a tiempos antiquísimos, en especial a las tradiciones curativas de las culturas asiria, china e india.
Siglos más tarde es sabido que los ejércitos griegos y romanos masticaban la planta para saciar su sed e hidratar sus cuerpos en medio de las batallas.
También muchos consideran que en Egipto resultó una sustancia esencial durante la época fatimí, cuando estuvo al alcance de todos los círculos sociales.
Quizás inspirados en esta referencia, las familias musulmanas comenzaron su preparación junto a bebidas de tamarindo, algarroba y sobia.
Pronto, el vendedor de este producto, ataviado con indumentaria tradicional, ganó popularidad al deambular con gritos de "regaliz, shifa y khameer".
Hoy día, la ciencia descubre las propiedades medicinales de este compuesto contra enfermedades de la garganta, el hígado y el estómago….y así reafirma una vez más la sabiduría antigua.