Sequía convierte en un enorme desierto al lago Poopó, en Bolivia
El fenómeno dejó en riesgo inminente a más de 700 comunidades, como las quechuas, aymaras y urus.
Una embarcación abandonada reposa sobre la tierra del antiguo lago Poopó, conocido como el segundo más grande de Bolivia.
La masa de agua desapareció por completo, llevándose consigo tradiciones de una cultura centenaria dependiente por entero de su generosidad.
Ante este enorme desierto, el alcalde comunal y miembro de la comunidad originaria Uru, Erasmo Zuna, expresó que su pueblo está huérfano.
"Queremos que el Gobierno departamental se acuerde de nosotros, estamos bien afectados porque vivíamos de la pesca, nos sentimos sin papá y sin mamá", expresó en nombre de los miembros de su territorio.
De acuerdo con Zuna, el sitio hace más de 10 años alcanzó una superficie de dos mil 337 kilómetros con una profundidad de 2,4 metros y comenzó a secarse desde 2013, cuando las sequías y la falta de lluvias disminuyeron su caudal.
Pero la gravedad de este desastre natural también tuvo su impacto en el lago Uru Uru, reducido de 250 kilómetros cuadrados a 10 kilómetros.
A inicios de octubre, las autoridades realizaron un análisis de las condiciones de ambos lugares para planificar "su canalización y mejorar los caudales de agua".
La zona recibió en 2002 la declaratoria de Humedal de importancia internacional, debido a la existencia de una variedad única de peces y aves acuáticas, además de ser sustento a culturas prehispánicas.