Califican el 7 octubre como el día más amargo para la entidad israelí
Los efectos del Diluvio de Al Aqsa son que no tiene fecha de finalización y la incapacidad para imaginar la magnitud del horror y las dimensiones de los daños para la entidad sionista, señaló el periodista israelí Nahum Barnea.
El periodista israelí, Nahum Barnea, describió la mañana del pasado 7 de octubre como el día más difícil y amargo desde el establecimiento de la entidad sionista.
En su artículo difundido en el periódico Yedioth Ahronoth, el reportero señaló dos efectos a largo plazo de la batalla Diluvio de Al Aqsa: no tiene fecha de finalización y la incapacidad humana para imaginar la magnitud del horror y las dimensiones de los daños a “Israel".
A juicio del escritor, esa es la diferencia entre un accidente y un desastre. En el primero la gente aspira a volver a la realidad anterior y el segundo obliga a repensar el camino.
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Barnea responsabilizó a los miembros del gabinete israelí con el fracaso del pasado 7 de octubre y para él la guerra es solo el primero.
En este contexto, recordó cómo la primera ministra israelí, Golda Meir, y el entonces jefe del Estado Mayor del ejército, David Elazar, no creyeron que la protesta del oficial de la reserva Moti Ashkenazi iniciaría la caída de su gobierno.
Hoy el actual primer ministro, Benjamín Netanyahu, y el jefe del Estado Mayor del Ejército, Herzi Halevy, advierten la misma situación y trabajan para prevenir algo inevitable, reconoció Barnea.
En ese sentido, alertó sobre el temor prevaleciente entre varios miembros del ejército israelí, a saber, los jefes del Estado Mayor y de Seguridad, el Secretario Militar, el comandante del Frente Norte y el responsable del Shin Bet.
La misma situación, explicó, acontece a nivel político e incluye a Netanyahu; el ministro de Defensa, Yoav Galant; los opositores Benny Gantz y Gadi Eisenkot, exjefes de Estado Mayor durante los años en los cuales fueron arraigados conceptos erróneos sobre el movimiento Hamas, su líder Yahya Sinwar y la defensa de los asentamientos.
Todos las autoridades y cargos mencionados con anterioridad asumieron su responsabilidad en el desastre menos Netanyahu.
En otro ángulo del análisis, el experto comentó el orgullo del premier con la llegada a “Israel” de generales de todo el mundo “para aprender de los asombrosos logros del ejército israelí en la guerra”.
Pero la verdad resultó todo lo contrario. Todos arribaron a “Tel Aviv” para obtener una respuesta a una interrogante sobre el desarrollo del conflicto.
¿Cómo pudo un ejército tan entrenado, tan rico y equipado fracasar tan fatalmente el 7 de octubre?, inquirió.
Por otro lado, Barnea comentó el progreso y crecimiento del Eje de la Resistencia en los últimos años y cómo “Israel” tuvo necesidad de acudir a Estados Unidos de una manera sin precedentes.
A su criterio, mientras “Israel” trabajó en los márgenes, los iraníes lo hicieron en la base, incluido el avance del proyecto nuclear y el apoyo a sus aliados en Líbano, Siria, Yemen y Gaza con misiles de precisión.
También llamó la atención sobre las declaraciones hechas por representantes de Hamas en Qatar al periódico estadounidense The New York Times, quienes afirmaron la intención de reponer la cuestión palestina sobre la mesa internacional con el éxito de la epopeya Diluvio de Al-Aqsa.
A su vez, el presidente de Estados Unidos continuó expuesto a las críticas del ala izquierda del Partido Demócrata y cuestionado por su sometimiento a la voluntad de un gobierno israelí impopular.
En medio de todo esto, el ministro de Seguridad israelí, Yoav Gallant, habló de decisiones difíciles a tomar por el gabinete.
¿Qué quiso decir Gallant con la existencia de desavenencias con la administración estadounidense sobre detener los combates, rechazar un acuerdo de prisioneros y liberar a los prisioneros palestinos?, preguntó.
“Israel” dentro de una semana o dos como máximo estará obligado a aceptar un alto al fuego. Los asentamientos están desgarrados por controversias internas y a los jóvenes, entre 12 y 18 años, les cuesta adaptarse al desempleo, comentó.
Para Barnea, el gobierno es lento, débil y a veces incluso hostil. La situación lo condena y la devastación del 7 de octubre tardará años en repararse.