Siria denuncia intereses coloniales en detrimento a su reconstrucción
La Cancillería en Damasco condenó la hostilidad demostrada en la declaración conjunta de Estados Unidos, Francia, Alemania y Reino Unido, quienes insisten en violar los derechos del pueblo levantino y prolongar los efectos de la guerra.
El Ministerio de Asuntos Exteriores y Expatriados de Siria denunció el enfoque hostil mantenido durante los últimos 13 años por los gobiernos de Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Alemania, y el uso de todas las herramientas de guerra contra esa nación levantina.
Por medio de un comunicado, la Cancillería condenó el mensaje emitido por esos cuatro países el pasado viernes, como una muestra más de sus políticas destructivas contra Siria.
De igual modo, consideró la nueva provocación como una más de sus elaboradas acusaciones y propagandas, destinada a distorsionar la imagen del Estado sirio para desviar la atención del mundo de las graves violaciones de los derechos que esos gobiernos occidentales cometen contra el pueblo árabe, en especial los derechos a la vida y al desarrollo.
Cuando dicen centrar sus esfuerzos "en poner fin al sufrimiento de los sirios", es todo hipocresía política y decadencia moral, destinadas a encubrir los efectos desastrosos de las medidas coercitivas ilegales impuestas al pueblo sirio, agregó el texto diplomático.
Según la nota, el claro y fuerte apoyo de Estados Unidos a una milicia separatista terrorista ya causó penurias a los residentes del noreste de Siria, y el robo de su riqueza nacional les trajo privaciones.
Además, la continuada ocupación de parte del territorio sirio representa una flagrante violación de su soberanía y de la Carta de las Naciones Unidas, recalcó.
La denuncia ministerial subrayó que “el lenguaje de chantaje político utilizado por los autores de la declaración sobre la imposición de condiciones previas al proceso de financiación de la reconstrucción en Siria y el levantamiento de las sanciones, no es más que un lenguaje colonial, cuyo objetivo principal es prolongar la crisis en Siria”.
El pasado viernes, Washington y esos tres aliados occidentales ratificaron en una declaración conjunta “la falta de normalización con el Estado sirio”, y por tanto la decisión de no levantar las sanciones contra Damasco.
También reconocieron su injerencia al impedir la reconstrucción del país (sometido a una guerra de desgaste de más de una década y a un fuerte terremoto el año pasado), mientras no lograran una “solución política” ajustada a sus intereses hegemónicos.