Brasil corrió grave riesgo de enfrentar un golpe de Estado
En un balance de los primeros 15 meses de este mandato, el presidente Luiz Inácio Da Silva rememoró las maniobras de su predecesor para mantenerse en el poder por la fuerza, e insistió a su gabinete de ministros sobre la necesidad de trabajar más, pues apenas están en la recuperación inicial del país.
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, reunió a su Consejo de ministros este lunes y los instó a consolidar la democracia, pues el país corrió un serio riesgo de sufrir un golpe de Estado planificado por su antecesor, el ultraderechista Jair Bolsonaro.
Según trascendió el pasado viernes 15 de marzo, la Policía Federal de Brasil reveló el testimonio de varios excomandantes del Ejército y la Fuerza Aérea nacionales convocados a dos reuniones en 2022 para discutir un posible golpe de Estado del entonces presidente, derrotado en las urnas.
Marco Antonio Freire Gomes y Carlos Baptista Júnior, excomandantes del Ejército y la Aeronáutica, confirmaron a la Policía sus encuentros con Bolsonaro y sus asesores para planear el golpe anticonstitucional.
Ante la acusación, el exmandatario dijo no tener miedo a enfrentar un juicio imparcial y se declaró "acosado" políticamente por Lula Da Silva.
Sin embargo, resaltó el presidente, si Brasil no volvió a los tiempos tenebrosos de la dictadura militar (1964-1985), fue porque algunos miembros de las Fuerzas Armadas no aceptaron sumarse a la intentona golpista, y además Bolsonaro demostró ser un cobarde.
Lula Da Silva pidió a sus ministros con insistencia redoblar los esfuerzos para sacar adelante sus promesas de campaña, pues el trabajo apenas comienza, y hacen falta más acciones del gabinete por un Brasil abandonado por completo.
El presidente destacó las diferentes medidas sociales impulsadas durante el año y tres meses de su gestión, como la ampliación del programa de subsidios a los pobres, la Bolsa Familia y la subida del salario mínimo.
Pero a su vez, el mandatario explicó la necesidad de llevar a cabo recortes, en un esfuerzo inmenso para recuperar las cuentas del país, pues, "sin dinero los ministerios no funcionarán".
No obstante, se mostró optimista al recordar el crecimiento económico del 2,9 por ciento experimentado por Brasil durante el año pasado, y auguró una tendencia superior en los próximos años.
"Mi compromiso es mejorar la calidad de vida y el empleo del pueblo brasileño", afirmó el mandatario, e insistió en hacer realidad las promesas que les llevaron a la victoria en las pasadas elecciones, en especial el combate al hambre.
Este primer año fue de recuperación, y recuperar algo dañado es más difícil que empezar algo nuevo, reflexionó.
Todo el mundo sabe cuanto se hizo para recuperar el salario mínimo, y todo el mundo sabe cuanto queda por hacer, en todos los ámbitos, recalcó Da Silva.