Resistencia palestina refuta engañoso informe de Human Rights Watch
Las organizaciones condenaron el documento por ajustarse a la narrativa sionista y cubrir a “Israel” mientras continúa con sus crímenes de genocidio por casi 10 meses.
Organizaciones de la Resistencia palestina condenaron el reciente informe de la agencia Human Rights Watch, donde las acusa de cometer “crímenes de guerra” el 7 de octubre de 2023, e ignora el genocidio intencional de “Israel” durante casi 10 meses en la Franja de Gaza.
En su mensaje, acusaron a la agencia de asumir una narrativa engañosa y sesgada, favorable a la entidad israelí, a partir de historias de las cuales no puede aportar pruebas, mientras obvia evidencias públicas que desmienten tales argumentos.
La Resistencia palestina y especificamente el movimiento Hamas, exigió retirar el informe y disculparse por su contenido plagado de mentiras, además de su falta de profesionalismo y credibilidad.
Como detalló en el comunicado, el documento se hace eco de mentiras lanzadas por el ejército sionista y su maquinaria mediática al comienzo de los acontecimientos para justificar sus crímenes contra el pueblo palestino y asegurarse el apoyo internacional, pero se retractó después de exponerlas y quedó demostrada su falsedad.
Hamas insistió en el doble rasero de la organización al informar los hechos, narrados de manera dramática a partir de figuras israelíes heridas el 7 de octubre, sin abordar la matanza, la destrucción, hambruna y tortura sufrida por los palestinos en Gaza.
Según su declaración, Human Rights Watch, que se dice defensora de los derechos humanos, insiste en considerar el 7 de octubre como el comienzo de esta guerra, y descuida todo el sufrimiento de décadas del pueblo palestino a causa de guerras, matanzas, tortura, violencia y cerco.
El falso informe ignora de manera deliberada los crímenes cometidos por el ejército israelí el propio 7 de octubre, incluso contra colonos a quienes bombardearon, la masacre contra los participantes en el concierto y la quema de coches con armas que la Resistencia palestina ni siquiera posee.
Con respecto a los prisioneros, el informe destacó la necesidad de liberar de inmediato a los israelíes retenidos por la Resistencia, y obvió la exigencia de liberar a miles de palestinos, hombres, mujeres y niños, sometidos a torturas, asesinatos, hambre y humillaciones en las prisiones de la ocupación.
De hecho, el informe los trata como “involucrados en el 7 de octubre”, puntualizó Hamas.
Asimismo, Human Rights Watch ignora las condiciones de los prisioneros palestinos y su trágica situación tras su liberación del cautiverio, y sin embargo alega que los combatientes palestinos cometieron actos de tortura y malos tratos contra los capturados, aunque hay testimonios de ellos mismos para probar lo contrario.
Para Hamas, “la mayor mentira”, claro indicador de una contradicción dentro de la organización internacional, son las acusaciones de agresiones sexuales sobre las cuales no pudo proporcionar ninguna prueba y así lo reconoce: no pudo recopilar información verificable mediante entrevistas con víctimas o testigos, y aún así lo incorpora en la narración del 7 de octubre.
A su vez, el movimiento Yihad resaltó cómo lo declarado en el informe de Human Rights Watch ignora los reportes de los medios de comunicación y las instituciones de investigación dentro de la propia entidad israelí, donde se niegan los presuntos incidentes de decapitaciones y violaciones.
También ignora deliberadamente la activación del Protocolo Aníbal, causante del mayor número de muertes entre los colonos, recordó el movimiento.
La Yihad condenó al documento por no ocultar su total parcialidad hacia el lado israelí e ignorar de modo intencional el sufrimiento del pueblo palestino antes del 7 de octubre y la guerra de exterminio después; la cuestión de los prisioneros palestinos y los crímenes cometidos contra ellos en las cárceles de la ocupación.
En ese contexto, ratificó su pleno compromiso “con la adhesión a los valores de nuestra verdadera religión, como lo demuestra el trato dado a los prisioneros en nuestras manos”, precisó Yihad, y responsabilizó a la agencia por las mentiras y calumnias contenidas en su informe.
Por su parte, los Comités de Resistencia en Palestina alertaron sobre el efecto de este informe en el ente agresor, pues lo impulsa a cometer más masacres y asesinatos, y a continuar su guerra de exterminio.
Repudiaron el informe por adoptar la narrativa israelí engañosa, cuya falsedad se ha demostrado, lo cual le resta validez y además es ofensivo para el pueblo palestino y su lucha.
Por todo ello, exigieron a Human Rights Watch retirar este informe y disculparse por su publicación.
Al respecto, el movimiento Al Muyahidín criticó a la agencia por abusar de la Resistencia palestina y tratar de eximir a “Israel” de responsabilidad en un genocidio transmitido por los medios en todo el mundo.
La organización se sumó a otras voces para exigir el retiro del informe, cuyo contenido desdice incluso a las investigaciones reconocidas por instituciones israelíes en estos meses de contienda.
De igual modo, el Frente Popular para la Liberación de Palestina consideró un insulto a la Resistencia, a todas luces redactado por sionistas para encubrir a “Tel Aviv”, y demandó su retirada, acompañada de una disculpa pública.
Al mismo tiempo, el Frente Democrático para la Liberación de Palestina reprochó la inconsistencia con la verdad y la carencia de objetividad y profesionalismo demostrada en su redacción, e hizo hincapié en su retirada y las disculpas al pueblo palestino.
Por último, el secretario general de la Iniciativa Nacional, Mustafa Barghouti, valoró cómo Human Rights Watch cedió ante el terrorismo intelectual israelí y ante su presión (y tal vez estadounidense) para tratar de complacer a la entidad de ocupación, luego de reconocer en un momento anterior los crímenes de guerra israelíes.
El Protocolo Hannibal data de 1986, cuando el ejercito israelí estableció para los soldados la obligación de inmolarse con sus granadas en caso de ser capturados por la Resistencia en cualquier frente.
De ese modo podían matar a algunos de sus captores y privaban a los movimientos de rehenes para reclamar el canje de prisioneros. Si el soldado no logra suicidarse, debe ser ultimado por otros de sus compañeros.