Apagón informativo y otros demonios en campaña comicial de Venezuela
Desde el sabotaje al sistema eléctrico, algunos concretados y otros frustrados por los cuerpos de seguridad, así como los intentos de perpetrar otros contra infraestructuras vitales de la nación, matizaron las últimas semanas previas a las elecciones del próximo domingo.
Cuando restan 72 horas para la celebración de la elección 31 en Venezuela, la contienda se torna más compleja en un escenario que hasta ahora, pese a todo lo que se dice, estuvo caracterizado por la paz, civismo y participación del electorado.
Pudiera decirse que fue la tónica general de la campaña de 22 días que finalizó este jueves, en la cual primaron las grandes movilizaciones de una parte y de la otra, aunque más visibles en el oficialismo.
La denuncia por parte del Gobierno de algún que otro sabotaje al sistema eléctrico, algunos concretados y otros frustrados por los cuerpos de seguridad, así como los intentos de dañar infraestructuras vitales de la nación, matizaron las últimas semanas.
#Video | El presidente del Consejo Nacional Electoral, Elvis Amoroso, denunció ayer la campaña mediática activa contra las elecciones presidenciales del domingo, a fin obstaculizar su buen desempeño alcanzado hasta el presente.
— Al Mayadeen Español (@almayadeen_es) July 25, 2024
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Un elemento que signó todo este proceso y que en los últimos días subió de tono por la intensidad de las denuncias y acciones contra el Consejo Nacional Electoral (CNE) en específico, ha sido la campaña mediática o guerra comunicacional.
El jefe del Comando Nacional de Campaña Venezuela Nuestra, Jorge Rodríguez, habló inclusive del blackout (apagón) informativo sobre la campaña electoral del candidato del Gran Polo Patriótico, Nicolás Maduro, que tuvo (tiene) como intención no solo invisibilizar las grandes movilizaciones que acompañaron al gobernante, sino también tergiversar.
La intención ha sido persistente en tratar de negar la realidad en una “especie de Juan Guaidó 2.0”, con el propósito de construir una meta realidad que sirva para sus fines distintos a los “pacíficos, constitucionales y legales” de la mayoría, es decir, generar violencia.
El propio titular del CNE, Elvis Amoroso, denunció la campaña mediática activa contra las elecciones presidenciales del domingo, a fin obstaculizar el buen desempeño alcanzado hasta el presente.
Los “ataques son permanentes y para ello utilizan dinero sucio y del narcotráfico”, aseveró.
Al mismo tiempo, reveló que esos capitales provienen del dinero robado a los venezolanos, del oro sustraído en bancos en el exterior y de la empresa Citgo en Estados Unidos.
La autoridad declaró que esos fondos “lo están utilizando para que medios de comunicación apliquen una campaña de destrucción contra el pueblo y entorpecer estas elecciones”.
Expresidente de Bolivia, Evo Morales publicó en su cuenta de X que culmina la campaña electoral “en nuestra querida Venezuela y estamos seguros de que la sabiduría del pueblo fortalecerá a la Revolución Bolivariana”.
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Amoroso habló de cierta complicidad de medios de comunicación venezolanos al quedarse callados ante esta realidad y con su actitud “buscan destruir nuestra patria y este proceso hermoso que se vive”.
En este contexto, el fiscal general venezolano, Tarek William Saab, durante el despliegue de más de 380 mil militares del Plan República, advirtió que “el único árbitro electoral es el Consejo Nacional Electoral”.
“Aquí no son ni los medios de comunicación internacionales ni las agencias que se han dedicado a crear zozobra”, resaltó al reconocer que el CNE “es el único que puede y debe emitir un resultado”.
Saab afirmó que quien usurpe esa función estará cometiendo un delito y “tiene que estar sujeto a que sea procesado y detenido”.
Pero como esta guerra comunicacional está construida desde la posverdad para influir en la opinión pública y en las actitudes sociales, no son pocos los que “caen en la trampa” de la desinformación más allá de su pensamiento político, y algunos hasta hacen un “flaco favor” con interpretaciones descontextualizadas.
Algo de esto ocurrió recientemente cuando el mandatario brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, emitió criterios de una frase extraída de un discurso de Maduro, en la que el jefe de Estado venezolano alertó a su pueblo de lo que podría ocurrir si se dejaba confundir por la derecha fascista.
En un acto en el municipio Iribarren, Barquisimeto, estado de Lara (noroeste), el gobernante bolivariano manifestó que esa extrema derecha está “imbuida en el odio, el deseo de venganza, racismo y desprecio al pueblo”.
Si ellos engañaran a la población en Venezuela “podría venir un baño de sangre y una guerra civil” porque este pueblo no se va a dejar quitar su país, que entreguen la Guayana Esequiba y privaticen los derechos sociales, expresó.
Maduro expresó que “somos una fuerza y un Poder Popular en cada calle y comunidad, pero también somos un poder militar y policial, y “la unión cívico militar no se va a dejar quitar esta patria”.
Lo que suceda el 28 de julio determinará si va a haber paz y estabilidad en los próximos años o “Venezuela entrará en un espiral de violencia, de desestabilización y una guerra civil”, remarcó.
Estas declaraciones condujeron a que Lula, preguntado por la prensa, comentara que "el que pierde se lleva un baño de votos, no un baño de sangre", en clara evidencia de descontextualización.
También, añadió que "Maduro tiene que aprender que cuando uno gana se queda y cuando pierde se va, y se prepara para otras elecciones".
"Yo no dije mentiras, sólo hice una reflexión”, respondió de manera indirecta el mandatario venezolano días después en otro acto popular.
A propósito, recomendó tomar manzanilla al que “se asustó porque este pueblo de Venezuela está curado de espanto y sabe lo que estoy diciendo”.
Por si fuera poco, en lo que ya parece ser una campaña en marcha, el presidente chileno, Gabriel Boric, respaldó las declaraciones de Lula y pidió garantías para el proceso electoral venezolano y “en especial para la oposición”, otro desliz que la verdadera izquierda de su país tendrá tiempo de juzgar.