“Israel” asesinó periodistas en Líbano con armas de EE. UU.
A pesar de la existencia de pruebas en varios casos donde “Israel” utilizó municiones estadounidenses para cometer crímenes de guerra, la ayuda militar de Washington a la entidad continuó sin interrupción, subrayó el diario británico The Guardian.
“Israel” utilizó municiones de fabricación estadounidense en un ataque en el cual mató a tres periodistas e hirió a otros tres el pasado 25 de octubre en Hasbayya, al sur de Líbano, confirmó una investigación del periódico británico The Guardian.
Según expertos legales consultados, la embestida podría constituir un crimen de guerra.
#Focus Según una investigación de The guardian, "Israel" utilizó municiones guiadas fabricadas en EE.UU. para asesinar periodistas en Líbano el pasado 25 de octubre. De acuerdo con el medio británico las fuerzas de ocupación habrían apuntado intencionalmente contra el alojamiento… pic.twitter.com/h59Wpzrv6R
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En la fecha señalada y a las 03:19 (hora local), un caza israelí lanzó dos bombas contra un chalet en Hasbayya, donde dormían los periodistas Ghassan Najjar y Mohammad Reda, de Al Mayadeen, y Wissam Qassem, de Al-Manar.
Los tres cayeron mártires en esa agresión, mientras otros reporteros, alojados en residencias cercanas, resultaron heridos.
“Israel” utilizó municiones de fabricación estadounidense en un ataque en el cual asesinó a tres periodistas e hirió a otros tres el pasado 25 de octubre en Hasbayya, al sur de Líbano, confirmó una investigación del periódico británico The Guardian.
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De acuerdo con The Guardian, en la zona no hubo combates antes ni durante el ataque, lo cual sugiere una acción deliberada contra el personal periodístico.
El medio entrevistó al propietario de la propiedad y los periodistas presentes durante la embestida, analizó los fragmentos encontrados en el lugar e identificó las ubicaciones del equipo de vigilancia israelí en relación con las posiciones de los trabajadores de la prensa.
Conforme a los restos de municiones hallados en el sitio, una de las armas lanzadas fue una bomba de la serie MK-80, de 500 libras, guiada por un JDAM de fabricación estadounidense, un sistema convertidor de grandes bombas no guiadas en armas de precisión.
La pesquisa del diario encontró una pieza de aleta de cola del avión JDAM, producida por la empresa Boeing, así como una parte del sistema de control interno activador de la aleta.
El código de jaula en los restos de la sección de control indicó la marca de producción de la compañía Woodward, compañía aeronáutica con sede en Colorado.
Boeing y Woodward no respondieron a las solicitudes de comentarios.
En la verificación de los fragmentos participaron el exespecialista en desactivación de bombas del ejército de EE. UU., Trevor Ball, un experto en armas de la Fundación Omega, y otro no autorizado para hablar con los medios de comunicación.
Basado en estos hechos, la investigación de The Guardian subrayó el uso de al menos una bomba de precisión, lo cual significa la elección por el ejército israelí del chalet donde estaban albergaba los tres periodistas objetivos del ataque.
Además, la presencia de drones y torres de vigilancia para observar a los periodistas claramente identificados, durante 23 días previos, evidenció el conocimiento por las fuerzas israelíes de sus ubicaciones y estatus.
Contexto de la agresión israelí contra periodistas
La indagación relató los detalles del ataque al refugio de los periodistas en Hasbayya.
Un día después del inicio de la operación terrestres israelí en Líbano, en octubre, un grupo de 18 periodistas llegó a un complejo turístico en Hasbayya, al sur de Líbano.
El avance israelí obligó a los reporteros a trasladarse desde Ibl Al-Saqi, localidad donde estuvieron durante los últimos 11 meses en la cobertura de la guerra.
Los periodistas decidieron quedarse en la localidad porque no estaba vinculada a la Resistencia de Líbano y tampoco fue blanco de los ataques israelíes, apuntó The Guardian.
Además, los inmuebles turísticos eran propiedad del estadounidense de origen libanés Anwar Ghieda, quien registró el complejo y el coche de los periodistas atacados después del bombardeo, como si estuviera buscando una aguja en un pajar, pero "no encontró nada sospechoso".
El personal de la prensa utilizó el lugar de estancia durante 23 días y ese tiempo viajaron hasta la cima de una colina a 10 minutos en coche para filmar los combates y producir cobertura en vivo todos los días.
La elevación ofrecía una vista panorámica de las localidades fronterizas de Shebaa y Khiam, donde continuó la lucha entre Hizbullah e “Israel”.
Además, los periodistas circularon en vehículos marcados con el logo de Press y usaban chalecos antibalas y cascos con la simbología adecuados paa esos casos.
El lugar de observación estaba en línea directa de visión con tres torres de vigilancia israelíes, todas ubicadas a unos 10 kilómetros del sitio, según la investigación.
Las edificaciones israelíes suelen estar equipadas con cámaras Speed-er, capaces de rastrear objetivos de manera automática hasta 10 kilómetros de distancia, además de contar con capacidades de grabación en video, térmica e infrarroja.
El medio entrevistó a varios periodistas en el sitio atacado, entre ellos la colega Fatima Fatouni, quien confirmó la permanencia de aviones no tripulados israelíes sobre el sitio de la transmisión en vivo y el refugio en Hasbayya durante la estadía de 23 días.
Fatouni, alojada cerca de sus compañeros, agregó: "La noche del ataque estábamos sentados frente a los chalets y el dron volaba muy bajo sobre nosotros".
"Me desperté después de unas horas por el sonido de una explosión. Salí bajo los escombros del techo colapsado, tomé mi casco y mi chaleco antibalas fue desgarrado por la fuerza de la explosión, y encontré a mis compañeros muertos en el suelo", agregó.
Conforme a Fatouni, el silencio de la comunidad internacional permitió la ocurrencia de esa crimen.
El chalet donde dormían Al-Najjar, Reda y Qassem fue alcanzado de manera directa por una bomba lanzada por un caza israelí, y otra impactó cerca del edificio.
Crimen de guerra
A partir de los hallazgos del periódico, tres expertos en derecho internacional humanitario coincidieron en señalar la agresión israelí como un crimen de guerra y llamaron a una investigación más profunda.
Para el abogado de derechos humanos y director ejecutivo de la Iniciativa de Reforma Árabe, Nadim Houry, todas las pruebas apuntan a un ataque deliberado contra periodistas porque el atacante tenía identificado la ubicación donde estaban.
La investigación de The Guardian no encontró evidencia de infraestructura militar de Hizbullah en el lugar del ataque israelí ni ninguno de los periodistas formaron parte de sus combatientes.
A su vez, la esposa de Ghassan Najjar, Sanaa Najjar, subrayó que su amado, padre de un niño de tres años, no era miembro de Hizbullah, nunca tuvo un arma ni siquiera para cazar. “La cámara era su única arma”.
Independiente de las afiliaciones políticas, matar a periodistas es ilegal bajo el derecho internacional humanitario a menos que participen de forma activa en actividades militares, subrayó The Guardian.
A juicio de la codirectora del Instituto de Ética, Derecho y Conflicto Armado de Oxford, Janina Dill, ya es una tendencia peligrosa en Gaza vincular a los periodistas a las operaciones militares debido a sus supuestas afiliaciones o inclinaciones políticas porque los convierte en objetivos de ataques, lo cual es incompatible con el derecho internacional.
De acuerdo con la ley estadounidense, si un país utiliza armas suministradas por Estados Unidos para cometer un crimen de guerra deben suspenderse las ayudas militares a dicha nación.
Sin embargo, a pesar de la existencia de pruebas en varios casos donde “Israel” utilizó municiones estadounidenses para cometer posibles crímenes de guerra, la ayuda militar de Washington a “Tel Aviv” continuó sin interrupción.
El período más mortal para los periodistas
“Israel” asesinó a seis periodistas en Líbano y al menos a 122 en Gaza y Cisjordania desde el 7 de octubre de 2023, el período más mortífero para los periodistas en las últimas cuatro décadas, agregó el Comité para la Protección de los Periodistas.
Según la relatora especial de la ONU sobre la promoción y protección del derecho a la libertad de opinión y expresión, Irene Khan, las autoridades israelíes ignoran de manera flagrante las obligaciones legales internacionales de proteger a los periodistas.
Las conclusiones de The Guardian sobre lo ocurrido en el sur del Líbano coinciden con el patrón de asesinatos y ataques perpetrados por las fuerzas israelíes contra periodistas en Gaza, afirmó Khan.
En su opinión, los asesinatos selectivos, la excusa de ataques dirigidos contra supuestos grupos armados sin aportar ninguna prueba y la falta de investigaciones exhaustivas forman parte de una estrategia deliberada por parte del ejército israelí para silenciar los reportajes críticos sobre la guerra y las violaciones, y para dificultar la documentación de posibles crímenes de guerra internacionales.
Los ataques contra periodistas en Hasbayya y otras partes del sur de Líbano tuvieron un impacto negativo en los trabajadores de los medios, quienes ya no saben dónde pueden trabajar con seguridad, concluyó el diario.