Asalto masivo a Al-Aqsa marca nueva fase en la agresión de "Israel"
La autoridad local de Jerusalén denunció este domingo que el asalto al recinto de la mezquita Al-Aqsa marcó un giro cualitativo y peligroso en la trayectoria de la agresión de "Israel"
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Colonos israelíes irrumpen en la mezquita de Al-Aqsa (Foto: Gobernación de Jerusalén)
La Gobernación de Jerusalén advirtió este domingo que el asalto liderado por el ministro de Seguridad Nacional de "Israel", Itamar Ben Gvir, al recinto de la mezquita Al-Aqsa marcó “un giro cualitativo y peligroso en la trayectoria de la agresión”.
De acuerdo a la autoridad local, las incursiones sin precedentes durante la llamada “conmemoración de la destrucción del templo”, junto con ataques directos a la santidad del lugar, revelaron el inicio de la aplicación pública y efectiva de la política de “división espacial” del sagrado lugar.
#VIDEO 🔴 BEN GVIR LIDERA INCURSIÓN DE TRES MIL COLONOS EN MEZQUITA DE AL-QSA
— Al Mayadeen Español (@almayadeen_es) August 3, 2025
⭕ El ministro de Seguridad Nacional de "Israel", Itamar Ben Gvir, encabezó este domingo una incursión en la mezquita de Al-Aqsa, acompañado por más de tres mil colonos, quienes realizaron rituales… pic.twitter.com/V93RtqpFTP
Estas incursiones formaron parte de un plan organizado por los grupos del "Movimiento del Templo" con el objetivo de convertir el 3 de agosto en el "día de la mayor irrupción" en Al-Aqsa, aprovechando el pleno apoyo del gobierno a su agenda religiosa y política.
La Gobernación de Jerusalén advirtió sobre el grave peligro que plantea la fecha este año, especialmente porque las incursiones buscan violar las líneas rojas religiosas y legales que restringen la conducta de los colonos dentro del santuario, todo bajo el apoyo oficial israelí.
Detalles del asalto al recinto sagrado
En una serie de publicaciones en su cuenta de Facebook, la entidad oficial detalló que tres mil 969 colonos irrumpieron en las explanadas del recinto. Los acompañaron ministros como Ben Gvir e Itzjak Waserlauf, y parlamentarios del Likud encabezados por Amit Halevi.
A ellos se sumaron otros 100 individuos bajo el pretexto de “turismo”. Los colonos realizaron lecturas públicas de la Torá ante la presencia y protección de las fuerzas israelíes, que impidieron la presencia de palestinos en los alrededores.
Previo al asalto, un grupo se reunió junto a la Puerta de los Magrebíes frente a un rollo abierto de la Torá. La Gobernación interpretó el acto como un intento de revivir la narrativa de reconstrucción del templo judío sobre las ruinas de Al-Aqsa.
Los colonos introdujeron artefactos religiosos y emblemas judaicos. Ejecutaron plegarias talmúdicas frente a la mezquita de Al-Qibli. También desplegaron banderas israelíes y pancartas con ilustraciones del templo, con inscripciones como “Casa Mundial de Dios”.
En este contexto, las fuerzas israelíes expulsaron a un grupo de jóvenes palestinas del recinto, arrestaron a tres de sus guardias y restringieron el acceso de residentes de Jerusalén a la Ciudad Vieja para facilitar el ingreso de los colonos.
Una etapa crucial en el plan israelí
La Gobernación afirmó que el asalto marcó "una fase decisiva del plan israelí para imponer soberanía judía forzada sobre Al-Aqsa y dividirlo espacialmente entre musulmanes y colonos, luego de instaurar una división temporal en los últimos años”.
Alertó que este episodio representó “una declaración de guerra religiosa contra los lugares sagrados islámicos y cristianos en Jerusalén”, lo que podría desencadenar una conflagración de consecuencias regionales y globales.
La entidad responsabilizó al gobierno israelí por la escalada y exigió a Naciones Unidas, la Organización de Cooperación Islámica y la Liga Árabe actuar inmediatamente para detener el asalto y garantizar protección internacional a los lugares sagrados.
También llamó a la movilización del pueblo palestino y de las naciones árabes e islámicas para proteger Al-Aqsa, advirtiendo que “tocar Jerusalén y sus lugares santos provocará consecuencias históricas que podrían cambiar la región y el mundo”.
El aumento en las agresiones ocurrió poco después de que Ben Gvir instruyera a la policía a permitir a los colonos cantar y bailar dentro del recinto. Según la Gobernación, la medida preparó el terreno para imponer nuevas realidades por la fuerza.
Reacciones de los movimientos palestinos
El movimiento Hamas calificó el asalto como “una escalada criminal” contra Al-Aqsa y el pueblo palestino. Afirmó que fue una provocación a todos los musulmanes.
Indicó que las incursiones, el asedio y las restricciones no lograrán judaizar el recinto ni alterar su identidad islámica.
Advirtió que la situación “amenaza directamente la paz y la seguridad” regionales e internacionales, e instó a la comunidad mundial a adoptar medidas serias para frenar las agresiones israelíes.
La Yihad Islámica denunció que las acciones fueron una afrenta deliberada a los sentimientos religiosos del mundo musulmán. Expresó que son un plan para dominar y destruir el recinto.
Instó a los pueblos musulmanes a unirse ante la arrogancia israelí amparada por Estados Unidos. Alertó que quienes ignoren la causa palestina no estarán a salvo del sionismo.
El Frente Popular para la Liberación de Palestina afirmó que la incursión fue "gasolina sobre un barril explosivo". Señaló que forma parte de una estrategia de judaización, represión y limpieza étnica.
También llamó a más unidad sobre el terreno y a intensificar todas las formas de resistencia, especialmente la armada.
Reacciones de la presidencia palestina y países árabes
El portavoz de la presidencia palestina, Nabil Abu Rudeina, afirmó que lo ocurrido forma parte de una guerra de exterminio y hambre contra Gaza. Condenó el hecho como terrorismo de Estado.
Asimismo, pidió a Estados Unidos intervenir urgentemente para frenar la agresión y hacer cumplir el derecho internacional.
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Jordania condenó el asalto como una violación flagrante del derecho internacional y reiteró que "Israel" no tiene soberanía sobre Al-Aqsa.
Consideró que el hecho fue un intento de dividir el recinto en el tiempo y el espacio, y alertó sobre las consecuencias de violar los lugares sagrados islámicos y cristianos en Jerusalén.
Arabia Saudita denunció las “reiteradas acciones provocadoras” de funcionarios israelíes contra el recinto, y sostuvo que tales conductas “avivan el conflicto en la región”.
Exigió a la comunidad global detener estas violaciones del derecho internacional, que “socavan los esfuerzos de paz”.