Tecnología y tecnocapitalismo: ¿salvación o riesgo global?
El término “tecnocapitalismo” describe una fase del capitalismo donde la tecnología y el conocimiento se convierten en las principales fuentes de acumulación.
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Tecnología y tecnocapitalismo: ¿salvación o riesgo global?
En un mundo que enfrenta una emergencia climática sin precedentes, la tecnología emerge como una narrativa de salvación.
Las inversiones globales en tecnologías limpias alcanzaron un récord de 1,8 billones de dólares en 2023, según cifras de BloombergNEF, y que alimentan la esperanza de un futuro sostenible impulsado por la innovación.
Sin embargo, la tecnología también es un posible acelerador de desigualdades y nuevas formas de colonialismo, y plantea una pregunta fundamental sobre quién controla el futuro de nuestro planeta.
Contexto del tecnocapitalismo y sus promotores
El término “tecnocapitalismo” describe una fase del capitalismo donde la tecnología y el conocimiento se convierten en las principales fuentes de acumulación de valor y poder.
La conceptualización modeló desde los garajes de Silicon Valley hasta convertirse en una fuerza global impulsada por gigantes como BlackRock, Vanguard y fondos soberanos, que canalizan miles de millones hacia startups de tecnología climática.
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Beneficios proyectados de la tecnología verde
Las promesas del tecnocapitalismo verde son, sin duda, atractivas. Los avances en energía solar y eólica, la inteligencia artificial para optimizar redes eléctricas y el desarrollo de la movilidad sostenible ofrecen caminos tangibles para reducir las emisiones de carbono.
Según la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, las patentes en tecnologías de mitigación del cambio climático crecieron exponencialmente en la última década.
Estas innovaciones no solo prometen eficiencia energética, sino también una supuesta mejora en la calidad de vida.
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Desafíos y riesgos: explotación de recursos
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Tecnología y tecnocapitalismo: ¿salvación o riesgo global?
Sin embargo, la cara oculta de esta revolución tecnológica es la intensificación de la explotación de recursos.
La transición energética depende masivamente de minerales como el litio, el cobalto y el cobre.
Esta presión extractiva, sumada a la creciente generación de residuos electrónicos y las controvertidas propuestas de geoingeniería, amenaza con generar un colapso ambiental localizado y agravar las desigualdades.
La lógica de maximizar el beneficio a corto plazo, inherente al modelo tecnocapitalista, choca directamente con la necesidad de una gestión sostenible y justa de los recursos planetarios.
Para evitar un futuro de “apartheid climático” es imperativo construir marcos regulatorios sólidos que pongan los derechos humanos y la justicia ambiental por encima del beneficio corporativo.
Los gobiernos pueden fomentar la soberanía tecnológica, apoyar modelos de innovación comunitaria y garantizar que las comunidades locales sean protagonistas y no víctimas de la transición ecológica.
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Desafíos y riesgos: explotación de recursos
Sin embargo, la cara oculta de esta revolución tecnológica es la intensificación de la explotación de recursos.
En el “triángulo del litio” de Argentina, Bolivia y Chile, la minería consume ingentes cantidades de agua en ecosistemas extremadamente frágiles.
La presión extractiva, sumada a la creciente generación de residuos electrónicos y las controvertidas propuestas de geoingeniería, amenaza con generar un colapso ambiental localizado y agravar las desigualdades.
Casos de éxito y fracaso en mercados emergentes
La tecnología no es inherentemente una salvación ni una condena; es una herramienta cuyo impacto depende del sistema que la dirige.
El modelo tecnocapitalista actual, con su enfoque en la velocidad y la escala, profundiza la explotación de recursos y las injusticias globales que condujeron a la crisis climática.