Esta vez los bombarderos de última generación fabricados en Estados Unidos atacaron un objetivo preciso con nombre y dirección exacta, perfectamente identificable, en el centro de la capital siria. Funcionarios diplomáticos y transeúntes resultaron abatidos y quedaron sepultados bajo los escombros de varios edificios en torno a la embajada de Irán en Siria. El consulado fue arrasado, decía el pie de foto de una de las primeras imágenes. Medios sirios e iraníes señalaron que entre las víctimas de la agresión figuran los brigadieres generales Mohammad Reza Zahedi y Mohammad Hadi Haji Rahimi, asesores militares y altos comandantes de la Guardia Revolucionaria, y otros cinco oficiales.

Tan pronto supo del ataque, que según reportes oficiales y testigos asesinó a varios funcionarios iraníes y transeúntes,  el canciller sirio, Faisal al-Miqdad, acudió a la sede diplomática, desde donde expresó su enérgica condena.

Desde la embajada de Irán, el titular sirio conversó con su homólogo iraní, Hosein Amir Abdollahian. Ese ataque, dijo, «muestra el estado de histeria que atraviesa la entidad sionista a consecuencia de su miserable fracaso en su guerra contra el pueblo palestino en Gaza».

El canciller iraní agradeció «el fuerte mensaje de respaldo que confirma una vez más que los dos países están alineados frente a la barbarie israelí que ha superado todos los límites, según reportó Hispantv».

Desde Washington , la portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean Pierre, informó tras conocerse el suceso que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ya cuenta con la información de los ataques aéreos israelíes en Damasco y confirmó que su «equipo lo está investigando».

La prensa israelí reportó el comprometedor incidente, pero los medios oficiales guardaron silencio, como en ocasiones anteriores. La pregunta que queda en el aire es si esta vez "Tel Aviv" no ha cruzado una peligrosa línea roja.

En esta jornada el Ejército israelí también informó que sus aviones de combate atacaron varios objetivos de Hizbullah en el sur del Líbano.

En realidad, esta jornada de lunes los diarios del Estado sionista amanecieron repletos de duras críticas al primer ministro Benjamín Netanyahu.

Todos reportaron las masivas protestas frente al edificio del Parlamento, en Jerusalén, el domingo contra el gobierno de Netanyahu, en reclamo de la liberación de los rehenes retenidos por la Resistencia Palestina en la Franja de Gaza.

«Netanyahu ha fracasado. Si queremos un futuro, tenemos que volver a las calles”, decían pancartas levantadas por los manifestantes.

Los diarios Times of Israel y Jerusalem Post publicaron fotos de los daños causados en una base del Ejército cerca de la ciudad sureña de Eilat, por un dron que entró en territorio israelí el lunes temprano y se estrelló sin causar víctimas, según el parte oficial. Al propio tiempo, este lunes temprano las milicias pro-iraníes en Irak anunciaron que habían atacado un «objetivo clave» en territorio israelí.

Un titular en Haaretz decía: «Mientras "Israel" depende de la fuerza, se prepara para el suicidio».

En un reflejo de la aventurera política del gobierno de extrema derecha de Netanyahu y los temores que despierta en el propio estado sionista, el analista militar de Haaretz, Amos Harel, señaló: «Crecen las sospechas de que Netanyahu quiere una guerra perpetua –una guerra que sigue y sigue, sin un examen de conciencia nacional sobre la cuestión de cómo fuimos arrastrados a ella– más de lo que quiere una victoria total, que en cualquier caso no es visible en el horizonte».