King
Como es común en tantos países, figuras históricas radicales como King que eran repudiadas, vigiladas y reprimidas mientras vivían, después son esterilizadas y domadas para ser presentadas como parte de la propaganda oficial de las cúpulas, y no hay mejor ejemplo que King, cuyo día feriado oficial nacional el lunes.
La luz radical del reverendo Martin Luther King, Jr no podría ser más contemporánea –al celebrarse lo que serían sus 93 años de edad– y eso es a la vez triste y esperanzador.
Triste porque uno de los logros magnos de su movimiento de derechos civiles, el derecho pleno al voto a todo estadounidense sin importar su raza, conquistado por años de lucha no violenta que culminó en la Ley de Derecho al Voto de 1965, se está anulando. De hecho, su familia instó a que no se celebrara su día festivo oficial este lunes sin luchar por una legislación que garantice el derecho al voto, hoy bajo asalto por la derecha. Igual de grave es que, además de su lucha por la democracia política, también hay severos reveses en su lucha por la democracia económica.
Más de medio siglo después de su asesinato en 1968, mientras impulsaba su gran campaña para la democratización económica de Estados Unidos con su Campaña para los Pobres, y después de que se había atrevido a denunciar la guerra de Vietnam y el sistema imperial estadunidense, su país de nuevo se encuentra en una batalla por los derechos democráticos, bajo sitio por fuerzas neofascistas, y ante la mayor desigualdad económica en casi cien años.
Como es común en tantos países, figuras históricas radicales como King que eran repudiadas, vigiladas y reprimidas mientras vivían, despues son esterilizadas y domadas para ser presentadas como parte de la propaganda oficial de las cúpulas, y no hay mejor ejemplo que King, cuyo día feriado oficial nacional es este lunes.
Dentro y fuera de su país, se suele reducir su historia a la versión oficialmente aprobada de un tipo de santo que promovía la igualdad racial expresado en su famoso discurso Yo tengo un sueño de 1963. Pocos resaltan que vinculó el racismo con el sistema capitalista y finalmente el poder imperial, y por lo tanto la lucha antirracista al movimiento a favor de la dignidad de los trabajadores y los pobres, tanto dentro como fuera de Estados Unidos.
King condenó las injusticias del capitalismo y en varios momentos afirmó estar a favor de una economía más socialista. El hecho es que el capitalismo fue construido sobre la explotación y sufrimiento de esclavos negros y continúa prosperando sobre la explotación de los pobres, tanto negros y blancos, aquí y en el extranjero, declaró en 1967. Poco después, en su monumental discurso de la iglesia Riverside, proclamó que si vamos a estar del lado correcto de la revolución mundial, nosotros como nación tenemos que realizar una revolución radical de valores(https://kinginstitute.stanford.edu/encyclopedia/beyond-vietnam).
Reconoció la red inescapable de mutualidad entre todos los que luchan contra las injusticias sociales –incluso empezó a trabajar con mexicano-estadunidenses en su Campaña de los Pobres y en 1966 expresó a César Chávez que nuestras luchas separadas son en verdad una sola; una lucha por la libertad, la dignidad y la humanidad. Para él, el racismo era parte de la guerra contra todos los trabajadores y los pobres.
Vale recordar que a finales de su vida, King era repudiado por más de dos tercios de sus compatriotas, sus propios aliados se alejaron al criticar que estaba debilitando al movimiento de derechos civiles al hablar sobre la guerra, o sea, los costos de expresar su conciencia. Él respondió que lo tenía que hacer porque llega un momento en que el silencio es traición.
Y eso es lo esperanzador en este día de King: amplios sectores rehusan guardar silencio. Se ha resucitado su Campaña para los Pobres como una iniciativa multirracial a favor de la justicia económica y King está muy presente en las movilizaciones de defensa de libertades y derechos civiles, en el movimiento de jóvenes contra la violencia de armas de fuego, en la lucha por los derechos de los trabajadores incluyendo los inmigrantes, y en la resistencia contra el militarismo.
Estas son las fuerzas democratizadoras que King decía eran/son la esperanza para el futuro estadounidense.