Los símbolos y la toma de posesión de Petro
En este artículo se valoran momentos importantes de la ceremonia de investidura de Gustavo Petro como presidente y su significado para los nuevos tiempos que vive Colombia.
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Los símbolos y la toma de posesión de Petro.
La toma de posesión de Gustavo Petro el domingo pasado estuvo llena de símbolos.
Cuatro años atrás, Iván Duque tomaba el poder bajo vientos y lloviznas que le dieron un tono gris a la ceremonia. Y así fue todo su gobierno, o mejor, su desgobierno.
Petro asumió el mando bajo un sol limpio y una plaza Bolívar repleta de pueblo emocionado. Mantener esa confianza será su mayor desafío y a la vez su más sólida divisa.
La banda presidencial debió ponerla Roy Barreras, al frente del Senado pero este llamó a otra senadora, María José Pizarro, para que le colocara el distintivo al nuevo mandatario.
María José es hija del comandante guerrillero Carlos Pizarro, quien asumió la dirección del movimiento M-19 tras la muerte de Jaime Bateman en 1986 y condujo a la organización hasta el acuerdo de paz de 1990. En esa organización militó el joven Gustavo Petro.
Carlos fue asesinado en 1990 en pleno vuelo de un avión comercial. El sicario "violó" todos los controles y con una ametralladora disparó al líder revolucionario. Sus escoltas, miembros de los servicios de inteligencia colombianos, ultimaron al asesino material.
Que sea la hija de su antiguo jefe quien coloque sobre Petro la banda presidencial fue un mensaje de coherencia ideológica y de respeto por la historia que lo llevó hasta allí.
La presencia de Roy Barreras, elegido presidente del Senado con el respaldo de Petro, es otro símbolo que expresa la determinación de construir consensos.
Barreras representa a un sector de la clase política tradicional liberal que acompañó a Juan Manuel Santos en la consecución del Acuerdo de Paz que el manatario ha jurado cumplir de forma integral.
Sin el Acuerdo de Paz, Colombia no hubiera tenido esta oportunidad de transformaciones y esperanzas.
¡Y que símbolo más hermoso y diáfano de los tiempos que vive Colombia y de los que pueden venir, que ver a un ex guerrillero, intelectual y estadista, electo presidente, tomar juramento a una mujer negra, lideresa social, como vicepresidenta!. Con Francia Márquez juraron el cargo los millones de indios y negros vilipendiados por siglos.
Y como si no bastara, la primera orden dada por el nuevo presidente fue traer hasta el estrado ceremonial la urna que guarda la espada de Simón Bolívar, el Libertador de América.
Esa espada fue sustraída en 1974 por un comando del movimiento M-19 con el fin de lanzar un mensaje a la nación acorde con la sentencia de Bolívar: "No envainaré jamás la espada mientras la libertad de mi patria no esté completamente asegurada".
La espada llegó al estrado custodiada por soldados vestidos con los uniformes del siglo XIX, mientras, el pueblo en la plaza coreaba una consigna que debió provocar palidez a los sectores oligárquicos: ¡Alertas, alertas que camina la espada de Bolívar por América Latina!
Justamente esa es una de las frases que sembró la Revolución Bolivariana en la mística de las luchas sociales y políticas de la región. Y el domingo el pueblo colombiano la entonó sin gases lacrimógenos ni balas de goma como respuesta.