Cuba: cuando lo pequeño se hace grande en Estados Unidos
Trump no podrá atacar a Biden de cambiar la política hacia Cuba, pues las 243 medidas aplicadas por el gobernante republicano se mantienen vigentes, todas ellas adicionales al asfixiante bloqueo económico, comercial y financiero impuesto contra la isla desde hace más de 60 años. Lo nunca visto en la historia.
El tiempo pasa y no hay una mirada atrás. Durante más de 60 años, el tema Cuba desempeñó un papel en las elecciones en Estados Unidos, no al tamaño de las crisis migratorias, las tensas relaciones con Rusia y China, el desempleo o la economía, pero siempre estuvo ahí, dando un peso a la Florida que en realidad nunca tuvo, a no ser cuando se convirtió en "República Bananera" tras George W. Bush vencer al demócrata Al Gore, dejando un tufo a fraude y a robo electoral, en el cual una maquinaria de cubanoamericanos de derecha tuvieron un papel importante por encima de la voluntad del voto popular.
Bush venció a su rival pese a tener cerca de medio millón de votos populares menos. Así es la política en este país que trata de dar clases de "democracia" al mundo.
A escasos cinco meses de las elecciones presidenciales de noviembre, en las que el demócrata Joe Biden tratará de reeditar su victoria de 2020 cuando se convirtió en el 46 presidente de Estados Unidos, el escenario se muestra convulso con un Trump casi vestido de naranja y un Biden al que al parecer la edad le juega una mala pasada.
Hay diversos criterios que ponen a Biden al filo de la derrota y otros que apuestan a un debate que tendrá lugar el jueves 27 de junio, donde el actual inquilino de la Casa Blanca se lo juega todo, en un escenario que según Van Jones, un exasesor del expresidente Barack Obama, anticipa que si comete un error de gran magnitud en el debate, su futuro en el resto de la campaña en busca de la reelección, estará acabado.
El experto dijo en una intervención en la cadena de televisión CNN que gran parte de las posibilidades de que Biden pueda imponerse a Trump en los comicios de noviembre dependerán de la imagen que proyecte durante los 90 minutos cuando vuelva a estar frente a frente a su acérrimo adversario político. "El mundo entero estará mirando", y para algunos lo que salga ese día será un adelanto del resultado de noviembre.
Si Biden sale y se equivoca, se acabó el juego. Si sale y una semana después está más abajo en las encuestas, habrá pánico en el partido (demócrata), expresó
Van Jones advirtió que el demócrata de 81 años se medirá a la furia de un adversario enfocado en destrozarlo frente a la ciudadanía, pero si consigue enviar un mensaje donde exhiba el vigor necesario para contenerlo siendo más inteligente, entonces se proyectará hacia una victoria en las boletas, pues disipará todas las dudas.
Aunque en las últimas semanas se difundieron algunos videos donde presuntamente se observa un posible deterioro cognitivo de Biden, el asesor de Tennessee no da por descartado que todo se trate de una estrategia basada en vender la idea de un personaje nada parecido al que se plantará frente a las cámaras de televisión la próxima semana.
Esa es la situación que flota en un ambiente donde otros asuntos pasan a un segundo plano.
Por ejemplo, Trump no podrá atacar a Biden de cambiar la política hacia Cuba, pues las 243 medidas aplicadas por el gobernante republicano se mantienen vigentes, todas ellas adicionales al asfixiante bloqueo económico, comercial y financiero impuesto contra la isla desde hace más de 60 años. Lo nunca visto en la historia.
Hasta ahora las encuestas apuntan a una victoria de Trump pero hay escenarios que pueden influir en los resultados además de que Biden logre mejorar su imagen en el debate.
Por ejemplo, en este amplio contexto se incluyen grandes grupos de votantes de estados del sur, medio oeste y zonas eminentemente agrícolas que sufragan mayoritariamente por los rojos como en Minnesota, Arkansas y Kansas, y que ven con preocupación frenos impuestos al comercio de productos con otras naciones y con los que Biden no cuenta porque serían pro Trump.
Cuba y el voto rural en Estados Unidos
Una parte de este sector necesita del mercado cubano para enfrentar la caída de sus ingresos y salvo algunas visitas de agricultores y congresistas a La Habana, Biden no tuvo una proyección en su política para no desilusionar a sus presuntos seguidores del llamado "cubaneo" de la Florida.
Con la caída de la demanda interna, los mayores precios de producción y la competencia de los productores extranjeros que ya están perjudicando a nuestros agricultores, los aranceles de represalia sobre las exportaciones agrícolas de China, la Unión Europea, Canadá, México y Turquía son un peso adicional para nuestros productores y productores, estiman diversos sectores vinculados al agro.
Advierten veladamente que "los agricultores estadounidenses son duros patriotas, pero necesitan fuertes ingresos por exportaciones para mantenerse en el negocio".
La construcción de nuevos puntos de exportación para los agricultores estadounidenses y las industrias aliadas se convirtió en un imperativo, y Cuba debería ser parte de esa combinación, algo que al parecer Biden nunca tomo en cuenta.
El mercado cubano esta al doblar de la esquina, la isla está ahogada por la falta de inversión, créditos y negocios que por ejemplo permitirían ganancias millonarias para el sector de la soja, la ganadería y la producción de carne de cerdo, entre otras.
En el caso de Cuba, que ofrece una importante oportunidad de crecimiento a solo 90 millas de distancia y un corto viaje para el envío de contenedores desde los puertos estadounidenses del Golfo y la Costa Este, se necesita una solución diferente que Biden no ve y se deja llevar por los afanes de estrangulación de la economía isleña que impulsan senadores como Marcos Rubio (R) y Robert Menéndez (D) y la representantes como María Elvira Salazar (R), entre otros.
Fuentes vinculadas al sector agrícola estadounidense estiman que Cuba es uno de los pocos mercados extranjeros donde el potencial para el crecimiento agrícola de Estados Unidos es cuantificable y alcanzable. Esa isla, subrayan, gasta más de dos mil millones al año en importaciones agrícolas para alimentar a sus 11 millones de personas y tres millones de turistas anuales, sector en pleno desarrollo en el que Washington debe tener un marcado protagonismo por su gran potencial.
A favor de este negocio señalan que la mayoría de las importaciones de la isla son de Vietnam, China, la Unión Europea y otros lugares lejanos, donde las tarifas de transporte son muchas veces más altas que las estadounidenses.
Arkansas, por ejemplo, es el exportador de arroz número uno del país y Cuba tiene el mayor consumo per cápita de arroz en el hemisferio occidental.
Sin embargo, desde el año fiscal 2009, Cuba no importa ninguna cantidad significativa de arroz estadounidense, cuando este país alcanzaba casi el 40 por ciento de la participación de mercado en el año fiscal 2004, algo que se perdió con Vietnam y Brasil, que ofrecieron créditos a la isla.
En Minnesota, las exportaciones estadounidenses de soja podrían significar ventas combinadas de hasta 14 millones y las ventas de maíz podrían alcanzar hasta 16 millones, entre otras posibles ventas.
Por otro lado, muchos de los principales productos agrícolas de Kansas son importaciones básicas para Cuba. Kansas exporta más de 800 millones anuales en trigo, pero prácticamente no hay comercio de trigo entre ese estado y la nación caribeña.
Todo este potencial muere por las normas de financiamiento obsoletas sobre las ventas agrícolas a presuntos "estados patrocinadores" del terrorismo, esa lista antojadiza en la que la Casa Blanca incluye a La Habana y que lastra todo intercambio, mientras sectores norteños llaman a "posicionar a los agricultores estadounidenses como el proveedor agrícola número uno para Cuba".
El tema Cuba y el comercio, aunque no tiene la relevancia de otros que presionan ahora a los dos candidatos en el ring es algo en lo que pudiera pensar Trump para fortalecer y consolidar sus bases de apoyo político en sector rural, tradicionalmente inclinado por el partido rojo, republicano.
El acceso ampliado para la agricultura de Estados Unidos a Cuba y otros puntos de venta nuevos es una cuestión de salud económica, también de supervivencia, para la América rural. Solo Trump y no Biden puede dar el paso para consolidar el apoyo de la América rural, donde se encuentran sus más fieles seguidores.
Las cartas estarán sobre la mesa. La expectativa es alta. El mundo pondrá su mirada el jueves 27 de junio en Atlanta. Allí se decide, Biden o Trump. La agroindustria estadounidense y porqué no los cubanos, estarán pendiente de hacia dónde se inclinará la balanza el 5 de noviembre.