El plan israelí de burbujas demográficas y su fracaso inevitable
El plan Burbuja es uno de los intentos israelíes de responder a la pregunta del día después de la guerra, pero está muy claro que las razones de su fracaso son diversas, algunas subjetivas y relacionadas con los propios israelíes, y otras con los palestinos.
El ministro de Seguridad de "Israel", Yoav Galant, apoyado por el ejército, presentó un proyecto para la administración de la Franja de Gaza denominado Burbujas humanitarias. Según la emisora oficial israelí Kan, la conversación gira en torno a diferentes barrios del norte de Gaza que recibirán ayuda humanitaria, y durante este tiempo "Israel" tratará con sus “líderes locales”.
El periódico estadounidense The Wall Street Journal informó, según fuentes israelíes: “Al fin y al cabo, una coalición de Estados Unidos y países árabes gestionará la operación, mientras el ejército israelí seguirá luchando contra Hamas fuera de las burbujas, y trabajará para crear más burbujas con el paso del tiempo".
El plan propuesto se basa en:
Primero, separar completamente estas áreas del resto de Gaza y trabajar para neutralizar a los miembros de la Resistencia dentro de ellas por parte de las fuerzas de ocupación.
En segundo lugar, establecer la infraestructura básica en esas áreas, como electricidad, agua y otras.
En tercer lugar, la formación de comités de administración local palestinos formados por los residentes de esas zonas para gestionar la vida pública, mientras la seguridad estará en manos de los israelíes, quienes constituirán una protección externa contra el regreso de Hamas o su ataque a los comités administrativos.
En cuarto lugar, Gaza estará dividida aproximadamente en 24 burbujas geográficas. Si el proyecto tiene éxito en las primeras áreas, se expandirá hacia otras, pero la dirección de la expansión será desde el extremo norte hacia el sur, de manera gradual.
Así, las gobernaciones de Rafah y Khan Yunis, en el sur, se convierten en los últimos bastiones de la Resistencia. Entonces, podría plantearse la idea de su salida voluntaria o la continuación de la guerra contra ellos.
El plan de burbujas es uno de los intentos israelíes de responder a la pregunta del día después de la guerra, pero está muy claro que las razones de su fracaso son diversas en muchos niveles, algunas de ellas subjetivas y relacionadas con los propios israelíes, otras con los palestinos y un tercer grupo de argumentos con la voluntad internacional y los intereses de la región.
A nivel israelí
En primer lugar, el éxito del plan depende de que el ejército israelí permanezca en Gaza durante un largo período de tiempo, no menos de tres años, lo cual significa que la Franja de Gaza permanecerá bajo el control militar directo de la ocupación, y eso contradice la falta de voluntad y la capacidad de esa fuerza para permanecer en el atolladero de gobernar Gaza, con importantes consecuencias militares, financieras y políticas para "Israel".
En segundo lugar, el mando militar se ha convencido de que hay frentes más peligrosos para su seguridad nacional, entre los que destaca el frente norte con Hizbullah y el proyecto nuclear iraní, y eso requiere destinar el mayor número posible de sus soldados y transportarlos hacia el norte, ante la crisis de personal dentro de sus tropas, además de aprovechar todas las capacidades necesarias para encarar estos frentes. Esto exige reducir al mínimo su presencia en Gaza, y dejar sólo una división militar, reforzada por una o dos brigadas como máximo.
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En tercer lugar,la implementación de este plan casi seguramente se convertirá en una continua guerra de desgaste en Gaza y, por lo tanto dejar efectivos en Gaza se convertirá en un conflicto permanente, similar a la Intifada de Al-Aqsa de 2000 a 2005, sin un objetivo real cuyo éxito esté garantizado políticamente.
En cuarto lugar, el ejército no permitirá que el movimiento religioso extremista dentro del gobierno reciba un premio político a su costa, ni le allanará el camino para que implemente sus propuestas de restauración de los asentamientos en Gaza y el regreso de su ocupación y gobierno militar una vez más.
A nivel palestino
En primer lugar, ninguna familia o parte política palestina acepta cooperar con la ocupación para implementar este plan.
En segundo lugar, la estructura social, económica, política e intelectual de la sociedad de Gaza no permite el éxito de este plan, pues se trata de una sociedad civil desarrollada hace tiempo, apartada de las simples fases sociales tradicionales.
En tercer lugar, las organizaciones palestinas, incluidas las de la Resistencia e incluso las de la Organización para la Liberación de Palestina, todavía están presentes y son populares, y rechazan estas propuestas israelíes. Más bien, tienen propuestas nacionales para competir con el agresor en cuanto al manejo de Gaza a partir del día después del fin de la contienda.
En cuarto lugar, la guerra, la sangre y los sacrificios hicieron que la gente en Gaza tuviera miedo de asociar su nombre con cualquier proyecto relacionado con la ocupación. La acusación de ser un agente se considera la más peligrosa en la sociedad palestina, especialmente porque el plan israelí para el día siguiente de la guerra se ha convertido en parte de los objetivos militares y en una señal de victoria para la ocupación y su ejército.
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A nivel internacional y regional
En primer lugar, la comunidad internacional todavía está convencida de que la solución de dos Estados es la más apropiada para el conflicto palestino-israelí, y el plan de Galant se considera una destrucción integral de esta solución y una continuación de los planes israelíes de sustitución de la causa palestina.
En segundo lugar, la convicción de la comunidad internacional aumentó después de la epopeya del Diluvio de Al-Aqsa en cuanto a que no es posible abandonar completamente la causa palestina, y quien quiera estabilidad en la región debe entrar por la puerta palestina.
Por lo tanto, el plan de Gallant, a los ojos del mundo es una invitación a la continuación del conflicto y no a su solución, sobre todo porque la parte palestina reconocida por la comunidad internacional no está presente en escena, y existen temores reales de que lo sucedido en Gaza se aplique en Cisjordania, como amenaza el ministro de Finanzas israelí, Bezalel Smotrich, cuando habla de sus planes de destruir la Autoridad Palestina, anexar Cisjordania y judeizarla.
En tercer lugar, la cuestión de la reconstrucción y su impacto en la seguridad regional requiere un gobierno palestino fuerte y capaz de implementar la reconstrucción asociada con la rehabilitación de un millón y medio de ciudadanos en Gaza,e impedir que “Israel” los desplace, por la fuerza o voluntariamente, y los convierta en una nueva crisis para la región.
Por lo tanto, la región y la comunidad internacional no pueden pagar miles de millones de dólares por proyectos cuestionables, como burbujas demográficas imaginarias, a menos que el mundo y la región trabajen como servidores del Primer Ministro Netanyahu y su gobierno extremista.