El "gobierno de unidad"… ¿Lo hará Netanyahu?
El presidente israelí no fue el primero en plantear la idea de formar un gobierno de unidad ampliado en "Israel", sino el líder del partido ultraortodoxo sefardí Shas, Aryeh Deri, quien también impulsó esta propuesta.
Las voces dentro del sistema político de "Israel" que piden la formación de un gobierno de unidad nacional ampliado aumentan, y la más reciente fue la del presidente israelí, Isaac Herzog, quien en conversaciones con familiares de soldados cautivos en Gaza afirmó: "Estamos en un momento crucial. Para recuperar a los secuestrados, debemos unir todas nuestras fuerzas y trabajar con gran esfuerzo y de manera conjunta".
Esta declaración dejó claro su apoyo a la formación de un gobierno de unidad, cuyo objetivo central sería concretar un acuerdo de canje para recuperar a los prisioneros israelíes retenidos por la Resistencia palestina.
No fue Herzog el primero en plantear la idea de formar un gobierno de unidad en “Israel”, pues, el líder del partido ultraortodoxo sefardí Shas, Aryeh Deri, también impulsó esta propuesta, a pesar de ser parte de la coalición gobernante.
Un alto funcionario del partido Shas expresó que existe voluntad y apoyo para formar un gobierno de unidad, y eso es lo que debe hacerse ahora, especialmente dado que la postura oficial de Shas es favorable a la concreción de un acuerdo de intercambio, como dictaminó el Consejo de Sabios Rabínicos del movimiento.
No se puede descartar, sin embargo, que haya objetivos políticos partidistas detrás de esta llamada a formar un gobierno de unidad ampliado.
Después de que Deri no lograra aprobar una ley rabínica debido al veto impuesto por Itamar Ben Gvir, líder del partido "Poder Judío", quien amenazó con no apoyar la ley, Shas vio en la formación de un gobierno de unidad un camino astuto para expulsar a Ben Gvir del gobierno, ya que este se opone rotundamente a un acuerdo de intercambio.
Esta situación tuvo un impacto inmediato en la postura de su partido frente a la propuesta de Herzog, calificándola de "irresponsable y colaboradora con la propaganda de Hamas y la extrema izquierda".
Aryeh Deri tiene fuertes vínculos con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, aunque algunos consideran que Shas es el eslabón más débil dentro de la coalición de gobierno, dado que experimentó una gran decepción al ver que Netanyahu no pudo cumplir los acuerdos de coalición que hicieron posible su participación en el gobierno.
A esto se suma el malestar y la frustración de los miembros del partido ultraortodoxo "Judaísmo Unido de la Torá", liderado por Yitzhak Goldknopf, quien amenazó con no aprobar el presupuesto de 2025 a menos que se apruebe una ley de reclutamiento que exima a los ultraortodoxos del servicio militar dentro de un plazo de tres semanas.
En otras palabras, derrumbar el gobierno a cambio de la ley de reclutamiento, que representa un gran desafío para el gobierno de Netanyahu, incapaz hasta ahora de resolverlo sin enfrentar grandes pérdidas, especialmente cuando muchos dentro del Likud y del sionismo religioso apoyan el reclutamiento de los ultraortodoxos en el contexto de una guerra que se intensifica en varias frentes.
Con todo lo anterior, ¿es posible que Netanyahu sea consciente de que la vida de su gobierno podría no durar mucho debido a las amenazas constantes de sus socios?
Sin mencionar la posibilidad de que la guerra se extienda al frente norte con Hizbullah, lo que requeriría una gestión profesional y política sólida, respaldada por un amplio apoyo popular, algo que difícilmente podría lograr un gobierno que enfrenta a cientos de miles de manifestantes en las calles semana tras semana.
Además, un gobierno de unidad ampliado permitiría a Netanyahu mantenerse en la silla de primer ministro, al menos hasta finales de 2025, y llegar a las próximas elecciones en una posición más cómoda tanto en el ámbito popular como frente al próximo presidente de Estados Unidos, independientemente de su identidad.
Paralelamente, el actual contexto político en “Israel” diluyó muchas de las diferencias entre los partidos de la oposición secular y los ultraortodoxos, especialmente el movimiento Shas, lo que llevó a una mayor aceptación de su participación en la coalición gubernamental.
De este modo, Netanyahu podría preservar su alianza con los ultraortodoxos, sus socios históricos en los gobiernos de coalición.
Es evidente que la estrategia de Netanyahu sigue siendo mantener todas las cartas cerca de su pecho sin revelar su próximo movimiento, pero está preparando el terreno para todas las opciones posibles.