El antes y el después del 27 de septiembre de 2024
En su agresión contra el Líbano en 2024, "Israel" se basa en los mismos escenarios que durante la guerra de 2006. Está Tercera Guerra de Líbano, como se la ha llegado a llamar, está tomando similar camino a la Segunda Guerra de Líbano.
La guerra entre el Líbano e “Israel” no estalló el 27 de septiembre de 2024, con el asesinato de Su Eminencia el mártir Sayyed Hassan Nasrallah, ni el 23 de septiembre de 2024, con el rápido aumento de la peligrosa escalada por parte del enemigo sionista, especialmente en el sur, el suburbio sur de Beirut y Baalbek. Más bien esta guerra —en términos del derecho internacional— lleva ya un año: desde el 8 de octubre de 2023, con el inicio de operaciones militares y hostilidades en la frontera internacional, entre la Resistencia libanesa y el “ejército” israelí.
Pero ¿qué podemos decir del asesinato de este histórico, grande y admirable líder, en aquel día negro, y el antes y el después?
El momento político y la evaluación militar
Cuando la autoridad israelí, en sus niveles político y militar, representada por el gabinete, tomó la decisión de intensificar la violencia contra Líbano en el frente norte, enfrentar a Hizbullah y ampliar el alcance de la guerra para prolongar su duración, estaba en proceso de cambiar su situación política y militar. No es una cuestión sencilla, ni una tarea fácil, desde la perspectiva de los cálculos relacionados con los intereses israelíes.
En términos del momento político y evaluación militar, revisar y reconsiderar la situación, y luego readaptarla, reposicionando y trasladando el centro de gravedad de la guerra —mientras continúa en Gaza—, del frente sur al frente norte, es una medida vinculada a la evaluación de la situación sobre el terreno y al frente en el interior, sin olvidar las consideraciones relacionadas con la economía y la población.
Así que, cuando “Tel Aviv” decidió intensificar el enfrentamiento con Líbano, estaba estudiando sus cálculos políticos, militares y estratégicos internos y externos. Consideró que la guerra de Gaza terminó en términos de evaluación política y no sólo militar, ya que no hay objetivos militares: se han agotado las cartas, las posibilidades y las oportunidades, así como el tiempo, y ya de nada sirve esa agresión, teniendo en cuenta la dificultad de calcular los resultados directos e indirectos en el balance de ganancias y pérdidas.
Cuando "Israel" se dio cuenta de que ya no había ningún horizonte político para la batalla militar en Gaza —o sea, lograr la solución mediante la fuerza militar contra los movimientos de Resistencia Hamas y Yihad—, "Israel", junto con Estados Unidos, adoptó la decisión de entrar en una confrontación abierta con Hizbullah, con la intención de desmantelar su infraestructura y definir las posiciones militares y políticas en el norte mediante la fuerza militar, y tal vez más que eso, empezar por cambiar las reglas de enfrentamiento y llegar a cambiar las reglas del juego, e infiltrarse en ecuaciones, equilibrios y cálculos internos de manera descarada y flagrante.
Del frente sur al frente norte
El ministro de Defensa israelí, Yoav Galant, anunció recientemente la intención de “Israel” de pasar del frente sur al frente norte, lo cual significaba el traslado del centro de gravedad en la guerra del sur con Gaza al norte con Hizbullah en el Líbano. La declaración política fue contraria a su deseo y voluntad expresa, pero es el deseo y la voluntad del gobierno israelí y su extrema derecha.
Cabe señalar que “Tel Aviv” no enfrenta oposición de Washington en torno a la decisión de esta escalada en Líbano. Más bien, Estados Unidos encubre este plan y presiona para lograrlo, dado que el gobierno israelí por sí solo no puede entrar en aventuras o apuestas, sin la luz verde de la administración estadounidense, y sin su cobertura para una agresión contra el Estado y el pueblo libanés, no sólo contra su Resistencia.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, anunció en fecha reciente la intención y decisión de “Israel” de cambiar el status quo en el norte y devolver a los colonos a los asentamientos en el área por la fuerza, para obligar a la Resistencia a retirarse de la frontera internacional, evacuar esa zona y alejarlos más allá del río Litani, en un desafío flagrante a la legitimidad internacional.
La tendencia de “Israel” a aumentar la tensión y la violencia en el frente norte significa la caída de la opción política, o su abandono hasta nuevo aviso: es decir, favorecer la opción militar que se impone con esta explosión.
Es posible que las cosas no se detengan en estos límites; pues siguen estando sujetas a desarrollos sucesivos y rápidos. En consecuencia, la posibilidad de llegar con la confrontación hasta el final puede volverse posible, incluso probable, a la luz de los acontecimientos en el campo, es decir, el alcance de la capacidad de Hizbullah para resistir primero, y dañar e infligir dolor a los colonos y el gobierno sionista en segundo lugar.
Del bombardeo aéreo a la agresión terrestre
En su agresión contra Líbano en 2024, “Israel” se basó en los mismos escenarios creados durante la guerra de 2006. Esta Tercera Guerra del Líbano, como se la ha llamado, toma similar camino a la Segunda Guerra del Líbano. Pero esta vez sumó a sus planes militares y objetivos políticos una serie de operaciones de seguridad y asesinatos en el país.
El enemigo israelí inició su agresión con bombardeos aéreos en la primera etapa. Luego, en la segunda fase, pasó a violentos bombardeos aéreos de manera relámpago y traicionera. El enemigo sionista intentó —y sigue intentando— confundir a la Resistencia y aterrorizar al pueblo, lanzando sucesivos y rápidos ataques aéreos. Varios funcionarios israelíes informaron de esto y de la necesidad de reanudar y continuar el lanzamiento de agresiones y ataques aéreos, al mismo ritmo, sin implacabilidad, sin detenerse, sin retroceder ni reducir su ritmo, con la intención de poner la máxima presión sobre Hizbullah y el país.
Sin embargo, el enemigo israelí se da cuenta de que depender exclusivamente de la fuerza aérea, aviones de combate y drones, mediante bombardeos aéreos del sur del Líbano, el norte de Bekaa y el suburbio sur de Beirut, es algo casi sin precedentes, en un escenario masivo y horrible, y puede no ser suficiente y adecuado en el equilibrio de la evaluación militar y estratégica para resolver la batalla en el campo y poner fin a la guerra en el frente, tras lograr el conjunto de metas y objetivos.
Cabe señalar que el gobierno israelí, cuando anunció el inicio de la agresión terrestre por parte del ejército, no se sintió tentado a anunciar la invasión terrestre total, sino que se contentó con anunciar una “operación terrestre limitada”. No fue muy lejos en exagerar, aventurarse o arriesgarse a elevar los límites de las estimaciones y expectativas, para no imponerse y no avergonzarse ante la opinión pública israelí, y para no caer en un atolladero de advertencias sobre el terreno, incluso si obtuvo el consenso de la entidad israelí, de aquellos leales a la oposición, el ejército, los medios de comunicación y el público.
Asesinatos y operaciones de seguridad.
Habíamos indicado que "Israel" avanzaría hacia la activación del trabajo de seguridad con la continuación de la acción militar, por supuesto, ya sea dentro de la Palestina ocupada, o en Líbano, Siria y otros lugares (en referencia a Irán), dado el estado de estancamiento militar, o más bien la llegada de la opción de la resolución militar a un callejón sin salida, y el agotamiento de todas las formas y métodos de fuerza militar excesiva en Gaza.
Las operaciones de seguridad y los asesinatos se han repetido muchas veces, desde Siria e Irak hasta Irán, pasando por Líbano y Palestina. Lo que nos importa son las operaciones de seguridad y los asesinatos de “Israel” en el Líbano, especialmente en el sur y en el suburbio sur de Beirut. Fuimos testigos de una serie de operativos de seguridad y asesinatos en medio de la agresión posterior a la operación del Diluvio de Al-Aqsa.
El primer asesinato fue el 2 de enero de 2024 y condujo al martirio de Saleh Al-Arouri. El segundo asesinato tuvo lugar el 30 de julio y provocó el martirio de Fouad Shukr. El tercero se produjo el 20 de septiembre, y ocasionó el martirio de Ibrahim Aqil. El cuarto intento fue el 24 de septiembre y fracasó al intentar eliminar a Ali Karaki, quien posteriormente fue mártir el 27 de septiembre, junto con el Sayyed Hassan Nasrallah.
Cabe señalar que el éxito de las operaciones de seguridad en general, y de los asesinatos de seguridad en particular, reside en la superioridad tecnológica de "Israel", apoyado por Occidente —liderado por los Estados Unidos, y con él el Reino Unido—, y por tanto la capacidad de infiltración tecnológica es mayor que la infiltración mediante agentes sobre el terreno, sin negar ni anular la primera hipótesis de la brecha de seguridad relacionada con la superioridad tecnológica, y la segunda hipótesis de la brecha asociada al elemento humano.
El crimen de asesinar al líder de la Resistencia
El martirio de Sayyed Hassan Nasrallah, secretario general de Hizbullah y líder de la Resistencia Islámica en Líbano, es un crimen descrito, total y completo, sin disminuirlo, y es un revés, una catástrofe, un desastre, una tragedia. Es todo eso. Es un acto condenable y reprensible desde todos los puntos de vista. Causó conmoción, ya que la noticia cayó como un rayo en las cabezas y los corazones de millones de seguidores de la Resistencia.
Nadie hubiera creído o esperado que ocurriera el incidente, y que la noticia llegara y se difundiera de esa manera entre la gente. Muchos quedaron atónitos por la conmoción y la tragedia. Desde la perspectiva de la psicología política, es un delito grave. Lo más peligroso es que se trata de un delito que afecta la conciencia cognitiva, tanto individual como colectiva, de todas las personas, independientemente de sus afiliaciones religiosas, tendencias políticas, posiciones y alineamientos partidistas en general, y del grupo político y segmento social leales y partidarios de Hizbullah y de la resistencia en particular.
No es sólo un delito físico. No es un delito común, ni pasajero. Es un delito político, con todos sus elementos y descripciones. “Israel” cometió el crimen por razones políticas por excelencia. No es la primera vez, sino más bien la segunda, que "Israel" asesina al Secretario General de Hizbullah, —tras el martirio del Sayyed Abbas al-Musawi en 1992—, o que liquida a dirigentes de la Resistencia libanesa y palestina, y a oficiales de la Guardia Revolucionaria Iraní.
El crimen representa un golpe bajo de “Israel”, que cruza las líneas rojas. Esto es de lo que nos advirtieron antes de que comenzara la escalada y la agresión aumentara significativamente y a un ritmo acelerado. Hemos señalado que en la próxima etapa se lanzarán ataques de ese tipo por debajo del cinturón y más allá de las líneas rojas, y se intercambiarán esos ataques entre las dos partes en conflicto y a ambos lados de la frontera, en caso de que la Resistencia recurra a esta opción, con “Israel” persistiendo y dependiendo excesivamente de la fuerza material contra civiles y lugares civiles, no objetivos militares, en lo profundo del frente interno.
El asesinato de Su Eminencia Sayyed Hassan Nasrallah es el crimen más grave en la historia del país. Era la figura más importante y destacada, sin discusión y sin exageración. Es una de las figuras más importantes y destacadas del mundo árabe e islámico. El crimen recayó sobre un líder histórico excepcional, lo cual refleja la magnitud del golpe y la magnitud de la pérdida. Nos retrotrae a la memoria política el asesinato del primer ministro Rafik Hariri, en 2005, y la explosión del puerto de Beirut en 2020, en un escenario nacional que plantea interrogantes sobre cómo se cometieron estos crímenes y la identidad del criminal o los criminales.
¿Cómo pudo “Israel” asesinar a Su Eminencia el Mártir, a pesar de los procedimientos y medidas de seguridad que lo rodeaban? ¿Puede "Israel" por sí solo llevar a cabo la operación de seguridad? ¿Hay otras partes involucradas en el crimen, como Estados Unidos y el Reino Unido? ¿Hay datos que se filtraron a los servicios de inteligencia israelíes y estadounidenses para infiltrarse en Hizbullah y la Resistencia? ¿Qué pasa después de este crimen? ¿Qué nos espera a corto plazo en lo militar y en el largo plazo en lo político?
La guerra psicológica en el frente interno
La guerra psicológica dio un giro más peligroso el 23 de septiembre de 2024, cuando el ejército israelí comenzó a implementar la decisión del gobierno de intensificar y expandir la agresión. Los violentos, repetidos y acelerados bombardeos aéreos, y los operativos de seguridad y asesinatos, llevaron a provocar y extender un estado de pánico en el pueblo y donde están presentes Hizbullah y la Resistencia —su entorno social y la base leal—, e incluso un estado de histeria, con el inicio de las primeras horas de la tarde y la noche.
Desde ese día, la agresión israelí ha intimidado y aterrorizado a la gente. "Israel" quería una guerra psicológica, junto con una guerra mediática, para debilitar la moral del pueblo en general, y de los sureños y de la Bekaa en particular. Al golpear la moral de la gente, "Israel" estaba apostando al colapso del frente interno en general, y al colapso del frente moral en particular, de manera profunda y generalizada, aunque en diversos grados. La guerra psicológica entró en vigor en los primeros días y alcanzó su punto máximo los días 27 y 28 de septiembre de 2024, con el martirio de Sayyed Hassan Nasrallah, cuando el frente moral interno tocó el umbral del colapso.
Con el inicio de la agresión, el enemigo sionista pretendía atacar primero a los dirigentes, de modo que no pudieran recuperar el aliento o el equilibrio, y perdieran la iniciativa y la capacidad de mando y control. En segundo lugar, el enemigo sionista apuntó deliberadamente a las capacidades militares de sus alas, es decir, las capacidades humanas y materiales, en un intento de socavar las capacidades logísticas y de combate. En tercer lugar, el enemigo sionista atacó deliberadamente a civiles e instalaciones civiles, y hasta ahora continúa golpeando el frente interno, el entorno social y la base popular.
La respuesta iraní a la agresión israelí y sus consecuencias
La intervención iraní se produjo el 1 de octubre de 2024 y tomó la forma de un ataque con misiles, en respuesta al asesinato del mártir Sayyed Nasrallah y al del jefe del buró político de Hamas, Ismail Haniyeh, De hecho, la retrasó para dar a los estadounidenses y europeos suficiente oportunidad y tiempo para persuadir u obligar a los israelíes a detener la agresión y aceptar un alto al fuego.
Irán lanzó una gran cantidad de misiles hipersónicos contra objetivos militares. Más de 200. La operación se denominó Su Promesa es Veraz II, en referencia a la operación Su Promesa es Veraz, cuando el 13 de abril de este año respondió a “Israel” con misiles y drones por al ataque al consulado iraní en Siria. El Cuerpo de la Guardia de la Revolución Islámica adoptó la segunda operación, tal como adoptó la primera, bajo la supervisión del Líder Supremo, Su Eminencia Sayyed Ali Khamenei, y bajo su dirección.
Al evaluar la respuesta iraní, sus misiles provocaron la destrucción total o parcial de varios objetivos militares en “Israel”, incluidas varias bases militares y aviones de combate. La respuesta iraní fue contundente y rotunda, en un espectáculo histórico de la caída de misiles sobre “Israel”, que constituyó un hito en el transcurso de la ronda del conflicto y su historia.
En cuanto a anticipar las consecuencias de la respuesta iraní, ya está establecido y es conocido por los observadores, seguidores y preocupados, que “Israel” tiene la intención de responder, en connivencia con Estados Unidos, que no lo abandona y permanece a su lado en el pensamiento. planeando el paso.
Por otro lado, se ha establecido y es ampliamente conocido que Irán tiene la intención de replicar con toda su fuerza. ¿Cuáles son las posibilidades, objetivos y formas de esa respuesta israelí? ¿Cuáles son las posibilidades, objetivos y formas de la respuesta iraní después? ¿Cuáles son las posibilidades de escalada y guerra, y las de calma y acuerdo?
El crimen remezcló las cartas, rompió las reglas de la confrontación e hizo estallar las reglas del juego. Después del asesinato del líder de Hizbullah, las consecuencias no serán las mismas que antes. Es una estación pivote entre dos etapas. Este crimen tendrá profundas repercusiones.