¿Cuál es la estrategia israelí en Gaza?
Robert Inlakesh sostiene que "Israel", con el respaldo de Estados Unidos, utiliza el alto al fuego para impulsar una estrategia a largo plazo en Gaza.
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¿Cuál es la estrategia israelí en Gaza?
Para comprender la agenda israelo-estadounidense que subyace al llamado “plan de paz” presentado por el presidente estadounidense Donald Trump, es importante examinar los objetivos del régimen sionista y evaluar cómo podrían concretarse. Este análisis ayuda a vislumbrar el futuro y la viabilidad del frágil alto el fuego.
El 19 de octubre, el alto al fuego en Gaza pareció romperse después de que el régimen sionista lanzara más de 100 ataques aéreos, arrojando al menos 153 toneladas de explosivos sobre el enclave costero asediado y causando la muerte de unos 44 civiles. Incluso medios israelíes informaron que el alto al fuego se había roto y que la guerra se había reanudado, antes de que la situación se calmara al día siguiente.
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Inicialmente, el gobierno israelí afirmó que dos de sus soldados habían muerto a manos de combatientes palestinos en una emboscada con lanzacohetes y armas automáticas, y aseguraron que sus ataques posteriores fueron simplemente una respuesta a este incidente, en el que Hamas negó categóricamente cualquier implicación.
Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que periodistas estadounidenses, palestinos e incluso israelíes comenzaran a revelar la verdad. En realidad, mientras soldados israelíes, junto con colonos contratados para trabajos de demolición, violaban el alto al fuego, y destruían infraestructura palestina, accidentalmente pasaron por encima de un artefacto explosivo sin detonar. La coherencia de los informes de múltiples fuentes dio credibilidad a esta versión, pero el ejército sionista impuso rápidamente la prohibición de publicar información sobre el incidente, antes de admitir parcialmente lo que realmente había ocurrido.
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Esto significaba que los israelíes, en esencia, mataron a sus propios soldados al violar el alto al fuego y enviar a sus fuerzas a destruir infraestructura dentro de lo que, en la práctica, era un campo minado activo, y culparon luego a los palestinos como pretexto para matar a más civiles. Hasta ese momento, los israelíes ya habían cometido al menos 80 violaciones del alto el fuego y asesinado a más de 100 personas inocentes.
Desde el primer día del alto al fuego, los israelíes adoptaron la estrategia de externalizar las operaciones de combate en el frente de Gaza a tres milicias vinculadas al Daesh, cada una estacionada en diferentes zonas tras la Línea Amarilla impuesta por "Israel", en lugar de enfrentarse directamente a Hamas. El régimen sionista comenzó a utilizar estas fuerzas para llevar a cabo asesinatos y emboscadas contra figuras prominentes y miembros del aparato de seguridad de Gaza.
La estrategia israelí, respaldada por Estados Unidos —según fuentes anónimas consultadas por Axios— , consiste en utilizar fondos de reconstrucción para edificar infraestructuras tras la Línea Amarilla, que abarca entre el 54 por ciento y el 58 por ciento del territorio de Gaza, donde la ocupación se niega a retirarse y colabora con sus aliados para controlar el enclave. Simultáneamente, buscan asfixiar a la población civil que vive en las zonas bajo la autoridad civil liderada por Hamas, ofreciéndoles la alternativa de vivir bajo la ocupación conjunta de Israel y sus aliados.
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Esta estrategia ya comenzó a desmoronarse, puesto que muchas de las familias que la entidad sionista intentó cooptar se unieron a la resistencia y rechazaron a los colaboradores. Mientras tanto, la resistencia palestina continúa persiguiendo a estos escuadrones de la muerte y los procesa por sus diversos crímenes, incluidos actos como asesinato y robo de ayuda humanitaria.
Al igual que otras estrategias similares propuestas por el régimen israelí y aprobadas por sus patrocinadores estadounidenses, es probable que esta fracase bajo presión y no tiene sentido lógico dadas las realidades sobre el terreno y el hecho de que los grupos sionistas afines no cuentan con apoyo popular.
Entonces, ¿qué trama la alianza entre Estados Unidos e "Israel"? Es muy sencillo: buscan alcanzar algunos de sus objetivos bajo el pretexto de un alto al fuego, que solo respetan parcialmente al permitir el ingreso de suministros de ayuda limitados y matar a menos personas que antes del supuesto “acuerdo de paz”.
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De igual modo, en el sur de Líbano, los israelíes idearon un plan tras la imposición del alto al fuego para tomar el control de más territorio del que lograron capturar durante la guerra, mientras cometían violaciones diarias cuidadosamente calibradas para evitar el retorno a una guerra total.
Si no logran sus objetivos mediante medidas militares limitadas y maniobras agresivas disfrazadas de diplomacia, recurrirán a la fuerza total, porque la “paz” no es una opción.
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Para comprender esta línea de pensamiento, primero hay que concluir que los israelíes llevaron a cabo sus políticas hasta este momento como un medio para desbaratar la resistencia regional en su contra, eliminando todas y cada una de las amenazas que se plantean a su gobierno.
Para el régimen sionista, existe la imperiosa necesidad de dar una “respuesta a la cuestión de Gaza”, una formulación que, a su juicio, equivale a la eliminación del pueblo de Gaza: una campaña de limpieza étnica y genocidio acompañada de la destrucción de toda la infraestructura del territorio. Este no es solo el objetivo del liderazgo israelí, sino un proyecto que implica a la sociedad israelí en su conjunto, un proyecto nacional de exterminio.
El 7 de octubre de 2023 representó un duro golpe para el proyecto sionista, que derrumbó la ilusión de su superioridad militar y sacudió los cimientos de su ideología. Por ello, desde entonces ha impulsado un proyecto para dar una lección a sus adversarios y destruir la capacidad de los actores regionales para resistir. Gaza es una declaración: si se alzan contra nosotros, los pulverizaremos.
En cierta medida, esta estrategia ha logrado hasta ahora disuadir a la población árabe de alzarse en armas. Inmediatamente después del 7 de octubre, jordanos y egipcios, por ejemplo, comenzaron a participar en manifestaciones masivas, intentaron cruzar la frontera y se enfrentaron a las fuerzas del régimen.
Sin embargo, las escenas diarias de devastación en Gaza, junto con la propaganda difundida por los regímenes árabes, quebrantaron su orgullo, su determinación y su voluntad de seguir resistiendo, al menos por el momento.
La resistencia regional, sin embargo, permaneció inquebrantable, razón por la cual la alianza entre Estados Unidos e "Israel" ahora busca destruirla, o al menos debilitarla tanto que ya no represente una amenaza significativa.
Si los israelíes sufren otra derrota militar al estilo del 7 de octubre que incluya la penetración de sus líneas defensivas, esto representará un golpe decisivo, incluso mortal, para el proyecto, y el régimen sionista es muy consciente de ello.
Lo ocurrido el 7 de octubre transformó irrevocablemente el régimen y desencadenó una serie de cambios irreversibles. Los altos dirigentes sionistas ven ahora los acontecimientos actuales en términos de una cruda disyuntiva: o el renacimiento de «Israel» o su desaparición gradual. Si se logra lo primero, el régimen aseguraría el control de facto sobre la región y resolvería sus problemas de seguridad; si no consigue eliminar Gaza, doblegar la resistencia libanesa y debilitar suficientemente a Irán, estará a un paso de una derrota aplastante.
Para el régimen sionista, este es un momento histórico para exterminar a toda la resistencia, eliminar Gaza por completo e imponer un dominio absoluto sobre la región. Si bien hasta ahora no ha logrado estos objetivos, percibe cualquier fracaso en conseguir una derrota total como una amenaza existencial para su propia supervivencia. Por lo tanto, si "Israel" no logra durante el alto al fuego lo que se propuso, es probable que retome esos objetivos mediante una nueva ofensiva militar, siendo Líbano e Irán los principales frentes de batalla en el futuro.
Robert Inlakesh
Al Mayadeen Español