Por qué la estrategia arancelaria de Trump se volverá en su contra
Las políticas arancelarias de Trump corren el riesgo de generar una reacción económica negativa, represalias globales y dañar los intereses estadounidenses.
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Por qué la estrategia arancelaria de Trump se volverá en su contra
El presidente estadounidense, Donald Trump, cree que su país tiene una “influencia” indefinida sobre naciones clave y comunica esa sensación mediante aranceles altamente politizados.
Mientras se imponen sanciones a China, Canadá y México, la Unión Europea (UE) también está en la mira. Sin embargo, la realidad es muy diferente: estas drásticas medidas económicas prepararán el terreno para medidas de represalia que causarán más daño a la economía estadounidense de lo que esta administración está dispuesta a admitir.
Empecemos por China. Es la segunda economía más grande del mundo, y aumentar los aranceles en un 10 por ciento pone una presión significativa sobre la propia audiencia interna de Washington. Los aranceles han alimentado la especulación de que Trump podría complicar los esfuerzos internos para abordar la inflación.
Además, el Estados Unidos de Trump no será inmune a las posibles contramedidas de China, que podrían afectar a los productos básicos de la nación norteña, como el carbón, el petróleo crudo y el gas natural licuado (GNL).
Washington también se enfrenta a una mayor pérdida de credibilidad internacional en la Organización Mundial del Comercio (OMC). Basta con mirar la queja del gigante asiático ante el organismo comercial por los esfuerzos de la Casa Blanca para discriminar a los productos de un solo origen nacional: China. Estados Unidos, que ha hecho un esfuerzo por eludir las normas y regulaciones comerciales para intensificar su política comercial, debería enfrentarse a los mismos mecanismos que está tan dispuesto a socavar.
Atacar a la Unión Europea (UE) también es perjudicial para los intereses estadounidenses. Están considerando la posibilidad de que su sector de servicios se vea arrastrado a una amplia guerra comercial, porque Bruselas tiene en la mira a los gigantes de Silicon Valley. Atacar a las "grandes tecnológicas" estadounidenses significa algo más que una simple represalia: podría garantizar que el elemento vital de la innovación tecnológica estadounidense no sea inmune a la guerra comercial, lo que invitaría a la fricción entre la administración de línea dura del magnate presidente y la élite corporativa de su país. Si bien la administración Trump promociona estas amenazas arancelarias como un intento de proteger los intereses nacionale, los ataques de la UE a los gigantes tecnológicos confirmarían que sus intereses están prácticamente protegidos.
El verdadero dolor podría aparecer cuando Washington se enfrente al amplio arsenal de medidas específicas a disposición de la UE. Por ejemplo, el instrumento anticoerción de la UE, más conocido como ACI, podría poner un freno total a la inversión extranjera directa y permitir al bloque prohibir el acceso al mercado a determinados sectores de servicios.
La ironía de este juego de guerra arancelaria desacertado es imposible de pasar por alto: parte de los gravámenes de Trump tienen como objetivo evitar la acción de la UE contra las empresas tecnológicas estadounidenses, pero podrían acabar alimentando una acción aún más estricta. Al dejar de lado la protección de los derechos de propiedad intelectual para apretar el nudo en torno a las aspiraciones comerciales de las grandes tecnológicas, una guerra comercial ejecutada con la UE podría poner en peligro el romance latente de la administración Trump con los gigantes del silicio.
"Todas las opciones están sobre la mesa", dijo recientemente un funcionario europeo informado al Financial Times. También dejó claro que el ACI era la medida de represalia más estricta posible de la UE dentro del ámbito del derecho internacional.
Preguntémonos, entonces, si todo esto tiene ecos de una historia de éxito de “Estados Unidos primero”, una historia que utiliza aranceles para dominar el mundo y que no tiene efectos secundarios. Apenas.